Respuesta:
El sesgo de confirmación es la tendencia a interpretar las pruebas y la realidad de modo que afirmen lo que queremos creer. Un ejemplo sencillo de sesgo de confirmación se puede ver cuando dos personas están viendo un partido de fútbol americano pero apoyan a equipos opuestos. Se produce una jugada en la que un receptor atrapa un balón cerca de la línea de banda, y no está claro si lo ha atrapado dentro o fuera del campo. La persona que apoya al equipo ofensivo buscará pruebas de que el receptor atrapó el balón dentro de los límites y defenderá esta interpretación de las distintas repeticiones. La persona que apoya al equipo defensivo buscará pruebas de que el receptor atrapó el balón fuera de los límites y defenderá esa interpretación de las repeticiones. Cada uno de ellos busca la confirmación de lo que quiere que sea cierto. Cada uno se inclina por una interpretación particular de las pruebas para confirmar el resultado que desea.
¿Acaso los cristianos son a veces culpables del sesgo de confirmación? ¿Interpretan los cristianos, quizá sin saberlo, las pruebas de tal modo que "demuestren" lo que quieren creer que es cierto? La respuesta simple y rápida a estas preguntas es: sí, los cristianos a veces son culpables del sesgo de confirmación.
Sin embargo, una forma más útil y realista de abordar este tema es reformular la pregunta de esta manera: "¿Está la gente influida por el sesgo de confirmación?". Otra forma útil de abordar el tema sería con esta pregunta: "¿Es posible que la gente, sin saberlo, interprete las pruebas de modo que demuestren que lo que quiere creer es cierto?". La respuesta a ambas preguntas es un rotundo "sí". Siendo realistas, nadie ve nunca una situación o una prueba desde un estado de ánimo completamente objetivo o neutral. De hecho, sería útil eliminar el concepto de "culpabilidad" del debate. El sesgo de confirmación no es necesariamente bueno o malo. Simplemente, es una realidad de la condición humana.
Thomas Nagel, filósofo ateo que ha enseñado en la Universidad de Nueva York, afirma rotundamente que la realidad del sesgo de confirmación forma parte de la condición humana. En 2003, Nagel escribió un ensayo titulado "Evolutionary Naturalism and the Fear of Religion" (Solo disponible en inglés). En este ensayo, hace esta honesta declaración de su propio sesgo de confirmación: "Hablo por experiencia, al estar fuertemente sujeto a este miedo [a la religión]. Quiero que el ateísmo sea cierto y me inquieta el hecho de que algunas de las personas más inteligentes y bien informadas que conozco sean creyentes religiosos. No es solo que no crea en Dios y, naturalmente, espero tener razón en mi creencia. Es que espero que Dios no exista. No quiero que haya un Dios; no quiero que el universo sea así" (The Last Word, Oxford University Press, 1997, p. 130 - Traducción propia). Sería útil que todas las personas fueran tan conscientes y directas respecto a su propio sesgo de confirmación.
Entonces, ¿cómo debe enfrentarse un cristiano a la realidad del sesgo de confirmación? En primer lugar, un cristiano debe admitir honestamente esta realidad, no solo por sí mismo, sino por toda la humanidad. Debemos esforzarnos por llevar una vida veraz y honesta ante Dios y los hombres (Salmo 51:6).
En segundo lugar, debemos reconocer que una persona ajena a la obra milagrosa de Dios en su vida tiene un sesgo de confirmación contra la verdad de la Palabra de Dios. El Salmo 14:2-3, al que Pablo hace referencia en Romanos 3, deja clara esta realidad: "El Señor ha mirado desde los cielos sobre los hijos de los hombres para ver si hay alguien que entienda, alguien que busque a Dios. Pero todos se han desviado, a una se han corrompido; No hay quien haga el bien, no hay ni siquiera uno" (NBLA). En Romanos 8:7, Pablo nos informa que "la naturaleza pecaminosa es enemiga de Dios siempre. Nunca obedeció las leyes de Dios y jamás lo hará" (NTV). La mayoría de los cristianos pueden recordar la época anterior a su salvación en la que se encontraban en este lugar, opuestos hostilmente a Dios, a Sus caminos y a Su Palabra.
En tercer lugar, no debemos negar la realidad del sesgo de confirmación en nuestra defensa y proclamación del Evangelio. Por el contrario, debemos convencer suave y respetuosamente a nuestros vecinos y amigos de la realidad de la vida de Cristo y de la verdad de la Palabra de Dios.
Por último, sabiendo que todas las personas en todas partes están sujetas a un sesgo de confirmación, deberíamos orar para que Dios muestre a nuestros vecinos y amigos su propio sesgo contra Dios y la cosmovisión bíblica. Debemos pedir a Dios que les muestre su pecado, su necesidad y su hostilidad hacia Dios; debemos pedir a Dios que les muestre cómo el perdón, la reconciliación y la renovación están disponibles en Cristo.
En resumen, los cristianos deben reconocer que todas las personas están sujetas al sesgo de confirmación. El creyente debe esforzarse por reconocer sus propios sesgos y asegurarse de que están en consonancia con la verdad de la Palabra de Dios (Salmo 139:23-24). Y el creyente debería orar por los sesgos de confirmación de los perdidos y señalarlos con delicadeza. Se nos ha encomendado el ministerio de la reconciliación (2 Corintios 5:18), y deberíamos señalar a todas las personas la realidad definitiva de la verdad en Cristo y en la Palabra de Dios.