Pregunta: ¿Cuál es la solución bíblica al problema del mal?
Respuesta:
En términos generales, el "problema del mal" es la aparente contradicción entre un Dios omnipotente y todo amor y la experiencia humana de sufrimiento y maldad en el mundo. Los críticos afirman que la existencia del mal es una prueba de que el Dios omnipotente y omnibenevolente de la Biblia no puede existir. Como "a la gente buena le pasan cosas malas", dicen los críticos, Dios o no existe o es menos bueno o menos poderoso de lo que sugieren las Escrituras.
A pesar de lo que piensan algunos críticos, el llamado "problema del mal" no es algo que la Biblia deje sin abordar. Las Escrituras no solo se refieren al problema del mal, sino que ofrecen varias soluciones al mismo. Si nos fijamos en el honesto cuestionamiento bíblico del mal, la respuesta de Dios al mal y la solución bíblica al mal, uno puede abordar este problema utilizando casi nada más que la Palabra de Dios. Por supuesto, esta cuestión también está relacionada con la teología y la filosofía. Hay múltiples maneras de llegar a posibles soluciones, y ninguna es totalmente completa por sí sola.
Según la Biblia, la experiencia del mal es algo que Dios comprende y reconoce. La voluntad de Dios de concedernos la libertad de tomar nuestras propias decisiones también permite la posibilidad del mal moral. El mal moral conduce al mal físico. Aun así, Dios siempre ha actuado para suavizar los golpes que el mal y el sufrimiento descargan sobre la humanidad. También ha proporcionado el único medio para reparar todos los males. Un día, el plan de Dios para derrotar y destruir el mal estará totalmente completo.
La Escritura reconoce el "problema del mal"
Muchos de los 66 libros individuales de la Biblia expresan abiertamente lo que hoy llamaríamos el "problema del mal". En algunos casos, estas expresiones no son sino una acusación directa contra Dios, en respuesta al sufrimiento que los escritores habían visto o experimentado.
Todo el libro de Job, por ejemplo, es un debate sobre las razones por las que la humanidad experimenta sufrimiento, incluso cuando no parece que lo merezcamos. Además, las Escrituras ofrecen muchos otros pasajes notables que reflejan claramente el problema del mal:
Habacuc 1:2-4 (NBLA), "¿Hasta cuándo, oh Señor, pediré ayuda, y no escucharás? Clamo a Ti: "¡Violencia!". Sin embargo, Tú no salvas. ¿Por qué me haces ver la iniquidad, y me haces mirar la opresión? La destrucción y la violencia están delante de mí, hay rencilla y surge la discordia. Por eso no se cumple la ley y nunca prevalece la justicia. Porque el impío asedia al justo; por eso sale pervertida la justicia".
Eclesiastés 4:1-3 (NBLA), "Entonces yo me volví y observé todas las opresiones que se cometen bajo el sol: Y vi las lágrimas de los oprimidos, y no tenían quien los consolara; en mano de sus opresores estaba el poder, y no tenían quien los consolara. Así que felicité a los muertos, los que ya murieron, más que a los vivos, los que aún viven. Pero mejor que ambos está el que nunca ha existido, que nunca ha visto las malas obras que se cometen bajo el sol".
Salmo 10:1 (NBLA), "¿Por qué, oh Señor, te mantienes alejado, y te escondes en tiempos de tribulación?".
Salmo 22:1-2 (NBLA), "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación y de las palabras de mi clamor? Dios mío, de día clamo y no respondes; y de noche, pero no hay para mí reposo".
Salmo 83:1-2 (NBLA), "Oh Dios, no permanezcas en silencio; no calles, oh Dios, ni te quedes quieto. Porque Tus enemigos rugen, y los que te aborrecen se han enaltecido".
Juan 16:2-4 (NBLA), "Los expulsarán de las sinagogas; pero viene la hora cuando cualquiera que los mate pensará que así rinde un servicio a Dios. Y harán estas cosas porque no han conocido ni al Padre ni a Mí. Pero les he dicho estas cosas para que cuando llegue la[a] hora, se acuerden de que ya les había hablado de ellas. Y no les dije estas cosas al principio, porque Yo estaba con ustedes".
Romanos 8:36 (NBLA), "Tal como está escrito: "Por causa Tuya somos puestos a muerte todo el día; somos considerados como ovejas para el matadero"".
