Respuesta:
El voluntarismo doxástico, en pocas palabras, es la idea de que las personas eligen voluntariamente lo que creen que es verdad. Aunque la Biblia indica que cada persona es responsable de sus propias creencias, también sugiere que parte de lo que creemos depende de la obra de Dios. Ambas doctrinas tienen una conexión parcial con las dos principales interpretaciones del voluntarismo doxástico.
La cuestión de si una persona "elige" o no una creencia puede separarse en dos versiones distintas. La primera forma es el voluntarismo doxástico directo, que implica que una persona elige directa e inmediatamente lo que va a creer. Según este esquema, una persona determinaría: "Elijo creer el Hecho X", y luego aceptaría inmediatamente el Hecho X como verdadero. La segunda aplicación es el voluntarismo doxástico indirecto, que implica que una persona elige qué creencias someterá a examen y puede buscar voluntariamente experiencias para poner a prueba o cambiar esas creencias.
Ninguno de estos conceptos es lo mismo que elegir actuar como si alguna idea fuera cierta. La elección de actuar de una determinada manera no requiere estar convencido de nada en particular. Por la misma razón, el voluntarismo doxástico no exige que una persona actúe de una determinada manera en función de lo que "cree". Que una persona se comporte o no de forma coherente con sus creencias es una cuestión aparte. Uniendo estos puntos, distinguimos entre la "creencia" intelectual a la que se refiere el voluntarismo doxástico y la "creencia" espiritual a la que se refiere la Biblia. La presentación que hace la Escritura de la "creencia" implica confianza y fidelidad, mientras que el concepto doxástico es puramente abstracto.
Los filósofos suelen rechazar el concepto de voluntarismo doxástico directo. La idea de que uno pueda simplemente "accionar un interruptor" para aceptar una idea como verdadera es contraria tanto a la experiencia como al sentido común. Sería tentador argumentar que el voluntarismo doxástico directo también es antibíblico, basándose en la idea de la predestinación. Especialmente según las interpretaciones reformadas, la idea de que una persona tiene el poder de creer o no creer, por su propia voluntad, es falsa. Sin embargo, ten en cuenta que estas ideas manejan significados distintos de la palabra creer. La Biblia habla de quienes parecen, intelectualmente, aceptar ciertas ideas, pero no expresan la "creencia" sumisa y salvadora pertinente a los asuntos espirituales (ver Santiago 2:19; Mateo 7:21-23).
En cambio, el voluntarismo doxástico indirecto se considera más ampliamente como verdadero. Esta interpretación implica que las personas no pueden elegir lo que creen, pero sí pueden elegir si someten o no sus creencias a escrutinio. La analogía más común de este concepto es la de aprender a tocar un instrumento musical. Una persona no puede simplemente "elegir" tocar bien un instrumento musical. Sin embargo, puede elegir tomar clases, sabiendo que le llevarán en la dirección correcta. También puede elegir a qué instrumentos dedicarse y a cuáles no. Aplicado a la elección de creencias, una persona puede -indirectamente- elegir qué creer mediante la investigación y la falta de investigación.
El voluntarismo doxástico indirecto parece encajar bien con el enfoque bíblico de la fe y la creencia (espiritual). Las Escrituras indican que se espera de nosotros que examinemos nuestras propias creencias (2 Corintios 13:5), que investiguemos lo que se nos dice (Hechos 17:11) y que nos sometamos a la verdad que encontremos (Juan 5:39-40). Aunque la Biblia sugiere que la fe salvadora requiere un acto de Dios (Juan 6:44), también indica que hay pruebas suficientes en la experiencia humana para que las personas sean responsables de buscar la verdad (Salmo 19:1; Mateo 7:7-8). En consecuencia, la Biblia tiene una base extremadamente racional para afirmar que todos los hombres están "sin excusa" (Romanos 1:18-20). Según las Escrituras, las personas son responsables de lo que creen, aunque no puedan "elegir" arbitrariamente esas creencias. Esto, más o menos, es exactamente lo que implica el voluntarismo doxástico indirecto.
Una vez más, esta conclusión debe tomarse teniendo en cuenta que las Escrituras distinguen entre lo que una persona acepta en su mente y aquello en lo que confía y actúa en su corazón. Los conceptos son similares, pero el voluntarismo doxástico no se refiere exactamente a lo mismo que el concepto bíblico de "creencia".
Solo una minoría de filósofos rechaza toda forma de voluntarismo doxástico. Según estas opiniones, las creencias intelectuales son completamente involuntarias; incluso la elección de buscar información es una consecuencia no intencionada del estado mental preexistente de una persona. El rechazo del voluntarismo doxástico es más común entre los partidarios de una visión del mundo fuertemente determinista. Este enfoque también podría considerarse compatible con las versiones más extremas del determinismo divino, pero ésta (de nuevo) es una opinión minoritaria. Desde el punto de vista práctico, este planteamiento tiene poco valor, ya que la experiencia humana exige suponer que podemos cambiar las opiniones de los demás, y de hecho lo hacemos.
Desde el punto de vista bíblico, hay que responder por separado a las dos interpretaciones principales del voluntarismo doxástico. El voluntarismo doxástico directo no cuadra tan fácilmente con la Biblia como el voluntarismo doxástico indirecto. La Biblia sugiere la capacidad de los seres humanos de buscar, indagar y cuestionar, y afirma nuestra responsabilidad de hacerlo. Pero la Biblia no sugiere que tengamos un control ilimitado sobre nuestras propias mentes; por tanto, el voluntarismo doxástico indirecto parecería ser el enfoque bíblicamente más sólido. Un rechazo total del voluntarismo doxástico, hasta el punto del determinismo absoluto, no solo es débil desde el punto de vista bíblico, sino invivible en la práctica.