Pregunta: "¿Qué edad tenía Adán cuando murió? ¿Cuánto tiempo vivió Adán?"
Respuesta:
Adán tenía 930 años cuando murió (Génesis 5:5), y sus hijos y nietos también vivieron mucho tiempo. Sin contar a Enoc, los diez patriarcas que nacieron antes del gran diluvio de la época de Noé vivieron en promedio unos 900 años. El hijo de Adán, Set, vivió 912 años (Génesis 5:9). Lamec, el padre de Noé, murió como el más joven a la edad de 777 años (Génesis 5:31); y Matusalén, el abuelo de Noé, fue el que vivió más tiempo. Murió a la edad de 969 años (Génesis 5:27). Si Adán hubiera vivido un siglo más, habría estado vivo cuando nació Noé.
Después del diluvio, el promedio de vida de los seres humanos comenzó a reducirse drásticamente. Los patriarcas posteriores al diluvio, desde el hijo de Noé, Sem (que murió a los 600 años), hasta Peleg (que murió a los 239 años), vivieron en promedio 435 años. En la época de Abraham, las personas vivían menos de 200 años. En los días de Moisés, a quien se le consideraba muy viejo cuando murió a los 120 años, la persona promedio vivía sólo hasta los 70 u 80 años: "Los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años" (Salmo 90:10).
¿Por qué Adán y las generaciones anteriores al diluvio vivieron tanto tiempo?
Adán y Eva fueron creados sin pecado. En este estado de perfección, estaban destinados a vivir para siempre en el paraíso terrenal. Después que el hombre cayó y se introdujo el pecado, la muerte comenzó a ejercer su influencia destructiva sobre toda la humanidad (Romanos 5:12). Sin embargo, con el proceso de degeneración apenas en las etapas iniciales, habría menos enfermedades y menos defectos genéticos que afectaran a la nueva raza. La corrupción y las enfermedades habrían tardado en extenderse y aumentar por toda la tierra. Estos factores por sí solos podrían explicar la prolongada duración de la vida antediluviana.
Aunque la Biblia no lo dice, tiene sentido que la longevidad al principio de la raza le permitiera a los humanos la oportunidad de acumular conocimientos y hacer otros avances culturales. Por otra parte, Dios les había ordenado a Adán y Eva que "fructificaran y se multiplicaran y llenaran la tierra" (Génesis 1:28). La longevidad parece haber sido la forma en que Dios puso en marcha el crecimiento de la civilización, ya que se habrían necesitado siglos de procreación para llenar la tierra con personas que vivieran apenas décadas.
A medida que el pecado seguía actuando a lo largo de las generaciones, los efectos acumulativos de la enfermedad y la muerte probablemente habrían ayudado a reducir la duración de la vida humana. Al mismo tiempo, la caída del hombre y la maldición subsiguiente habrían producido un empeoramiento progresivo de la tierra y de todas las criaturas que la habitan (Génesis 3:17-19).
Algunos estudiosos han sugerido que las modificaciones de la dieta y los cambios climáticos contribuyeron a la rápida reducción de los años del hombre después del diluvio. Una teoría, basada en Génesis 1:6-7, sostiene que antes del diluvio no había lluvia. Por el contrario, la tierra estaba cubierta por un dosel de agua que creaba condiciones de tipo invernadero y protegía a la gente de los dañinos rayos del sol. Una neblina o vapor diario se extendía sobre la tierra para regarla. Al limitar la radiación en la atmósfera, este dosel habría frenado el proceso de envejecimiento y las enfermedades. Después del diluvio catastrófico, que vació el dosel de agua (Génesis 7:11), la vida en la tierra estaba menos protegida, y el proceso degenerativo se aceleró. Aunque se trata de una teoría razonable, no hay pruebas bíblicas concretas que la respalden.
Además de la Biblia, hay un documento histórico que apoya la idea de que la mayoría de la gente antes del diluvio vivía hasta una edad tan o más avanzada que la de Adán al morir. La Lista de Reyes Sumerios es un texto no bíblico del sur de Mesopotamia que enumera los reyes sumerios y la duración de sus reinados antes y después de un gran diluvio. Así como los patriarcas anteriores al diluvio vivieron mucho tiempo, los reyes más antiguos tuvieron reinados extraordinariamente largos.