Pregunta: ¿Qué significa que "el postrer enemigo que será destruido es la muerte" (1 Corintios 15:26)?
Respuesta:
En su primera carta a los Corintios, Pablo hace énfasis en la futura resurrección de los creyentes de entre los muertos. Había algunos que negaban la realidad de la futura resurrección, y Pablo defiende la verdad ante los creyentes en Corinto que habían sido engañados por esa falsa enseñanza. Pablo explica que la resurrección de los creyentes en Cristo está asegurada porque Jesucristo mismo resucitó de entre los muertos (1 Corintios 15:13).
A continuación, Pablo espera la segunda venida de Cristo, cuando regrese con los santos resucitados y en ese momento destruya "todo dominio, toda autoridad y potencia. Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte" (1 Corintios 15:24–26).
Los enemigos de Dios que serán destruidos incluyen a Satanás, quien con su engaño y mentiras arruinó a Adán y Eva y a toda la humanidad después de ellos. Todos los seres humanos heredan la naturaleza pecaminosa de Adán (Romanos 5:12), y todos deben vivir en esclavitud al pecado a menos que Cristo los libere de su estado pecaminoso. Satanás destruyó la inocencia de Adán y Eva cuando los tentó a rebelarse contra Dios. Pero Jesús, quien redimió a los elegidos, tendrá la victoria final sobre Satanás y sus demonios cuando sean destruidos para siempre (Apocalipsis 20:1–10).
Otro enemigo que debe ser destruido es el pecado, del que todos los seres humanos son culpables. En la cruz, Jesús salvó a Su pueblo del castigo y del poder del pecado. Los creyentes ya no tienen que temer la ira de Dios contra su pecado, porque Jesús recibió el castigo que los pecadores merecen. Él también liberó a los creyentes del poder del pecado, concediéndonos la capacidad de resistir al pecado a través del poder del Espíritu Santo que habita en nosotros y cuyo poder es mayor que el del pecado. Un día, el pecado será completamente destruido, y los creyentes ya no vivirán en presencia del pecado. El apóstol Juan describe la Nueva Jerusalén, que descenderá del cielo y estará completamente libre de pecado: "No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero" (Apocalipsis 21:27).
Primera Corintios 15:26 dice que el último enemigo en ser destruido es la muerte. La muerte será lo último de todo, porque es "la paga del pecado" (Romanos 6:23) y debe seguir existiendo hasta que el pecado llegue a su fin. La muerte fue el último de los enemigos en llegar, y será el último en ser destruido. ¿Cómo sucederá esto? Aquellos que están en Cristo serán resucitados a la vida eterna en la presencia de Dios y ya no morirán más. Incluso los incrédulos vivirán eternamente en el lago de fuego, y ya no habrá más muerte física para ellos (Marcos 9:48). La muerte física es el último enemigo que será destruido, tanto para los justos como para los malvados.
La derrota de la muerte por el Dios de la vida demuestra la doctrina de la resurrección de los muertos. La muerte solo se puede destruir por la resurrección tanto de los malvados como de los justos, que no morirán más. Si no hay resurrección, entonces la muerte seguirá reinando y las personas estarán sujetas a ella. El hecho de que la muerte será destruida nos asegura la resurrección. "Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria" (1 Corintios 15:54; cf. Isaías 25:8).
