Pregunta: ¿Qué tenían de malo los pilares sagrados que construyeron los israelitas (2 Reyes 17:10)?
Respuesta:
Dios le da a Su pueblo instrucciones sobre cómo relacionarse con Él. Como Él ha creado a las personas, conoce mejor que nadie Su diseño sobre cómo lo conocemos, cómo lo debemos servir y cómo lo debemos adorar. En 2 Reyes 17 encontramos un relato de la caída del reino del norte de Israel. Allí se pone de manifiesto por qué cayó la nación y qué había de malo en los pilares sagrados que construyeron los israelitas (2 Reyes 17:10).
Aproximadamente en el año 721 a.C., Israel fue derrotado y llevado al exilio por el reino de Asiria (2 Reyes 17:6). El escritor explica por qué sucedió esto en 2 Reyes 17:7-18. Israel había pecado contra Dios y se había vuelto hacia otros dioses (2 Reyes 17:7). El pueblo empezó a seguir las costumbres de otras naciones en vez de las que Dios había establecido para ellos (2 Reyes 17:8). También pecaron en oculto contra Dios. Parece que incluso intentaban aparentar que seguían a Dios (2 Reyes 17:9). Los israelitas habían abandonado lo que Dios había diseñado para ellos. Construyeron sus propios lugares altos en todas sus ciudades para adorar a otros dioses (2 Reyes 17:9). Esto significa que hicieron de la adoración de dioses falsos una parte central de la vida urbana en todas sus ciudades. También construyeron pilares sagrados e ídolos, entre ellos postes de Asera, que eran símbolos del culto a una deidad femenina cananea(2 Reyes 17:10). Los pilares sagrados que construyeron los israelitas formaban parte de la adopción por parte de Israel de las prácticas de otras naciones para adorar a sus dioses falsos. El pueblo de Israel quemaba incienso en esos lugares a los dioses de las diversas naciones de Canaán (2 Reyes 17:11).
Siglos antes, Dios había liberado al pueblo de Israel de aquellas naciones que vivían en la tierra de Canaán y había entregado la tierra a Israel. Dios les había ordenado que no adoraran a los dioses que aquellos pueblos habían adorado. En lugar de ello, debían ser santos, apartados. Debían ser diferentes, mostrando al mundo quién era realmente el único Dios verdadero. Parte de las claras instrucciones de Dios era la prohibición de erigir pilares sagrados a dioses falsos: "Jamás pondrás un poste de madera dedicado a la diosa Asera al lado del altar que edifiques para el Señor tu Dios. Y nunca edifiques columnas sagradas para rendir culto, porque el Señor tu Dios las odia" (Deuteronomio 16:21-22, NTV).
En lugar de ser fieles a la tarea de la santidad, el pueblo de Israel quiso ser como las demás naciones de su entorno, por lo que dejaron de amar y adorar a Dios, y no obedecieron lo que Él les había ordenado. Prefirieron adoptar las costumbres y los sistemas de culto de otros pueblos. Incluso construyeron pilares sagrados como los que se utilizaban en el culto a esos dioses falsos. Por supuesto, no había nada malo en construir pilares, pero estos pilares sagrados ubicaban y sostenían lugares de culto de dioses falsos. Dios había ordenado al pueblo que se acercara a Él de una determinada manera y en un lugar concreto: Jerusalén. Era en el templo de Jerusalén donde Dios interactuaría con el pueblo. Sin embargo, el pueblo rechazó el diseño de Dios y buscó otras expresiones de espiritualidad a su manera.
Los pilares sagrados que construyeron los israelitas son un ejemplo de advertencia para la gente en la actualidad. Como Dios es el Creador soberano, ha determinado y diseñado cómo conocerlo y cómo adorarlo. Sería insensato por nuestra parte decirle cómo le vamos a adorar (o no). La nación de Israel tuvo que aprender esa lección por las malas y, aun en su fracaso, vemos que Dios fue paciente con el pueblo (2 Reyes 17:13). Tuvo un increíble nivel de misericordia con ellos a pesar de que lo rechazaban continuamente. Al final, tuvieron que pagar el precio de su rebelión. Haríamos bien en aprender de ese ejemplo y recordar que Dios presta atención a los "pilares sagrados" que construimos en nuestras propias vidas.