Pregunta
¿Cómo debe un cristiano responder a las cartas en cadena?
Respuesta
Una carta en cadena es una forma de correspondencia en la que se insta al destinatario a reenviar la carta a otras personas prometiéndole una recompensa o una desgracia por romper la cadena. Las cartas en cadena existen desde hace casi un siglo. El ejemplo más antiguo que se conoce data de 1935: las cartas del "Club de la Prosperidad" o "Envía una moneda de diez centavos". Los destinatarios debían pegar una moneda de diez centavos a una docena de cartas, incluido el remitente de la original, y enviarlas por correo. Supuestamente, recibirían una gran cantidad de monedas de diez centavos por correo a medida que otros hicieran lo mismo.
Con el correo sellado cada vez más anticuado, las cartas en cadena a través del sistema postal ya no son tan frecuentes como antes. Sin embargo, sus primos hermanos han aparecido en Internet a través del correo electrónico y las redes sociales. Las cartas en cadena pueden aparecer en mensajes privados, publicaciones de Facebook, tuits o correos electrónicos de grupo. Muchas de ellas tienen un sesgo cristiano, y los creyentes pueden preguntarse, ¿cómo deben responder los cristianos a estos mensajes en cadena?
La base de la mayoría de los mensajes en cadena es la superstición. Las redes sociales están inundadas de memes y pequeñas historias diseñadas para suscitar emociones, la mayoría de las cuales terminan con un reto: "Vuelve a publicar si amas a Jesús" o alguna instrucción por el estilo. Algunos van más allá y prometen "diez bendiciones en los próximos diez días" o "Dios te recompensará" por compartir la publicación. Otros no son tan amables e insinúan una falta de devoción espiritual en cualquiera que no lo reenvíe, escriba "Amén" en la caja de comentarios o lo valide de alguna otra manera. Lamentablemente, miles de personas sinceras caen a diario en estas tontas amenazas, lo que nos lleva a preguntarnos por qué. ¿Creen de verdad algunos cristianos que Dios está escribiendo estas cosas y cruzando los dedos con la esperanza de que todos las reenviemos? ¿Creen que están «defendiendo a Jesús» sentados detrás de la pantalla del computador o de un iphone y presionando "publicar"?
Uno de los peligros de este tipo de mensajes cristianos en cadena es que trivializan enormemente el poder y la majestad del Señor y hacen que los cristianos parezcan débiles de mente y supersticiosos. Muchos de los sentimientos cristianos que se expresan a través de estos mensajes en cadena ni siquiera son bíblicos y no son más que ilusiones o enseñanzas de prosperidad. Los que sí incluyen las Escrituras con frecuencia las sacan de contexto y las aplican a cualquiera que lea el mensaje. Por ejemplo, Isaías 54:17 ("ningún arma forjada contra ti prosperará...") se ha hecho muy popular, aunque está truncado y sacado completamente de contexto. Incluso los no creyentes pueden publicar esto en Facebook y obtener un centenar de "me gusta" por su espiritualidad. Pero esto es una perversión flagrante de la promesa de Dios a Su pueblo. Este versículo no se aplica a todos los que leen un meme. Dios promete vindicación y protección para Jerusalén. Pero las cartas en cadena y los mensajes en cadena rara vez transmiten esa verdad.
Hay diferentes tipos de cartas en cadena que provocan diferentes respuestas:
1. El engaño: Los engaños flotan por el ciberespacio como partículas de polvo, nublando Internet con mentiras. Nadie sabe quién los inicia, pero millones de usuarios de las redes sociales saltan ante las posibilidades que parecen ofrecer. El engaño suele adoptar la forma de una carta de aspecto oficial, supuestamente firmada por un icono reconocible, lo que le confiere legitimidad. Por ejemplo: "Bill Gates ha anunciado que regalará 1.000 dólares a las cincuenta primeras personas que reenvíen este correo electrónico". Los incautos no se molestan en validar esta afirmación, sino que la propagan con la remota posibilidad de que, tal vez, pueda ser cierta.
2. El desafío: Las cartas en cadena atrevidas tienen un tono de advertencia, implicando consecuencias negativas por no obedecer sus instrucciones. La advertencia puede insinuar que estás "decepcionando a Jesús" al no reenviarlas, pero algunas de las más agresivas escalan hasta la promesa de "muerte y destrucción en diez días". Ciertas cartas en cadena pueden calificarse como fraude, y los instigadores pueden enfrentarse a sanciones legales por impulsar esquemas piramidales o chances de lotería.