Apocalipsis 6:9-10 (NBLA), "Cuando el Cordero abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido muertos a causa de la palabra de Dios y del testimonio que habían mantenido. Clamaban a gran voz: "¿Hasta cuándo, oh Señor santo y verdadero, esperarás para juzgar y vengar nuestra sangre de los que moran en la tierra?"".
Estos pasajes muestran una conciencia personal y profunda de la realidad del mal. Las Escrituras no presentan el mal como una abstracción o una idea remota. Los seres humanos reales que registraron las palabras de la Biblia eran dolorosamente conscientes de la existencia del mal y del sufrimiento. Y estaban dispuestos a expresar sus sentimientos a Dios, especialmente cuando sentían que no actuaba de acuerdo con sus expectativas.
Sin embargo, estos mismos autores también reconocen y confían en la bondad de Dios para reparar estos errores algún día.
La Escritura enmarca el "problema del mal"
La Biblia deja claro que el mal no es algo que Dios haya querido ni creado. Más bien, el mal moral es una posibilidad necesaria. Si somos verdaderamente libres, entonces somos libres de elegir algo distinto a la voluntad de Dios, es decir, podemos elegir el mal moral. Las Escrituras señalan que desafiar la voluntad de Dios tiene consecuencias personales, comunitarias, físicas y espirituales.
Génesis 1:31 (NBLA), "Dios vio todo lo que había hecho; y era bueno en gran manera".
Génesis 2:16-17 (NBLA), "Y el Señor Dios ordenó al hombre: "De todo árbol del huerto podrás comer, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás"".
Génesis 3:17-19 (NBLA), "Entonces el Señor dijo a Adán: "Por cuanto has escuchado la voz de tu mujer y has comido del árbol del cual te ordené, diciendo: "No comerás de él", maldita será la tierra por tu causa; con trabajo comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás de las plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás"".
Proverbios 14:34 (NBLA), "La justicia engrandece a la nación, pero el pecado es afrenta para los pueblos".
Proverbios 19:3 (NBLA), "La insensatez del hombre pervierte su camino, y su corazón se irrita contra el Señor".
Mateo 5:3-11 (NBLA), "Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados. Bienaventurados los humildes[b], pues ellos heredarán la tierra. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados. . . .Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados serán cuando los insulten y persigan, y digan todo género de mal contra ustedes falsamente, por causa de Mí".
Juan 9:1-3 (NBLA), "Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y Sus discípulos le preguntaron: "Rabí, ¿quién pecó, este o sus padres, para que naciera ciego?". Jesús respondió: "Ni este pecó, ni sus padres; sino que está ciego para que las obras de Dios se manifiesten en él"".
Romanos 1:18-28 (NBLA), "Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que con injusticia restringen la verdad. Pero lo que se conoce acerca de Dios es evidente dentro de ellos, pues Dios se lo hizo evidente. Porque desde la creación del mundo, Sus atributos invisibles, Su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que ellos no tienen excusa. Pues aunque conocían a Dios, no lo honraron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido. . . .Y así como ellos no tuvieron a bien reconocer a Dios, Dios los entregó a una mente depravada, para que hicieran las cosas que no convienen".
Romanos 3:23 (NBLA), "por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios".
Romanos 5:12 (NBLA), "Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por medio de un hombre, y por medio del pecado la muerte, así también la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron".
Hebreos 2:2-3 (NBLA), "Porque si la palabra hablada por medio de ángeles resultó ser inmutable, y toda transgresión y desobediencia recibió una justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande?".
En conjunto, las Escrituras nos muestran que los males físicos -enfermedad, hambre, guerra y muerte- son el resultado del mal moral. Y el mal moral es algo de lo que todos los seres humanos somos responsables, a nivel personal y comunitario. A veces sufrimos a causa de nuestros propios pecados. Otras veces, sufrimos por los pecados de los demás. En algunas situaciones, sufrimos por simple causa-efecto. Y a veces sufrimos con un propósito especial, para llevar esperanza o ayuda -o una advertencia- a los demás (ver 2 Corintios 1:4).
La Biblia "enmarca" el problema del mal manteniéndolo en el contexto adecuado. El "mal" carece de sentido si no tenemos con qué compararlo. Para la comparación, tenemos la creación original de Dios, llamada "muy buena" (Génesis 1:31). Tenemos la norma de la bondad en Dios mismo. Y tenemos una explicación para las diversas causas del mal y el sufrimiento.
