Pregunta: ¿Cómo puedo tener una relación con Jesús?
Respuesta:
Una relación con Jesús es la relación más importante que una persona puede tener. Una relación con Jesús resulta en nueva vida (Efesios 2:4-5); el perdón de pecados (Colosenses 1:14); la morada del Espíritu Santo (Juan 14:16-17); y, en el futuro, la resurrección corporal y un hogar en el cielo (Juan 14:19; Filipenses 3:20-21).
Establecer una relación con Jesús no es difícil. Jesús mismo vino "a buscar y a salvar lo que se había perdido" (Lucas 19:10); ha dado la invitación, "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar." (Mateo 11:28); ha pedido nuestra confianza (Juan 14:1); y nos ha hablado como "amigos" (Juan 15:14-15). Por lo tanto, Jesús sin duda está dispuesto a tener una relación con nosotros.
Tener una relación con Jesús se basa en la gracia de Dios, a través de la fe. Para entender esto, debemos ver algunas verdades relativamente simples que se encuentran en la Biblia:
La primera verdad que necesitamos reconocer para tener una relación con Jesús es que, naturalmente, nuestra relación con Dios está rota. Hemos pecado contra Él. Hemos hecho cosas que son malas a su vista. La Biblia dice: "Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios" (Romanos 3:23). El estándar de Dios es la perfección —ya que Él es absolutamente santo— y todos nos quedamos cortos con ese estándar. Cada uno de nosotros necesita humillarse ante Dios y admitir nuestro pecado.
Para tener una relación con Jesús, también necesitamos entender la verdad bíblica de que "la paga del pecado es muerte." (Romanos 6:23). Las "pagas" son el pago por lo que hacemos. Por lo tanto, el pago o resultado de nuestro pecado es "muerte"— hablando de muerte espiritual, la eterna separación de Dios en el lugar que la Biblia llama infierno.
Para tener una relación con Jesús, también necesitamos agarrar una tercera verdad — y esta es maravillosa: Dios nos ama a pesar de nuestros pecados, y envió a Su Hijo Jesucristo para morir por nosotros, como nuestro Substituto. "Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros" (Romanos 5:8, NVI). Él no esperó a que nosotros limpiéramos nuestro acto o de alguna manera superáramos nuestro pecado (una imposibilidad); en vez de eso, Él se sacrificó por nosotros mientras todavía estábamos alejados de Él. ¡Eligió tomar el castigo que nosotros merecíamos. ¡El tomó nuestro lugar!
Entonces, necesitamos admitir que absolutamente no hay nada que podamos hacer para salvarnos a nosotros mismos o para contribuir a nuestra salvación. Sobre la base del sacrificio de Cristo, Dios perdona nuestros pecados por gracia, es decir, por una bendición inmerecida. "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe." (Efesios 2:8–9). El Señor Jesús ya ha hecho todo el trabajo (Juan 19:30), ¡y lo hizo perfectamente! La salvación no es acerca de lo que podemos hacer sino acerca de lo que Cristo ha hecho.
Conociendo estas verdades de la Escritura, puedes tener una relación con Jesús al recibirlo por fe. Vuélvete de tu pecado y confía en Jesús y en Su obra terminada en la cruz para haber pagado por tus pecados. Llámale como el Salvador Resucitado que conquistó la muerte de una vez por todas. Acéptale como tu Señor y Maestro. La Biblia promete, "Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios" (Juan 1:12).
Puedes recibir a Jesús por fe y así comenzar una relación con Él en este mismo momento, justo donde estás, mientras lees estas palabras! Puedes expresar tu fe en Él rezando una oración similar a esta:
"Dios, sé que soy un pecador. Sé que merezco las consecuencias de mi pecado. Pero estoy confiando en Jesucristo como mi Salvador. Creo que Su muerte y resurrección proveyeron mi perdón. Confío en Jesús y en Jesús solo como mi Señor y Salvador personal. ¡Gracias, Señor, por salvarme y perdonarme! ¡Amén!"
Recuerda que Dios no está tan preocupado con las palabras exactas que usas como lo está con la actitud de tu corazón. Él ve tu fe.