Pregunta: "¿Qué significa llevar las cargas de los demás?"
Respuesta:
Gálatas 6:2 dice: "Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo". Aquí la palabra carga significa "un peso de importancia personal y eterna". Puede referirse a un problema de carácter, una lucha o una exigencia moral. Hay quienes se preguntan por el significado de este versículo comparándolo con Gálatas 6:5, que dice: "cada uno llevará su propia carga". ¿Acaso se contradicen estos versículos? ¿Cómo podemos sobrellevar las cargas de los demás si se supone que cada uno debe llevar su propia carga?
La palabra griega que se traduce como "carga" en Gálatas 6:5 es phortion, que significa una carga personal e intransferible. Cada uno de nosotros tenemos ciertas obligaciones de las cuales somos los únicos responsables. Por ejemplo, Dios nos ha dado a cada uno de nosotros responsabilidades sobre nuestras familias (1 Timoteo 5:8), nuestras iglesias (1 Corintios 12:18) y nuestra santidad personal (1 Pedro 1:15-16). No podemos responsabilizarnos por el comportamiento de otra persona. Sin embargo, podemos llevar otras cargas; podemos acercarnos a un hermano o hermana con dificultades y ayudarlo a soportar la carga de una prueba o tentación que pueda hundirlo.
Podemos explicar la idea de soportar las cargas de los demás con el ejemplo de un hombre que camina con una pesada carga de grano. Debe llevar el grano a su familia, pero está a punto de derrumbarse por el peso. Un hermano ve su dificultad y corre en su ayuda, alzando una parte de la carga y reduciendo así su peso. Aunque el que lo ayuda no se hace responsable de toda la carga, le permite llegar a su destino.
La iglesia de Antioquía es un ejemplo de cómo los creyentes llevan las cargas de los demás. Hechos 11:27-30 cuenta que la iglesia recibió la noticia de una hambruna en Judea. Aunque no conocían personalmente a los que se verían afectados por esta dificultad, hicieron una colecta para enviarles a través de los apóstoles que viajaban. La iglesia de Antioquía no asumió la responsabilidad de la provisión total, pero su generosidad alivió la carga de los que iban a sufrir.
Cada uno de nosotros es responsable delante de Dios por los dones y recursos que nos ha dado (Romanos 14:12; 2 Corintios 5:10). No podemos culpar a los demás, ni cambiar la responsabilidad, ni tampoco inventar excusas de por qué no cumplimos con las tareas que nos fueron asignadas—debemos llevar nuestra propia carga. Pero también hay veces en que la vida intenta agobiarnos. Un cónyuge muere. Un hijo se lastima. Un trabajo fracasa o una casa se incendia. Al formar parte de la familia de Dios, debemos ayudar a nuestros hermanos y hermanas necesitados (Filipenses 2:3-4). Cuando una carga se vuelve demasiado pesada para una persona, tenemos que llevar las cargas del otro. Por lo general, la fuerza y el apoyo de los demás es lo que marca la diferencia entre seguir adelante o rendirse.
Desafortunadamente, existen algunos que toman de manera aislada Gálatas 6:2 y hacen una carrera de pedir ayuda. Hacen un mal uso del mandamiento de Dios de sobrellevar las cargas de los demás para evitar sus propias responsabilidades y acostumbran a molestar a las familias de su iglesia con demandas de ayuda. Caminar a la luz de la Palabra de Dios es un delicado equilibrio entre el dar desinteresadamente y la responsabilidad de los límites. Si nos equivocamos demasiado en un lado, nos convertimos en egoístas y extremadamente independientes. Pero equivocarnos demasiado en el otro sentido hace que tengamos que asumir la responsabilidad de los problemas de los demás. Cuando nos esforzamos en llevar nuestras propias cargas, mientras estamos siempre disponibles para sobrellevar las cargas de los demás en la medida que el Señor nos guíe, conseguiremos ese perfecto equilibrio.