Pregunta: ¿Cómo podemos evitar que nuestros jóvenes pierdan la fe?
Respuesta:
Esta pregunta destaca una tendencia desafortunada. Como han revelado numerosos libros y estudios recientes, un gran número de jóvenes de hoy se están desencantando con la iglesia. Como resultado, están abandonando la iglesia por completo o explorando otras vías para satisfacer sus apetitos espirituales. Contrariamente a lo que algunos podrían creer, más jóvenes abandonan la iglesia durante sus años de secundaria que durante sus años universitarios. Más del 60 por ciento de los jóvenes adultos que asistieron a la iglesia en su adolescencia se desvincularán espiritualmente en algún momento de sus veintes (The Barna Group).
Aunque las razones detrás de este éxodo juvenil son muchas y variadas, la respuesta a esta epidemia es realmente bastante simple. Nuestros niños necesitan entender completamente que sólo la Escritura puede dar vida y traer santificación a un alma pecadora, y sólo la Escritura puede equiparnos para discernir la verdad del error. Sin embargo, como señaló acertadamente el apóstol Pablo, ¿cómo pueden creer si no han oído? (Romanos 10:14). En un mundo en el que hay una creciente oleada de hostilidad hacia el cristianismo, necesitamos enseñar a nuestros hijos la Palabra de Dios y cómo defenderla (1 Pedro 3:15). Hay tres lugares donde nuestros niños finalmente aprenden y desarrollan su cosmovisión y sistema de creencias: la escuela, la iglesia y el hogar.
A partir de los cinco años, los niños pasarán la mayor parte de dos décadas educándose. Los sistemas de escuelas públicas, junto con los colegios y universidades, continúan adoctrinando a los niños con las creencias religiosas de los humanistas. Hace medio siglo, la Corte Suprema de los Estados Unidos reconoció al humanismo como una religión. Entonces, cuando la Biblia y la oración fueron expulsadas de las escuelas públicas, no se deshacieron de la religión. Simplemente reemplazaron la cosmovisión cristiana con una ateísta. Como resultado, prácticamente todo lo que un niño aprende en la escuela sobre ciencia e historia no tiene nada que ver con Dios. Todo se explica sin ninguna referencia a nuestro Creador. Por otro lado, mientras los niños están en la escuela se les enseña y se espera que toleren todas las creencias, puntos de vista y diferentes preferencias de comportamiento. Un letrero en una universidad simboliza esta tolerancia esperada: "Está bien que pienses que tienes razón. NO está bien que pienses que alguien más está equivocado". No debería sorprender entonces, que más del 70 por ciento de los jóvenes menores de 25 años piensan que todas las creencias son igualmente válidas.
Veamos la iglesia, ya que seguramente es un lugar donde la verdad de la Palabra de Dios debe ser defendida vigorosamente. Desafortunadamente, sin embargo, cada vez más iglesias se están desviando de la verdad bíblica. El apóstol Pablo nos advirtió que esto sucedería (2 Timoteo 4:3). Hablando sobre la disminución de la adhesión de la iglesia a las duras verdades de la Palabra de Dios, Charles Spurgeon tuvo esto que decir: "Vendrá otra generación, y otra, y todas estas generaciones serán manchadas y heridas si no somos fieles a Dios y a su verdad hoy. ... ¿Cómo se salvará el mundo si la iglesia es falsa con su Señor?" Un teólogo comentó acertadamente en respuesta: "Los que amamos al Señor y a Su iglesia no debemos sentarnos mientras la iglesia gana impulso en la pendiente decadente del mundanismo y el compromiso. Hombres y mujeres antes que nosotros han pagado con su sangre para entregarnos la fe intacta. Ahora, nos toca a nosotros defender la verdad. Es una tarea que requiere coraje, no compromiso. Y es una responsabilidad que exige una devoción inquebrantable a un propósito muy estrecho".
Entonces, el desarrollo de una base cristiana debe comenzar en casa con los padres. Sin embargo, la verdad es que para cuando el niño promedio se va a la universidad a los 18 años, nunca habrá leído toda la Biblia (que se puede leer de principio a fin en unas 80 horas), y muchos nunca habrán abierto una Biblia. Pero habrán visto aproximadamente 21,000 - 30,000 horas de televisión, lo que definitivamente habrá jugado un papel significativo en el desarrollo de su cosmovisión.
La Biblia nos dice que los hijos son un regalo de Dios (Salmo 127:3). A pesar de que somos sus administradores durante un tiempo relativamente corto, nuestra influencia parental en sus vidas es significativa, por decir lo menos, y es nuestra responsabilidad transmitirles nuestra fe y valores. En el Antiguo Testamento, Moisés enfatizó a su pueblo la importancia de enseñar a los niños sobre el SEÑOR y sus mandamientos, decretos y leyes: "Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes, y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas" (Deuteronomio 11:19-20). Y en el Nuevo Testamento, se enseña a los padres a criar a sus hijos en la "disciplina y amonestación del Señor" (Efesios 6:4), ya que toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñar, entrenar y corregir (2 Timoteo 3:16). Los padres necesitan inculcar en sus hijos una cosmovisión cristiana para que entiendan que el único camino a Dios es a través de Jesucristo (Juan 14:6). Esto requiere estudiar la Biblia y mucho trabajo. Para que nuestros hijos puedan defender la Palabra de Dios (1 Pedro 3:15), necesitan conocerla bien. La importancia de enseñar a nuestros hijos la verdad de las Escrituras a una temprana edad se pone en perspectiva con esta alarmante estadística de Barna: solo alrededor del 6% de las personas que no son cristianas a los 18 años se convertirán en cristianas más tarde en la vida. Esa aterradora idea debería resonar profundamente en el corazón de los padres que aspiran a que sus hijos alcancen la vida eterna que Jesucristo murió para darnos.
Jesucristo dijo: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca” (Mateo 7:24-25). Está claro que las fuerzas de nuestro mundo cada vez más secular traerán torrentes de "lluvia" y "viento" a la vida de nuestros hijos para apartar sus oídos de la verdad. Los cristianos no se sorprenden por esto, ya que la Biblia nos dice que esto va a suceder en mayor medida a medida que nos acercamos al regreso de Cristo. El sabio Salomón nos enseñó a entrenar a nuestros hijos en el camino que deben tomar y cuando sean viejos no se apartarán de él (Proverbios 22:6). En resumen, es imperativo que construyamos un paradigma cristiano en el corazón de nuestros hijos a una temprana edad.