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Pregunta: ¿Qué significa Dios cuando dice, "Vuelvan a Mí y Yo volveré a ustedes" (Malaquías 3:7)?

Respuesta:
Israel tenía una larga historia de alejarse de Dios y desobedecer Sus santas leyes. Una y otra vez, Dios, en Su infinito amor y misericordia sin fin (Lamentaciones 3:22), llamó a Su pueblo a arrepentirse y volver a Él: ""Desde los días de sus padres se han apartado de Mis estatutos y no los han guardado. Vuelvan a Mí y Yo volveré a ustedes", dice el Señor de los ejércitos" (Malaquías 3:7 − NBLA).

Cuando Dios dice, "Vuelvan a Mí", el verbo hebreo traducido como "vuelvan" expresa la idea de regresar o llegar a un lugar, condición o actividad que uno ha experimentado antes. Dios quiere que Su pueblo, que está lejos en rebelión espiritual, se arrepienta de sus pecados y regrese a un lugar de obediencia de todo corazón y devoción al Señor. Es un tema que se encuentra varias veces en las Escrituras; en Zacarías 1:3, el Señor suplica amorosamente, "Regresen a mí y yo me volveré a ustedes" (NTV).

Sin embargo, cuando Dios dice, "Yo volveré a ustedes", no está insinuando que necesite arrepentirse de pecado. En cambio, EL SEÑOR de los ejércitos promete venir nuevamente como lo hizo en el pasado y traer a Su pueblo Su presencia única y abundantes bendiciones. Su arrepentimiento de todo corazón traería tal bendición divina que se eliminaría cualquier duda sobre el amor y la compasión de Dios.

Jeremías 24:7 explica, “Les daré un corazón que me reconozca como el Señor. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, porque se volverán a mí de todo corazón" (NTV). Nehemías 1:9 aclara aún más, "pero si vuelven a mí y obedecen mis mandatos y viven conforme a ellos, entonces aunque se encuentren desterrados en los extremos más lejanos de la tierra, yo los volveré a traer al lugar que elegí para que mi nombre sea honrado" (NTV).

Todo el libro de Malaquías señala el camino de regreso al Señor, explicando al pueblo cómo reconciliarse con Dios. Debían comenzar por obedecer la Palabra de Dios y ser fieles en sus ofrendas al Señor (Malaquías 3: 8–12).

Es imposible seguir a Dios y mantenerse cerca de Él sin obedecer fielmente Su Palabra (Juan 14:21). A lo largo de la Escritura, se le dice al pueblo de Dios: "Asegúrense de obedecer todos los mandatos del Señor su Dios y de seguir sus instrucciones al pie de la letra" (Deuteronomio 5:32 − NTV; ver también Josué 1:7; 23:6). Pero si, por casualidad, tropezamos o nos desviamos, podemos estar seguros de que el clamor del corazón de Dios para nosotros será, "Vuelvan a Mí y Yo volveré a ustedes".

Nuestro Padre celestial se preocupa profundamente por nosotros a pesar de nuestra tendencia a desviarnos hacia la desobediencia pecaminosa (Jeremías 31:3). Nos atrae de vuelta con bondad duradera, ordenando, "Vuelvan a Mí", podemos hacer esto a través de la confesión humilde y la oración: "si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, busca mi rostro y se aparta de su conducta perversa, yo oiré desde el cielo, perdonaré sus pecados y restauraré su tierra" (2 Crónicas 7:14 − NTV; ves también 1 Juan 1:9).

"Vuelvan a Mí y Yo volveré a ustedes" coincide con la instrucción de Cristo de "Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes" (Juan 15:4 − NTV). ¡Cuánto mejor es para nosotros que nunca lo dejemos a Él en primer lugar!

Jesús también dijo: "Todos los que me aman harán lo que yo diga. Mi Padre los amará, y vendremos para vivir con cada uno de ellos" (Juan 14:23, NTV). En la persona del Espíritu Santo, Dios se instala activamente en nuestras vidas en todo momento (1 Corintios 3:16; Efesios 2:22).

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