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Pregunta: ¿Qué es la teoría crítica de la raza y cuál debe ser la opinión de un cristiano al respecto?

Respuesta:
La teoría crítica de la raza es un enfoque moderno del cambio social, desarrollado a partir de la teoría crítica más amplia, que se desarrolló a partir del marxismo. La teoría crítica de la raza (TCR) aborda cuestiones como la justicia, el racismo y la desigualdad, con la intención específica de reformar o remodelar la sociedad. En la práctica, se aplica casi exclusivamente a Estados Unidos. La teoría crítica de la raza se basa en varias suposiciones clave. Entre ellas se encuentran las siguientes:

- El gobierno, la legislación, la cultura y la sociedad estadounidenses son inherente e ineludiblemente racistas.

- Todos, incluso los que no tienen opiniones racistas, perpetúan el racismo al apoyar esas estructuras.

- La percepción personal de los oprimidos—su "narrativa"—tiene más peso que las acciones o intenciones de los demás.

- Los grupos oprimidos nunca superarán las desventajas hasta que se sustituyan las estructuras racistas.

- Los grupos raciales o de clase opresores nunca cambian por altruismo; solo cambian en beneficio propio.

- La aplicación de las leyes y los derechos fundamentales debe ser diferente según la raza o el grupo de clase del individuo o individuos implicados.

En resumen, la teoría crítica de la raza presupone que todo en la sociedad estadounidense es completamente racista, y que los grupos minoritarios nunca serán iguales hasta que la sociedad estadounidense se reforme por completo. Esta postura es extremadamente polémica, incluso en los círculos seculares. La teoría crítica de la raza se plantea a menudo como una solución a la supremacía blanca o al nacionalismo blanco. Sin embargo, en la práctica, básicamente no hace otra cosa que invertir los grupos oprimido y opresor.

Desde un punto de vista político, la teoría crítica de la raza se alinea estrechamente con conceptos como el comunismo, el marxismo, el nacionalismo, el progresismo, la interseccionalidad y la versión moderna de la justicia social. En sentido estricto, la Biblia no ordena ni prohíbe a los cristianos respecto a partidos políticos o filosofías concretas. Sin embargo, los creyentes están obligados a rechazar cualquier aspecto de una filosofía que entre en conflicto con los ideales bíblicos. La teoría crítica de la raza está profundamente arraigada en cosmovisiones que son totalmente incompatibles con la Biblia.

Espiritualmente, algunos han intentado aplicar los principios de la teoría crítica de la raza al cristianismo. Esto incluye incluso sugerencias de que la iglesia cristiana debe adoptar el enfoque de la teoría crítica de la raza a la sociedad, o de lo contrario no está predicando realmente el evangelio. Al aplicar la teoría crítica de la raza a la fe, algunos han ido incluso más lejos, sugiriendo que la "blancura", definida en un sentido único, es un tipo de pecado e incompatible con la salvación. En otras palabras, la teoría crítica de la raza implica que quienes pertenecen a determinados grupos étnicos/sociales económicos deben "arrepentirse" de tal condición, por encima de otros pecados, para ser verdaderamente cristianos. Los usos menos incendiarios de la teoría crítica de la raza hacen eco de antiguas afirmaciones de que la fe bíblica se presenta a menudo como una "religión de blancos", o de que el cristianismo debería seguir una teología progresista, especialmente en lo que respecta al género y la sexualidad.

Aunque no adoptan necesariamente la teoría crítica de la raza, algunos grupos cristianos han adoptado el enfoque moderno de la justicia social. Esto genera la preocupación de que las preferencias no bíblicas sustituyan a los mandatos legítimos de las Escrituras. Aunque la teoría crítica de la raza no es idéntica a la justicia social, ambas filosofías están estrechamente vinculadas en la cultura estadounidense moderna. Las organizaciones cristianas que hablan de justicia social deben ser cautelosas con los términos y las suposiciones que conllevan esos debates.

En la medida en que se aplica a la fe, el cristianismo o la espiritualidad, la teoría crítica de la raza no tiene nada de cierto. Esto no quiere decir que los autodenominados cristianos nunca hayan perpetrado actos racistas. Tampoco significa que todos los cristianos de Estados Unidos sean inocentes de pasar por alto a las personas que sufren. Desde luego, no significa que los creyentes de Estados Unidos no tengan necesidad de autoexaminarse ni de buscar el cambio.

Sin embargo, la teoría crítica de la raza viola por completo una cosmovisión bíblica, al sugerir que las personas se definen esencialmente por su raza o clase, en lugar de por sus actos y actitudes individuales (Jeremías 31:31-34; Apocalipsis 20:11-13). La teoría crítica de la raza hace énfasis incorrectamente en categorías interseccionales como el género, la raza, la preferencia sexual y la situación económica, por encima de las propias decisiones y responsabilidades de una persona (Gálatas 3:28). La teoría crítica de la raza también entra en conflicto con un enfoque bíblico de la verdad objetiva y absoluta. En gran medida, esto incluye sugerir que los sentimientos de una persona "oprimida" importan más que lo que el "opresor" haya hecho o pretendido realmente (1 Corintios 4:4; 10:29).

Aplicada a cuestiones espirituales, la teoría crítica de la raza sustituye de hecho una relación individual y personal con Dios por un sistema tribalista, etnocéntrico y colectivista. También hace demasiado hincapié en los conceptos materiales y sociales en detrimento—o incluso con exclusión—del verdadero Evangelio. Cuando y donde se encuentren prejuicios en la iglesia, se deben abordar según la sana doctrina, no según un enfoque intrínsecamente antibíblico como la teoría crítica de la raza.

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