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Pregunta: ¿Quién fue Jezabel en la Biblia?

Respuesta:
"Jezabel" es un nombre sinónimo de maldad; ella es el epítome de la mujer malvada. Tan infame es su nombre que, hasta el día de hoy, nadie nombra a su hija recién nacida "Jezabel". Llamar a una mujer "Jezabel" es el mayor insulto imaginable. Jezabel era la hija de Et-baal, un sacerdote del cruel, sensual y falso dios Baal. Et-baal, sacerdote-rey de Tiro que asesinó a su propio hermano para hacerse con el trono, difícilmente fue una buena figura paterna. Pero Jezabel siguió los pasos de su padre y ella misma era una asesina sedienta de poder que no se detenía ante nada para conseguir lo que quería.

El rey de Israel en aquel momento era Acab, un hombre débil y autocompasivo que renunció a su autoridad en beneficio de su novia, la princesa Jezabel. A pesar de las leyes de Dios que prohibían la idolatría y la adoración de cualquier dios que no fuera el Señor, Acab se casó con esta princesa que trajo a Israel con ella a cientos de sacerdotes del obsceno culto a Baal, un culto que solía destruir la virilidad y arrastrar a la mujer a la vergüenza. Jezabel era tan dominante que pronto dominó a su débil marido. Uno de sus primeros actos fue ordenar el exterminio de los profetas del Señor (1 Reyes 18:4, 13) y erigir altares a Baal. Tan omnipresente fue su influencia idólatra en Israel que más tarde Jesús utilizó su nombre para referirse a una mujer que llevó a la iglesia de Tiatira a la inmoralidad y a la adoración de dioses falsos (Apocalipsis 2:20).

El enemigo más fuerte de Jezabel fue el gran profeta Elías, que la desafió y se opuso a su malvado gobierno. Primero, pronunció el castigo de Dios sobre Israel en forma de una sequía que duró tres años (Santiago 5:17). Esto culminó en una contienda en el monte Carmelo entre los poderes del verdadero Dios de Israel y los baales. Después de que los 450 sacerdotes de Baal y los 400 sacerdotes de Asera se pasaran el día suplicando a sus dioses con lamentos y automutilaciones que pusieran fin a la sequía, todo en vano, Elías oró a su Dios omnipotente, que respondió aceptando el sacrificio, mandando matar a los falsos profetas y proporcionando lluvia en abundancia (1 Reyes 18:16-46). En lugar de reconocer el asombroso poder del único Dios verdadero, Jezabel se enfureció y juró matar a Elías (1 Reyes 19:1-2). Elías escapó de su ira al desierto (1 Reyes 19:3-8).

Mientras tanto, Jezabel demostraba ser la mujer codiciosa, asesina y malvada que realmente era. Un hombre justo llamado Nabot poseía una viña junto al palacio de Acab. Acab ofreció comprar la viña, pero Nabot, honrando el mandamiento de Dios de mantener las herencias dentro de la familia, se negó legítimamente a vender. Acab se tornó "huraño y colérico" y se fue a casa a revolcarse en su cama. Jezabel lo ridiculizó por su debilidad y le dijo que tuviera ánimo porque ella le conseguiría la viña. Conspiró con dos sinvergüenzas mentirosos para que acusaran y denunciaran falsamente a Nabot y luego lo mataran. Luego le declaró tranquilamente a Acab que la viña era de él (1 Reyes 21:1-16). Aquí vemos la fórmula para un matrimonio desastroso: un hombre débil e inmaduro que permite que su esposa malvada y dominante gobierne el hogar. Esto es exactamente lo opuesto al plan de Dios para el matrimonio: un esposo amoroso que dirige a su familia, y cuyo cuidado por su esposa refleja el de Cristo y Su iglesia (Efesios 5:25-26, 28-29), y una mujer piadosa que se somete a su esposo "como al Señor" (Efesios 5:22), sometiéndose cada uno al otro por reverencia a Cristo (Efesios 5:21; Colosenses 3:18-19; 1 Pedro 3:7).

Como sucede con todos los que desafían al Señor, el final de Jezabel no fue muy agradable, aunque sí más espantoso que el de la mayoría, tal vez como lección para todos los que se oponen al único Dios verdadero. Su perdición era segura, ya que había sido profetizada por Elías en 1 Reyes 21:23. Aun viendo que se acercaba su muerte, se mantuvo desafiante hasta el final, pintándose la cara y adornándose con vestiduras de reina. Se asomó a la ventana y gritó su desafío a Jehú, el siguiente rey de Israel que vino a ocupar su trono (2 Reyes 9:30-37). Jehú ordenó que la arrojaran por la ventana a la muerte, donde fue pisoteada por los cascos de los caballos y consumida casi en su totalidad por los perros. Sus treinta años de tiranía sobre Israel habían terminado. El terror que sufrió Jezabel fue un testimonio para los israelitas, y para nosotros, de que el poder de Dios es supremo y que aquellos que lo desafían tendrán un final terrible.

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