3. El rompecorazones: Las redes sociales están inundadas de historias tiernas y emotivas, normalmente relacionadas con un niño enfermo o un animal valiente y que siempre incluyen una foto lamentable para tocar la fibra sensible. Casi nunca es posible validar las afirmaciones que se hacen en estos mensajes en cadena, pero, cuando se despiertan las emociones de la gente, tienden a actuar antes de comprobarlo. Las súplicas de dinero, tarjetas de "mejórate" o servicios pueden clasificar estas historias desgarradoras como estafas si obtienen regalos de los destinatarios.
Jesús advirtió a Sus discípulos que fueran "prudentes como serpientes, y sencillos como palomas" (Mateo 10:16). Una respuesta adecuada a cualquier afirmación que parezca demasiado buena para ser cierta es hacer algunas comprobaciones antes de participar. Comprobar los hechos no implica tener un corazón duro o falta de fe. De hecho, los cristianos que tienen cuidado con lo que creen están emulando a los de Berea, que escucharon el mensaje evangélico de Pablo, "demasiado bueno para ser verdad", y "escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así" (Hechos 17:11).
Si nos hacemos primero algunas preguntas sencillas, podemos tomar decisiones más sabias antes de pasar esa carta en cadena:
1. ¿Es verdad? La pregunta no es "¿Deseo que sea verdad?". Si no puedes responder personalmente de la veracidad de algo que vas a enviar o volver a publicar, entonces no lo hagas. No querrás participar en la difusión de una mentira.
2. ¿Es coacción? La coacción es una forma de mentira, y Dios odia cualquier forma de mentira (Proverbios 12:22; 13:5; Apocalipsis 21:8). Cuando coaccionamos a la gente para que haga algo, estamos manipulando sus decisiones mediante la fuerza o las amenazas. Insinuar que alguien "no ama a Jesús" porque no cumple con la demanda de un meme anónimo está mal.
3. ¿Es superstición? Muchas veces, el poder detrás de las cartas en cadena es un temor supersticioso de que, si la cadena se rompe o el destinatario no obedece sus demandas, algo malo sucederá. Esta superstición también promete bendiciones sobrenaturales por obedecer sus instrucciones, como si Dios estuviera vendiendo billetes de lotería baratos por correo o a través de las redes sociales. La superstición es una forma de brujería, ya que atribuye a objetos inanimados o al "Universo" un poder y un respeto que sólo pertenecen a Dios (Miqueas 3:7; 5:12; Deuteronomio 18:10). Las cadenas de cartas supersticiosas se aprovechan de los espiritualmente inmaduros e incultos. También propagan una visión falsa de Dios y de Sus verdaderas bendiciones.
4. ¿Es un sustituto de la verdadera devoción espiritual? En este día de conexión digital, se ha vuelto fácil escondernos detrás de nuestros dispositivos, lanzar algunos versículos bíblicos o dichos alegres en la arena pública, y sentirnos satisfechos de haber "testificado por Cristo". Pero, ¿qué están logrando nuestros mensajes? ¿Cuántas personas han sido llevadas al arrepentimiento y a la salvación por una carta en cadena que dice ofrecer las bendiciones de Dios por pasarla? ¿Cuántas almas han sido ganadas para Cristo por un meme con un dibujo de Jesús y el reto "Soy un creyente en Jesús. Si no te avergüenzas de Él, vuelve a publicarlo. Apuesto a que sólo uno de cada mil lo hará"? Ser odioso sobre nuestra fe casi nunca es eficaz, y los mensajes en cadena son una forma de ofender en lugar de atraer al mundo a la fe en Cristo.
Los cristianos con criterio se lo pensarán dos veces antes de pulsar "publicar", "compartir" o "enviar" mensajes en cadena que no puedan superar las pruebas anteriores. Vivir como "luminares en el mundo" (Mateo 5:14; Filipenses 2:15) requiere mucho más que ser un eslabón dispuesto en una cadena de superstición. Cuando transmitimos un mensaje porque dice la verdad y anima nuestros corazones, estamos compartiendo nuestra fe. Pero cuando lo hacemos por motivos supersticiosos o porque algún creador anónimo de memes nos ha retado a hacerlo, puede que sólo estemos escondiendo esa luz debajo de un almud (Mateo 5:15).
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