Pregunta: "¿Cuál es la relación entre la salvación y el perdón?"
Respuesta:
Cuando aceptamos a Jesús como nuestro Salvador, recibimos la salvación y el perdón. Sin embargo, eso no es todo. La Biblia dice que también recibimos justificación, redención, reconciliación, expiación, propiciación y regeneración. Cada uno de estos términos teológicos expresa verdades maravillosas sobre la bendición que recibimos cuando Jesús llega a ser nuestro Salvador. La salvación y el perdón, aunque están relacionados, no son exactamente lo mismo.
El término salvación viene de la palabra griega sozo, que significa "ser liberado, rescatado". La salvación es la liberación de la pena del pecado, es decir, la separación eterna de Dios (Romanos 6:23; Mateo 25:46). La salvación es que Dios nos rescata del destino que merecemos. La salvación también incluye una liberación más inmediata del poder del pecado en esta vida. El pecado ha perdido su control sobre los salvos (Romanos 6:14). La fe en Jesucristo nos rescata de la vida vana y sin sentido tal como se describe en Eclesiastés y nos proporciona una vida abundante y fructífera (Juan 10:10; Gálatas 5:22-23).
El término perdón viene de la palabra griega aphiemi, que significa "dejar ir, abandonar, no retener más". Cuando Jesús nos perdona, nuestros pecados, delitos, iniquidades y transgresiones son borrados, eliminados del registro. El perdón del pecado es una analogía con la deuda financiera que queda cancelada. Cuando Dios nos perdona nuestros pecados, somos libres. Nuestros pecados son borrados. Dios nunca nos los echará en cara (Salmo 103:12).
La salvación y el perdón están estrechamente relacionados. No hay salvación sin perdón. La salvación es la liberación por parte de Dios de las consecuencias del pecado. El perdón es el hecho de que Dios borre nuestra deuda de pecado. Para usar una ilustración financiera, el perdón es la destrucción que hace Dios de los documentos que indican nuestra deuda, y la salvación es cuando Dios nos deja salir de la prisión de los deudores. Demos gracias a Dios por la maravillosa salvación y el perdón que nos ha otorgado. Que nuestras vidas reflejen gratitud por todo lo que Él ha hecho por nosotros (Romanos 12:1).