Del mismo modo, vemos que este mundo físico no es todo lo que hay. Tampoco es esta vida mortal para lo único que hemos sido hechos. Podemos experimentar luchas físicas como el "dolor" y la "persecución" (Mateo 5:4, 11) mientras miramos hacia un estado mayor y más permanente de ser "bienaventurados."
Por supuesto, enmarcar claramente qué es el mal y por qué lo experimentamos no es lo mismo que resolver el problema del mal. Sin embargo, incluso el encuadre del mal en el contexto de la teología cristiana demuestra que nuestra experiencia del mal y del sufrimiento no es incompatible con la existencia de Dios. A esta demostración se añade el hecho de que la Biblia va más allá de describir con precisión el mal para revelar la acción de Dios para remediarlo.
La Escritura se opone al "problema del mal"
La Escritura muestra que Dios no creó el mal y no lo promueve; más bien, describe las acciones de Dios para combatirlo. Dios limita el impacto del mal, nos advierte de los peligros del mal, actúa para detener la propagación del mal, nos da una vía de escape del mal, y finalmente vencerá al mal para siempre.
Génesis 3:21 (NBLA), "El Señor Dios hizo vestiduras de piel para Adán y su mujer, y los vistió".
Génesis 4:10-15 (NBLA), "Y el Señor le dijo: "¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a Mí desde la tierra. Ahora pues, maldito eres de la tierra, que ha abierto su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. Cuando cultives el suelo, no te dará más su vigor. Vagabundo y errante serás en la tierra". Y Caín dijo al Señor: "Mi castigo es demasiado grande para soportarlo. Hoy me has arrojado de la superficie de la tierra, y de Tu presencia me esconderé, y seré vagabundo y errante en la tierra. Y sucederá que cualquiera que me halle me matará". Entonces el Señor le dijo: "No será así, pues cualquiera que mate a Caín, siete veces sufrirá venganza"".
Génesis 6:5-8 (NBLA), "El Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su corazón era solo hacer siempre el mal Y al Señor le pesó haber hecho al hombre en la tierra, y sintió tristeza en Su corazón. Entonces el Señor dijo: "Borraré de la superficie de la tierra al hombre que he creado, desde el hombre hasta el ganado, los reptiles y las aves del cielo, porque me pesa haberlos hecho". Pero Noé halló gracia ante los ojos del Señor".
Génesis 7:1-4 (NBLA), "Entonces el Señor dijo a Noé: "Entra en el arca tú y todos los de tu casa; porque he visto que solo tú eres justo delante de Mí en esta generación. . . . Porque dentro de siete días Yo haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches, y borraré de la superficie de la tierra a todo ser viviente que he creado".
Deuteronomio 9:5 (NBLA), "No es por tu justicia ni por la rectitud de tu corazón que vas a poseer su tierra, sino que por la maldad de estas naciones el Señor tu Dios las expulsa de delante de ti, para confirmar el pacto que el Señor juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob".
Deuteronomio 30:15-18 (NBLA), "Mira, yo he puesto hoy delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal. Hoy te ordeno amar al Señor tu Dios, andar en Sus caminos y guardar Sus mandamientos, Sus estatutos y Sus decretos, para que vivas y te multipliques, a fin de que el Señor tu Dios te bendiga en la tierra que vas a entrar para poseerla. Pero si tu corazón se desvía y no escuchas, sino que te dejas arrastrar y te postras ante otros dioses y los sirves, Yo les declaro hoy que ciertamente perecerán. No prolongarán sus días en la tierra adonde tú vas, cruzando el Jordán para entrar en ella y poseerla".
Jonás 3:6-10 (NBLA), "Cuando llegó la noticia al rey de Nínive, se levantó de su trono, se despojó de su manto, se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza. Y mandó proclamar y anunciar en Nínive, por decreto del rey y de sus grandes: "Ni hombre ni animal, ni buey ni oveja prueben cosa alguna. No dejen que pasten o beban agua. Cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios con fuerza, y vuélvase cada uno de su mal camino y de la violencia que hay en sus manos. ¡Quién sabe! Quizá Dios se vuelva, se arrepienta y aparte el ardor de Su ira, y no perezcamos". Cuando Dios vio sus acciones, que se habían apartado de su mal camino, entonces Dios se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo".
Mateo 10:28, "Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno".
Mateo 23:37: "¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!".
1 Corintios 6:9-11, "¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios".
Colosenses 1:13, "el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo".
