Respuesta:
La Biblia enseña que el Padre envió al Hijo al mundo (Juan 5:37; 6:44, 57; 8:16, 18; 12:49; 20:21; Gálatas 4:4; 1 Juan 4:14). En otras palabras, Dios envió a Jesús. La Biblia también nos dice por qué Dios envió a Jesús al mundo — razones que redundan en Su gloria y nuestro beneficio eterno. Veremos cuatro de las razones por las que Dios envió a Jesús:
Por qué Dios envió a Jesús: Para revelar al Padre
En la creación, aprendemos algunas cosas sobre el Creador, como "su eterno poder y deidad" (Romanos 1:20). ¿Pero cómo es realmente Dios? ¿Es posible conocerlo personalmente?
En el Antiguo Testamento, Dios comenzó a revelarse a sí mismo como el Creador, Legislador, Juez, y Redentor de Su pueblo. Y luego vino Jesús (Hebreos 1:1-2). Jesús reveló a Dios de una manera que realmente capturó nuestra atención.
Sin Jesús, no seríamos capaces de ver a Dios. “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” (Juan 1:18). Jesús es, de hecho, "el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia" (Hebreos 1:3). Es decir, si has visto a Jesús, has visto al Padre (Juan 14:9).
Sin Jesús, dudaríamos del amor de Dios. Pero en las obras que realizó y la muerte que murió, Jesús reveló el amor de Dios (Lucas 7:12-13; Romanos 5:8). Sin Jesús, cuestionaríamos la bondad y cuidado de Dios. Pero Jesús reveló el conocimiento que Dios tiene de nuestras necesidades y Su deseo de satisfacerlas (Mateo 6:8). Sin Jesús, podríamos considerar a Dios injusto. Pero en sus interacciones con personas de todos los orígenes, Jesús reveló la imparcialidad de Dios.
Sin Jesús, seríamos eternamente huérfanos. Pero Jesús nos mostró que podemos acercarnos a Dios como un niño se acerca a su padre (ver Mateo 6:9). Hay una relación que no se basa sólo en la creación, la ley o el juicio; hay una relación familiar (ver Mateo 12:49-50). Como escribió J. I. Packer, "Si quieres juzgar cuánto entiende una persona del cristianismo, averigua cuánto considera la idea de ser hijo de Dios, y tener a Dios como su Padre ... Todo lo que Cristo enseñó ... se resume en el conocimiento de la paternidad de Dios. Padre es el nombre cristiano de Dios" (Knowing God, InterVarsity Press, 1973, p. 201).
Jesús habló las palabras de Dios, pensó los pensamientos de Dios, sintió y expresó las emociones de Dios, e hizo las obras de Dios. Dios envió a Jesús al mundo para revelarnos al Padre.
Por qué Dios envió a Jesús: Para acabar con el pecado
Hebreos 9:26 dice: "De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado".
Los sacrificios del antiguo sistema levítico eran insuficientes para quitar el pecado. Pero Jesús ofreció el sacrificio perfecto, una vez por todas. Con el derramamiento de Su sangre en la cruz, nunca más los animales necesitarían morir como nuestros sustitutos. Cuando Dios envió a Jesús al mundo, el Hijo de Dios asumió la carne humana y proporcionó un mejor sacrificio por el pecado y una mejor alianza con el pueblo de Dios.
Dios envió a Jesús no para negar el hecho del pecado o ayudarnos a olvidar nuestro pecado. Negaciones y encubrimientos no eran su propósito. Dios quería acabar con el pecado de una vez por todas. En Cristo, Dios perdonó el pecado y nos liberó de su penalidad. A través de la fe en el Hijo, tenemos plena liberación de la culpa. No sólo eso, sino que tenemos liberación de la dominación del pecado en sí mismo, verdadera salvación, y verdadera paz con Dios. “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”. (Romanos 8:1).
Nuestras acciones religiosas no pueden eliminar el pecado. Tampoco pueden la tristeza, la autonegación, o la vida santa. Ni siquiera nuestra muerte puede librarnos del pecado. El pecado es una mancha en nuestra alma, una mancha en el tejido de nuestro ser que sólo puede ser lavada por el sacrificio de Cristo en la cruz. Sólo Jesús puede eliminar nuestro pecado (1 Pedro 2:24). Es uma de las razones por las cuales Dios lo envió.
Por qué Dios envió a Jesús: Para destruir las obras del diablo
Otra razón bíblica por la que Dios envió a Jesús al mundo se explica en 1 Juan 3:8: "Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo". Fue una misión divina, ejecutada con la precisión de un golpe militar bien planificado. Hace dos mil años, el Hijo de Dios aterrizó en un territorio extranjero, detrás de las líneas enemigas, con una misión para demoler algo, y triunfó en su objetivo. Destruyó todo lo que el diablo había estado haciendo.
El diablo ha estado trabajando para construir un reino para sí mismo, y Jesús vino a disolver el marco, convirtiendo todo lo que Satanás alguna vez hizo en un desperdicio inútil de tiempo. El diablo había hecho su castillo de arena, y Jesús era la marea.
Las obras del diablo que Jesús destruyó incluyen el engaño (Jesús es la Verdad); el pecado (Jesús es nuestra Justicia); y muerte (Jesús es la Resurrección y la Vida). Jesús logró su destrucción de la obra de Satanás por su santidad (Mateo 4:1-11; Juan 14:30), la excelencia de Su sacrificio (Juan 12:31; Colosenses 2:15; Hebreos 2:14-15; 1 Juan 2:2), y la acción de Su gracia (Efesios 2:1; Colosenses 3:4; Romanos 16:20).
El diablo tenía un plan para Lázaro, y no implicaba su resurrección de entre los muertos (Juan 11). El diablo tenía un plan para Saulo de Tarso, y no incluía que se convirtiera en un misionero para los gentiles (Hechos 9). El diablo tenía un plan para el carcelero de Filipos, y no incluía que viviera a través de la noche y fuera salvado y bautizado con toda su familia (Hechos 16). Los planes de Satanás se han desviado, y seguirán haciéndolo mientras la voluntad de Dios se cumpla en y a través de nosotros. En cuanto al futuro del diablo, eventualmente será enviado al lugar de tortura que tanto teme (Mateo 8:28-29; Apocalipsis 20:10).
Por qué Dios envió a Jesús: Para proporcionar un ejemplo de vida santa
En el contexto de sufrir por la justicia, Pedro nos dice que Cristo nos ha dejado "ejemplo, para que sigáis sus pisadas" (1 Pedro 2:21). Todos aquellos que siguen a Cristo deben comportarse tal y como Jesús se comportó (1 Juan 2:6). Debemos ser santos como Dios es santo (1 Pedro 1:16), y Jesús es nuestro ejemplo.
Jesús enfrentó la tentación, y lo hizo sin pecado (Lucas 4:1-13; Hebreos 4:15). Jesús vivió sin culpa, siendo santo en palabra (Juan 8:45-46) y santo en obra (1 Pedro 2:22; Hebreos 7:26). Jesús cultivó una vida de oración (Lucas 5:16), y dependió del poder del Espíritu Santo (Lucas 4:1, 14).
Dios envió a Jesús al mundo, y le alabamos por eso. Estamos eternamente agradecidos a nuestro Señor que, al final de Su ministerio, fue capaz de mirar al cielo y decir: "Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese." (Juan 17:4). Misión cumplida.