Respuesta:
La Trinidad es uno de los conceptos más complejos de la Biblia y prácticamente inexplicable. Sabemos que Dios es Uno (Deuteronomio 6:4), y sabemos que existe en Tres Personas (Mateo 28:19). Es una paradoja, pero esa es la realidad de quién es Dios. Los teólogos al principio de la historia cristiana desarrollaron términos y definiciones que desglosan varios aspectos de la Trinidad. El término "Trinidad económica" es uno de ellos.
El término "económica" en "Trinidad económica" proviene de la palabra griega oikonomia, que literalmente significa "administración de la casa". La "economía" de una casa incluye la asignación de funciones o trabajos dentro de la familia. La economía de la casa está relacionada con su eficiencia. Para ser claros, oikonomia nunca se usa en referencia a la Trinidad en la Escritura. Nos referimos a la "Trinidad económica" cuando hablamos de las relaciones únicas entre las Tres Personas de la Trinidad.
La Trinidad económica se discute a menudo en conjunto con la "Trinidad ontológica". Este término se refiere a la naturaleza de igualdad de las Personas de la Trinidad. El término "Trinidad económica" se centra en lo que hace Dios; "Trinidad ontológica" se enfoca en quién es Dios. Juntos, estos dos términos presentan la paradoja de la Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu comparten una naturaleza, pero son Personas diferentes y tienen roles diferentes. La Trinidad es a la vez unida y distinta.
Que existen diferencias entre las tres Personas de la Trinidad está claro en las Escrituras. Por ejemplo, cada Persona tiene un papel ligeramente diferente en la salvación de la humanidad. Nuestra salvación se basa en el poder y el amor del Padre (Juan 3:16; 10:29), la muerte y resurrección del Hijo (1 Juan 2:2; Efesios 2:6), y la regeneración y el sello del Espíritu (Efesios 4:30; Tito 3:5). Las diferentes tareas que realizan el Padre, Hijo y Espíritu ayudan a comprender la Trinidad económica.
También existe una subordinación voluntaria entre la Trinidad, en el sentido de que el Padre "envió" al Hijo (Juan 6:57), el Padre y el Hijo "envían" al Espíritu (Juan 15:26), y el Espíritu hablará "solo lo que oye" (Juan 16:13). El Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo son ontológicamente iguales, pero son económicamente distintos. Es decir, tienen funciones diferentes, y esas funciones implican relaciones que pueden describirse mejor como de superioridad y subordinación.
Las relaciones perfectas dentro de la Trinidad son difíciles de entender, sin embargo, son hacia las que se siente atraída toda la humanidad. El amor perfecto y la comunión perfecta existen dentro de la Trinidad económica. Dios en Su amor nos atrae a la comunión con Él. Alabado sea por "la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo" (2 Corintios 13:14).