2 Tesalonicenses 2:7, "Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; solo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio".
2 Pedro 2:9, "sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio".
Apocalipsis 19:11 (NBLA), "Vi el cielo abierto, y apareció un caballo blanco. El que lo montaba se llama Fiel y Verdadero. Con justicia juzga y hace la guerra".
Apocalipsis 20:11-15 (NBLA), "Vi un gran trono blanco y a Aquel que estaba sentado en él. . . . También vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono, y los libros fueron abiertos. . . . los muertos fueron juzgados por lo que estaba escrito en los libros, según sus obras. . . . Y fueron juzgados, cada uno según sus obras. La Muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda: el lago de fuego. Y el que no se encontraba inscrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego".
Apocalipsis 21:1-5 (NBLA), "Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron. . . . Entonces oí una gran voz que decía desde el trono: "El tabernáculo de Dios está entre los hombres, y Él habitará entre ellos y ellos serán Su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos. Él enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado". El que está sentado en el trono dijo: "Yo hago nuevas todas las cosas". Y añadió: "Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas"".
La Biblia explica que Dios ha actuado para limitar el impacto del mal. Nos ha dado instrucciones claras para evitar el mal. También ha puesto poder espiritual a disposición de los que quieren liberarse del poder del mal. Y, desde el principio, Dios puso en marcha un plan para reparar todos los males y poner fin a nuestra experiencia del mal y el sufrimiento (ver Génesis 3:15).
La Escritura resuelve el "problema del mal"
La existencia del mal muchas veces se presenta como un enorme problema para quienes creen en Dios, sobre todo a causa de varias falsas dicotomías. Se supone que Dios debe rechazar todo mal, o Él mismo es el mal. Dios debe castigar inmediatamente a todos los malhechores y nunca molestar a los inocentes, o se supone que no es omnipotente. En realidad, estas suposiciones pasan por alto los medios reales con los que la Escritura resuelve el problema del mal.
Como hemos visto, la Biblia reconoce el mal, lo enmarca correctamente y muestra cómo Dios se opone a él. Pero lo más importante es que las Escrituras explican cómo la existencia del Dios cristiano derrota el problema del mal.
Mateo 16:21, "Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día".
Marcos 10:45, "Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos".
Lucas 22:19-20, "Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama".
Juan 14:6, "Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí".
Juan 19:16-18 (NBLA), "Así que entonces Pilato lo entregó a ellos para que fuera crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y Él salió cargando Su cruz al sitio llamado el Lugar de la Calavera, que en hebreo se dice Gólgota, donde lo crucificaron, y con Él a otros dos, uno a cada lado y Jesús en medio".
Juan 19:30, "Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu".
Juan 20:19-20, "Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros. Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor".
Juan 20:30-31, "Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre".
2 Corintios 5:1, "Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos".
Hebreos 4:15, "Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado".
1 Juan 3:1, "Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios".
Colosenses 1:21-22, "Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él".
En lugar de crearnos como robots amorales o condenar a la humanidad por nuestro pecado o condonar nuestro pecado dejándolo sin resolver, Dios eligió la única manera de resolver el problema. Nos creó con la libertad de elegir nuestras acciones, y luego nos extendió el perdón. El perdón es la respuesta cristiana al problema del mal.
El perdón es distinto de la condena: libera al condenado del castigo. El perdón también es distinto de la excusa del mal: reconoce que hay un mal que hay que reparar. La base de nuestro perdón, la cruz, es la intersección del carácter moral perfecto, el amor y la omnipotencia de Dios. Puesto que Él decidió cargar con nuestro castigo, todo sufrimiento y mal puede ser superado. Según la Biblia, el mal que experimentamos en esta vida ya ha sido derrotado, y todos tenemos acceso a esa victoria.
Juan 3:16-21, "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios".
Juan 16:33, "Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo".
Tomada en su conjunto, tal como se pretende, la Biblia describe el mal como algo que Dios permitió, pero nunca consintió, en aras de nuestro libre albedrío. A lo largo de la historia, Dios ha tomado medidas para limitar la influencia del mal. Y, lo que es más importante, Dios mismo asumió las consecuencias de nuestro pecado, para que toda persona pueda tener acceso al perdón y a la salvación. Como resultado, todo pecado, mal y sufrimiento terminarán algún día por completo. Más allá de los aspectos filosóficos o teológicos de este asunto, la Escritura en sí misma contribuye en gran medida a neutralizar el poder del "problema del mal".