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Pregunta: ¿Qué significa que somos salvos y estamos siendo salvos al mismo tiempo?

Respuesta:
El pecado es la razón por la que necesitamos ser salvos. Somos salvos de varios aspectos del pecado, y por tanto nuestra salvación tiene una fase pasada y presente (además de futura).

Cuando somos salvados (justificados), somos salvos de la pena del pecado. Esto es un acto pasado. Jesús pagó por nuestro pecado en la cruz en el pasado, y cuando una persona confía en él para la salvación, esa persona es perdonada y justificada ante Dios. Esta es una transacción única e inalterable. Una persona que es justificada ha sido salvada:

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe (Efesios 2: 8-9).

Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo (Romanos 5:1).

Sin embargo, no sólo la pena del pecado es un problema. Los cristianos todavía luchan con el poder del pecado en sus vidas. Aunque son perdonados, no son perfectos. Mientras están en la tierra, están siendo salvos del poder del pecado (santificados). Pablo dedica los primeros tres capítulos de Efesios a explicar cómo los creyentes han sido salvos de la pena del pecado. Luego les insta a vivir en esa realidad sin dejar que el pecado siga controlando sus acciones:

Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, procurando mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz (Efesios 4: 1-3).

Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús. No, pues, reine el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia (Romanos 6:11-14).

De manera que yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, pero con la carne a la ley del pecado.¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro (Romanos 7:21–25).

Entonces, incluso el apóstol Pablo admite que aún lucha contra el pecado en su vida. Sin embargo, a medida que un cristiano madura, habrá victorias sobre el pecado en la vida cotidiana. Los cristianos están siendo salvos del poder del pecado sobre ellos.

Finalmente, en el futuro los cristianos serán salvos de la misma presencia del pecado (glorificados). Un día, los cristianos recibirán un nuevo cuerpo, y la naturaleza pecaminosa será completamente erradicada. Esperamos un nuevo hogar, un nuevo cielo y una nueva tierra donde el pecado ya no será un problema:

Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron... Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero. La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera. Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella. Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche. Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella. No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero (Apocalipsis 21:1–4, 22–27).

La salvación, entonces, tiene tres aspectos:

• Pasado: Hemos sido salvos de la pena del pecado. Hemos sido justificados.

• Presente: Estamos siendo salvos del poder del pecado. Estamos siendo santificados.

• Futuro: Seremos salvos de la presencia del pecado. Seremos glorificados.

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