Pregunta: ¿Qué es el situacionismo? ¿Qué es un situacionista?
Respuesta:
El situacionismo es una teoría utilizada en psicología que supone que el comportamiento de una persona está determinado en gran medida por su situación, más que por sus atributos personales. Para un situacionista, son los factores externos, y no las motivaciones internas, los que definen el comportamiento. Por ejemplo, un situacionista diría que el entorno de un delincuente violento es el principal culpable; si el delincuente se hubiera criado en una granja de Nebraska, en vez de en el centro de la ciudad, no habría tenido la tendencia a delinquir.
El situacionismo ha sido matizado por otras teorías como el interaccionismo, que favorecen que tanto los factores internos como los externos contribuyan al resultado conductual de una persona. Si, por ejemplo, un hombre crece en una granja de Nebraska, no significa que no tenga impulsos delictivos, solo que quizá nunca tenga motivos o motivación para explorar esos impulsos en la medida en que lo habría hecho viviendo en el centro de la ciudad. A la inversa, un hombre que viva en la Mongolia rural puede tener un talento asombroso para la física teórica, pero, debido a su situación geográfica, puede que nunca esté expuesto a esa materia.
El situacionismo es una teoría débil desde el punto de vista lógico, ya que resta importancia al papel de la voluntad humana. En la vida real, hay muchos ejemplos de personas que no permitieron que sus situaciones dictaran su comportamiento. Un individuo puede estar inmerso en la negatividad y aun así tomar decisiones positivas. Y viceversa. Aunque es obvio que nuestras circunstancias contribuyen a moldearnos, siempre podemos elegir cómo respondemos. Si el situacionismo fuera válido, Ben Carson nunca habría sido neurocirujano, y Judas Iscariote nunca habría traicionado al Señor Jesús.
Del mismo modo, el situacionismo es incompatible con la verdad bíblica. La Biblia enseña que tenemos que tomar decisiones. Job es un buen ejemplo. La Biblia describe a Job como "hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal" (Job 1:1). Entonces Satanás se presentó ante Dios y acusó a Job de ser superficial: "¿Acaso teme Job a Dios de balde? ¿No has hecho Tú una valla alrededor de él, de su casa y de todo lo que tiene, por todos lados? Has bendecido el trabajo de sus manos y sus posesiones han aumentado en la tierra. Pero extiende ahora Tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no te maldice en Tu misma cara" (Job 1:9-11, NBLA). Al atribuir el buen comportamiento de Job a las circunstancias que le rodeaban, Satanás estaba abrazando el situacionismo. Pero, incluso después de que Dios le quitara todo lo que tenía, "no pecó Job con sus labios" (Job 2:10). La decisión de Job demostró que Satanás, el situacionista, estaba equivocado.
Sabemos que Dios es omnisciente y omnipotente (1 Juan 3:20; Salmo 139:4; Mateo 10:29-30; Job 42:2) y que está presente en la vida de cada persona que ha creado (1 Timoteo 2:4). Debemos suponer entonces que Él permite todas las situaciones en las que nos encontramos. De hecho, Dios utiliza las situaciones para ayudar a moldearnos: "La prueba de su fe produce paciencia" (Santiago 1:3, NBLA; ver también 1 Pedro 1:7). Pero la providencia de Dios al impulsar nuestro crecimiento espiritual está muy lejos del situacionismo con su enfoque fatalista.
La situación de cada persona contiene tanto la tragedia de vivir en un mundo caído como la gracia de Dios, que ofrece el perdón y un hogar eterno en el cielo (Juan 3:16-19). La situación de ninguna persona, externa o interna, es demasiado para que Dios la supere. Él ve nuestra situación y nos da esperanza para el futuro: "Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis" (Lucas 6:21). Primera de Pedro 4:19 es lo contrario del situacionismo: "De modo que los que padecen según la voluntad de Dios... hagan el bien". En Su misericordia, Dios hace que el creyente "viva juntamente con Cristo" para que pueda mostrarle "las sobreabundantes riquezas de Su gracia por Su bondad para con nosotros en Cristo Jesús" (Efesios 2:6-7, NBLA).
No hay ninguna situación en el mundo, por terrible que sea, que dure para siempre. Los que confían en Cristo tienen la seguridad de un hogar con Dios. Ese lugar está más allá del alcance de la tragedia humana, y es eterno (Apocalipsis 22:1-5).