Respuesta:
Básicamente, el secularismo afirma que el hombre no necesita a Dios. Puede definirse como "un sistema de doctrinas y prácticas que desprecia o rechaza cualquier forma de fe y culto religiosos. Su objetivo primordial es la eliminación total de todos los elementos religiosos de la sociedad". El secularismo, también conocido como humanismo secular, enseña que no existen verdades objetivas o absolutas que definan el bien y el mal. En esencia, secularizar algo es convertirlo en mundano y no espiritual. Su intención es privar a algo de su carácter religioso, su influencia espiritual y su significado.
El secularismo impregna todas las facetas de nuestra sociedad: la educación, el gobierno, el sistema de justicia penal, los medios de comunicación, la industria del entretenimiento, etc. Los secularistas creen que el hombre es el parámetro de todas las cosas, que la moral está centrada en el hombre, no en Dios. Por lo tanto, nadie tiene derecho a distinguir el bien del mal, y la moralidad se determina mejor por lo que es bueno para la cultura actual. Los secularistas no creen que la humanidad pueda tener un conjunto de valores permanentes como los que enseña la Biblia. El secularismo defiende verbalmente la tolerancia y la diversidad, pero muchas veces los secularistas son intolerantes con los que consideran la Biblia como la norma divina de moralidad.
Cuando las cosas de Dios se eliminan de las escuelas, los tribunales y los pasillos del Congreso, naturalmente conduce a un deterioro de la moral personal. La aceptación de la ética situacional acaba con los absolutos morales y dicta que no hay límites, ni valores, ni normas reales.
Cuanto más abraza el secularismo nuestra nación, más se parece al antiguo Israel, donde "cada uno hacía lo que bien le parecía" (Jueces 17:6; 21:25). Cuando la mentalidad es "si te sientes bien, hazlo", la maldad, la perversión y el pecado se convierten en la norma. En una sociedad completamente secularizada, se menosprecia el matrimonio, se burla la moralidad y se devalúa la vida humana.
La verdad es que, abandonado a su suerte, el hombre siempre desciende a un nivel inferior. Seguir los preceptos de la Biblia nos eleva a un plano moral superior (Deuteronomio 4:7-8; 10:12-13; Proverbios 14:34). Sin embargo, el hombre ha endurecido su corazón contra Dios (Juan 12:40; Romanos 1:18-22). Hemos sembrado al viento y corremos el riesgo de cosechar el torbellino (Oseas 8:7).
Incluso la iglesia está siendo impactada por el secularismo. Muchas iglesias se ocupan cada vez menos de la conducta moral de sus miembros por miedo a ofenderlos. Después de todo, es mucho más fácil complacer a un miembro descarriado que corregirlo. Sin embargo, la Iglesia no puede permitirse secularizarse. Jesús enseñó que, aunque estamos en el mundo, no somos del mundo (Romanos 2:2; Santiago 4:4; 1 Juan 2:15).
El secularismo promueve la idea de que la religión no es más que una reliquia del pasado. Pero la verdad es que Dios existe, y lo necesitamos. A pesar de las afirmaciones del humanismo secular, la Biblia es la verdad de Dios (Juan 17:17). Como creyentes que vivimos en una sociedad secularizada, debemos ser "irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual ustedes resplandecen como luminares en el mundo" (Filipenses 2:15, NBLA).
