Pregunta: ¿Qué significa que no hay sombra de variación para Dios (Santiago 1:17)?
Respuesta:
La Biblia expresa claramente la inmutabilidad de Dios—Su naturaleza inmutable y constante—en numerosos pasajes. Santiago lo comunica de esta manera "Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las luces, con el cual no hay cambio ni sombra de variación" (Santiago 1:17, NBLA).
Con expresiones únicas como "Padre de las luces" y "sombra de variación", Santiago se centra en el poder creador de Dios sobre los cielos y la tierra (ver Génesis 1:14-18; Job 38:4-15, 19-21, 31-33; Salmo 136:4-9; Jeremías 31:35). Estas frases son referencias astronómicas a las variaciones de intensidad de la luz y a las sombras proyectadas por el sol, la luna, los planetas y las estrellas. Los cuerpos celestes se mueven constantemente, girando en el espacio, proyectando "sombras de variación" a medida que la luz que producen cambia, fluctúa y se eclipsa.
Cada día, cuando el sol sale por el este, proyecta largas sombras hacia el oeste. Cuando el sol alcanza su punto máximo al mediodía, las sombras desaparecen y empiezan a girar hacia el este, al cambiar la dirección de la luz. Por la noche, las sombras son más profundas, pero siguen girando y cambiando con las fases lunares. La sombra de variación también puede hacer referencia a las variaciones de luz y sombra provocadas por el cambio de las estaciones, a medida que la Tierra gira sobre su eje y se alteran la distancia y la dirección del sol.
Las luces y sombras variables que proyectan los cuerpos celestes contrastan fuertemente con el carácter inalterable de Dios. Percibimos la luz del sol en distintos grados, pero el sol siempre brilla. El mismo principio es válido para Dios. En sentido espiritual, "Dios es luz" y "no hay ningunas tinieblas en él" (1 Juan 1:5). Puesto que Él es el Padre de las luces, no hay oscurecimiento ni sombra de variación con Dios. Santiago afirma que la bondad de Dios queda demostrada por el hecho de que Él no cambia. Dios creó el universo con sus condiciones continuamente variables, pero Él sigue siendo el mismo eternamente (Salmo 102:27; Hebreos 1:12; Malaquías 3:6). Lo mismo se puede decir de Jesucristo (Hebreos 13:8).
No hay sombra de variación en el carácter de Dios. Su amor y Su fidelidad son constantes (Salmo 89:2; 136:1-26; 2 Timoteo 2:13). Él siempre es perfecto (Deuteronomio 32:4; Mateo 5:48; 2 Samuel 22:31; Job 37:16) y santo (Isaías 6:1-5; 1 Samuel 2:2; Apocalipsis 4:1-8). Su amor por Sus hijos nunca falla (Romanos 8:38-39; Jeremías 31:3; Hebreos 13:5; 1 Juan 4:8).
No hay sombra de variación en los propósitos y las promesas de Dios. El autor de Hebreos explica que Dios "se comprometió mediante un juramento, para que los que recibieran la promesa pudieran estar totalmente seguros de que él jamás cambiaría de parecer" (Hebreos 6:17, NTV). Dios no miente ni cambia de opinión (Números 23:19; 1 Samuel 15:29). El escritor de proverbios declara: "Puedes hacer todos los planes que quieras, pero el propósito del Señor prevalecerá" (Proverbios 19:21, NTV). El Señor siempre cumple Su voluntad y mantiene Sus promesas (Salmo 145:13).
No hay sombra de variación con la Palabra de Dios: "La hierba se seca y las flores se marchitan, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre" (Isaías 40:8, NTV). Su Palabra eterna "está firme en los cielos" (Salmo 119:89, NBLA). La Palabra del Señor nunca vuelve "vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié" (Isaías 55:10-11).
Como no hay sombra de variación con Dios, podemos depositar toda nuestra confianza y fe en Él. Es un Padre bueno cuyos planes, acciones y tratos en nuestras vidas son siempre moralmente coherentes con Su naturaleza y Su Palabra. Santiago enseñó que las pruebas y las tribulaciones sirven en última instancia a un buen propósito en nuestras vidas (ver Santiago 1:2-18). Incluso el aguijón en la carne de Pablo fue un buen regalo de Dios (ver 2 Corintios 12:1-10). Cuando surjan dificultades y tentaciones, no debemos dejar que las sombras cambiantes oscurezcan nuestra confianza en el Padre de las luces.