Pregunta: "¿Cuál es la Quién está autorizado para supervisar la Cena del Señor?"
Respuesta:
Los cristianos están todos de acuerdo en que la Cena del Señor fue instituida por Cristo y se debe celebrar como una ordenanza en la iglesia por parte de Sus seguidores. Fue a la iglesia de Corinto a la que Pablo escribió las instrucciones relativas a la Cena del Señor (1 Corintios 11:23-26). Pablo más tarde escribió a Timoteo acerca de las calificaciones para los líderes de la iglesia, obispos/ancianos y diáconos (1 Timoteo 3:1-13). En el idioma original, la palabra "diácono" viene de un verbo que significa "servir", probablemente en el sentido de servir en las mesas, pero también llegó a ser utilizado para indicar una amplia gama de servicio en la iglesia. Debido a la connotación del servicio de mesa en la palabra "diácono" y a la centralidad de la Cena del Señor en el culto de la iglesia primitiva, hay fuertes indicios de que servir a los elementos de la comunión era una función importante de los diáconos.
De esto podemos concluir que el liderazgo designado de la iglesia llevó a cabo la Cena del Señor en la iglesia primitiva; sin embargo, no hay ninguna Escritura que se haya dado específicamente con instrucciones sobre "cómo". Por lo tanto, parecería razonable que el liderazgo, si hubiera un número insuficiente de diáconos presentes, designara a laicos para servir.
Algo más importante que quién sirve la santa cena es la actitud con la que se sirve y se recibe. Primera de Corintios 11:27 dice que aquellos que toman los elementos de una "manera indigna" son culpables de pecado contra el cuerpo y la sangre de Cristo. Una "manera indigna" puede referirse a tomar los elementos por aquellos que no pertenecen a Cristo o tomarlos de una manera frívola o irreverente. También puede implicar el uso de la ceremonia como un medio para mostrarse ante los hombres y ser exaltado por ellos. El versículo 28 da el requisito para servir y participar en la Cena del Señor. Debemos examinarnos antes de participar y asegurarnos de que nuestros corazones están bien ante el Señor. Así, tanto los servidores como los que reciben pueden estar seguros de agradar a Dios cuando participan en Su comunión.
