Pregunta: ¿Por qué 1 Tesalonicenses 4:11 dice que debemos trabajar con nuestras manos?
Respuesta:
Primera de Tesalonicenses 4:11 dice: "procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado". El versículo siguiente nos ofrece una explicación: "a fin de que os conduzcáis honradamente para con los de afuera, y no tengáis necesidad de nada" (versículo 12).
Esta instrucción de Pablo es para que los cristianos tesalonicenses -y nosotros- llevemos una vida tranquila, evitando los dramas innecesarios, las intromisiones y la ociosidad. Lo contrario de una vida tranquila se puede ver en los muchos ejemplos de comportamiento escandaloso que aparecen en los medios de comunicación, pero también se puede encontrar entre cualquier persona que se niega a trabajar y que, por el contrario, se entretiene con chismes ociosos, convirtiéndose en una molestia para los demás. Los cristianos están llamados a abstenerse de estos comportamientos, preocupándose de sus propios asuntos y siendo productivos. Este modo de vida hace que se ganen el respeto de los no creyentes y promueve la independencia. La instrucción específica de "trabajar con las manos" se enmarca en el principio general de llevar una vida tranquila.
El trabajo es una parte integral de la vida, y aunque la caída hizo que esta actividad fuera más difícil (Génesis 3:17-19), existía antes de la caída como una responsabilidad de la humanidad. Tan pronto como Dios creó a Adán, le dio un trabajo: "El Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el huerto del Edén para que lo cultivara y lo cuidara" (Génesis 2:15, NBLA). Dios instituyó el trabajo como parte de la existencia humana, y debemos honrarlo siendo eficientes en cualquier profesión legítima y ética que tengamos. La instrucción de Pablo en 1 Tesalonicenses 4:11 se remonta a la creación, y, cuando trabajamos, cumplimos uno de los propósitos de Dios al crear al ser humano.
El trabajo es honorable, y las Escrituras afirman que ser productivo puede despertar el respeto de los no cristianos. Si hemos de ser odiados por algo, no debería ser por nuestra falta de una correcta ética laboral. Nuestra conducta es importante a la hora de compartir el Evangelio, incluyendo nuestro estilo de trabajo. ¿Quién es más probable que llegue a su empleador con el evangelio, el empleado diligente o el holgazán?
El trabajo también proporciona ingresos para satisfacer nuestras necesidades y mantener a nuestras familias, asegurándonos de que no dependemos de nadie. La persona perezosa se convertirá en una molestia para los demás y, si el perezoso es creyente, puede afectar su testimonio del evangelio. La pereza revela falta de carácter y es un camino a la ruina. Como dice el proverbio bíblico: "La mano negligente empobrece; mas la mano de los diligentes enriquece" (Proverbios 10:4). El sentido común confirma que el trabajo duro es un camino mejor.
Muchos proverbios de la Biblia ensalzan el valor del trabajo y advierten contra la pereza (ver Proverbios 6:6-11; 12:24; 20:4). Además, en su segunda carta a los tesalonicenses, Pablo aborda el tema de la pereza en la comunidad: "Porque aun cuando estábamos con ustedes les ordenábamos esto: Si alguien no quiere trabajar, que tampoco coma. Porque oímos que algunos entre ustedes andan desordenadamente, sin trabajar, pero andan metiéndose en todo. A tales personas les ordenamos y exhortamos en el Señor Jesucristo, que trabajando tranquilamente, coman su propio pan" (2 Tesalonicenses 3:10-12, NBLA). Además, en sus instrucciones a Timoteo sobre las viudas, Pablo enumera la ociosidad como una razón para no inscribir a las viudas jóvenes en el programa de apoyo, prefiriendo que se vuelvan a casar (1 Timoteo 5:11-15).
Una advertencia aquí: algunas personas pueden estar dispuestas a trabajar, pero no pueden hacerlo debido a una enfermedad o a la falta de oportunidades de empleo. A estas personas no hay que considerarlas perezosas, sino apoyarlas hasta que puedan recuperar su independencia.
En síntesis, trabajar con nuestras manos nos hace ganar respeto, fomenta la independencia económica, promueve el Evangelio y es una sabia forma de actuar.
