Pregunta
¿Quién fue Abigail en la Biblia?
Respuesta
Abigail fue una de las esposas de David. Su historia se encuentra en 1 Samuel 25. Al comienzo de la historia, Abigail es la esposa de un hombre rico llamado Nabal que vivía en un pueblo llamado Maón en el desierto de Parán, una zona cerca de la península del Sinaí. Abigail era "una mujer de buen entendimiento y de hermosa apariencia" (1 Samuel 25:3) que salvó a su marido y a su familia, impidió que David cometiera una imprudencia y se aseguró un futuro inesperado.
La historia de Abigail en la Biblia es interesante por muchas razones. En primer lugar, Nabal es un personaje bastante extraño. Sin razón aparente, Nabal rechaza la petición de David de comida y refugio. A pesar de conocer la benevolencia de David con sus pastores, Nabal maleducadamente se niega a ayudar a David y a sus hombres en su intento de mantenerse un paso por delante del rey Saúl. La petición de David no era irrazonable, pero Nabal, a quien se describe como "duro y de malas obras" (1 Samuel 25:3), básicamente escupe en la cara de los siervos de David, diciendo: "¿Quién es David, y quién es el hijo de Isaí? Muchos siervos hay hoy que huyen de sus señores. ¿He de tomar yo ahora mi pan, mi agua, y la carne que he preparado para mis esquiladores, y darla a hombres que no sé de dónde son?" (versículos 10-11).
David no tomó bien este rechazo. Juró matar a todo varón que tuviera relación con la casa de Nabal (1 Samuel 25:22). Se ciñó la espada y se puso en camino con cuatrocientos hombres armados (versículo 13), cuando Abigail se encontró con él en el camino. Ella ofreció a David vino, grano, carne preparada y tortas de higos. Luego se postró ante David, suplicándole que tuviera piedad de su marido, Nabal (versículo 23). En su súplica, Abigail demuestra que comprende el carácter de Nabal: "No haga caso ahora mi señor de ese hombre perverso, de Nabal; porque conforme a su nombre, así es. Él se llama Nabal, y la insensatez está con él" (versículo 25).
Al defender la causa de Nabal y pedir a David que le perdone la vida, Abigail demuestra ser una mujer justa y bondadosa. Corriendo un gran riesgo para sí misma, se acerca a David, un hombre enfadado y dispuesto a vengarse, e intercede por su marido, a pesar del mal comportamiento de este. Su petición puede considerarse una imagen de Cristo, que se ofreció a sí mismo como sacrificio para salvar a los pecadores insensatos de las consecuencias de sus propias acciones y que sigue intercediendo por nosotros (Hebreos 7:25).
La intercesión de Abigail es la salvación. David da las gracias a Abigail por detenerle y se arrepiente de su insensata y precipitada decisión de matar a la familia de Nabal (1 Samuel 25:32-34). De hecho, David ve la llegada de Abigail como una bendición de Dios y la envía a casa en paz (versículo 35).
Entretanto, Nabal, indiferente a su fechoría y al peligro que había corrido, celebra una fiesta real para sí mismo y se emborracha (1 Samuel 25:36). Abigail espera hasta la mañana siguiente a que su marido esté sobrio, y entonces se lo cuenta todo a Nabal: cómo David había estado a punto de destruirle y cómo ella misma había salvado a Nabal. Al oír estas noticias, Nabal cae enfermo: "su corazón se quedó como muerto dentro de él, y se puso como una piedra. Y unos diez días después, sucedió que el Señor hirió a Nabal, y murió" (versículos 37-38). Luego David envía un mensaje a Abigail pidiéndole que se convierta en su esposa, y Abigail responde afirmativamente (versículos 40-42).
La Escritura dice que no debemos buscar venganza para nosotros mismos. Más bien, debemos "dejar espacio para la ira de Dios, porque está escrito: Mía es la venganza; yo pagaré, dice el Señor" (Romanos 12:19; cf. Deuteronomio 32:35). Esto es exactamente lo que sucedió en la historia de Abigail. A David se le impidió vengarse, y el Señor mismo se ocupó del asunto a su debido tiempo.
David y Nabal pueden verse como representativos de las dos respuestas que los hombres tienen ante Cristo. Nabal no se arrepiente ni reconoce su pecado; tampoco agradece a Abigail su disposición a arriesgar su propia vida por él. Por otro lado, el corazón de David es sensible y está arrepentido, y llama bendita a Abigail por sus acciones. David se libra de las consecuencias del pecado que había planeado, pero Nabal muere en su pecado.
Al final, a Nabal le arrebatan sus riquezas, su esposa y su propia vida. Abigail -una salvadora llena de belleza, sabiduría y discreción- entabla una relación amorosa con David. En Abigail, tenemos una pequeña imagen del Salvador supremo, la Fuente de belleza y sabiduría, que desea una relación amorosa con nosotros para siempre.
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