Pregunta: ¿Por qué dijo Jesús que el demonio solo podía salir mediante la oración y el ayuno (Marcos 9:29)?
Respuesta:
Marcos 9 registra un episodio extraordinario en el que Jesús expulsa un espíritu maligno que Sus discípulos no habían podido expulsar antes. El mismo episodio contiene la enseñanza de Jesús sobre la importancia de la fe. Hubo otros casos en los que los discípulos pudieron expulsar demonios, pero Jesús explica que el demonio que encontraron en Marcos 9 solo podía salir mediante la oración y el ayuno (Marcos 9:29).
Cuando Jesús se reunía con sus discípulos después de la Transfiguración, una persona de la multitud llevó a Jesús a su hijo, que, según dijo, estaba poseído por un espíritu maligno. El demonio que había en el muchacho lo había dejado mudo e incluso había intentado ahogarlo y quemarlo con fuego (Marcos 9:17, 22). El hombre había llevado a su hijo a los discípulos de Jesús para que expulsaran el espíritu, pero no pudieron hacerlo (Marcos 9:18). Jesús reprendió a la multitud por su incredulidad y dijo al hombre que le trajera al hijo (Marcos 9:19).
Cuando lo llevaron a la presencia de Jesús, el muchacho sufrió una convulsión a causa del espíritu que lo poseía, y el hombre dijo a Jesús: "Pero si Tú puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros y ayúdanos" (Marcos 9:22, NBLA). Jesús volvió la situación contra el hombre, diciendo: "¿Cómo "si Tú puedes?"", añadiendo que todo es posible para el creyente (Marcos 9:23). El hombre no estaba seguro de que Jesús pudiera realizar la tarea, pero Jesús le dijo que la cuestión era si creía o no. Si creía en Jesús, este resolvería la situación. El hombre respondió humildemente que sí creía, pero pidió a Jesús que le ayudara porque su creencia no era muy fuerte (Marcos 9:24).
Como Jesús observó que se había reunido una gran multitud, ordenó al espíritu que saliera del muchacho y no volviera a entrar en él (Marcos 9:25). Tras provocar más convulsiones, el espíritu abandonó al muchacho, que parecía muerto (Marcos 9:26). Jesús tomó la mano del muchacho y lo levantó, vivo y sano (Marcos 9:27). Al parecer, el espíritu que había abandonado al muchacho era único, pues Jesús no tardaría en explicar que un espíritu así solo podía salir mediante la oración y el ayuno (Marcos 9:29).
Posteriormente, los discípulos preguntaron en privado a Jesús por qué no podían expulsar al espíritu impuro (Marcos 9:28), y Jesús respondió que ese tipo concreto solo podía salir "con oración y ayuno" (Marcos 9:29). Mientras que la versión Reina Valera afirma que Jesús dijo que el demonio de Marcos 9 solo podía salir mediante la oración y el ayuno, otras traducciones (NBLA, NTV, NIV) omiten "el ayuno" y solo mencionan la oración. La diferencia se debe a que algunas traducciones utilizan copias de manuscritos más antiguos y menos numerosos, mientras que la RVR1960 traduce a partir de algunas de las copias más recientes y más numerosas. A veces, los manuscritos presentan ligeras diferencias, que suelen denominarse variantes textuales. Marcos 9:29 es un ejemplo de pasaje con una variante.
Aunque hay muchas variantes en los manuscritos griegos del Nuevo Testamento, es notable que ninguna de ellas suponga un desafío doctrinal significativo: suelen ser menores y no afectan en absoluto al mensaje de un pasaje. Marcos 9:29 es una de las variantes más significativas, ya que las distintas traducciones no dejan claro si el demonio de Marcos 9 solo podía salir mediante la oración y el ayuno, o si solo funcionaría la oración. Cabe señalar que en el Nuevo Testamento el ayuno era simplemente una oración tan concentrada e intensa que una persona no prestaba atención a cosas como comer o beber; de cualquier modo, Jesús está recalcando que el demonio de Marcos 9 solo podía salir mediante una intensa oración.
Como Jesús explica a la multitud, la clave era la fe de los implicados (por ejemplo, Marcos 9:19, 23). Así pues, es evidente que la oración arraigada en la fe en Jesucristo es eficaz (ver la afirmación de Santiago de que la oración de una persona justa [creyente] es eficaz, Santiago 5:16b). Jesús estaba interpelando a la multitud, al padre del muchacho y a los discípulos sobre la importancia de creer en Él como Aquel que podía lograr lo que de otro modo sería imposible.