Pregunta
¿Cómo pudo decir David: "Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida" (Salmo 23:6)?
Respuesta
El Salmo 23 retrata la estrecha relación que David mantiene con su Dios. Comienza con la metáfora de un pastor guiando a su cordero, destacando el cuidado personal, la guía y la protección del Señor. En los versículos finales, la imagen se intensifica con una mayor intimidad cuando David es recibido en la casa del Señor como invitado permanente, residente continuo y amigo: "Tú preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos; Has ungido mi cabeza con aceite; Mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa del Señor moraré por largos días" (Salmo 23:5-6, NBLA).
David reconoce que su relación con el Señor no es como la de un visitante que es recibido una vez y luego debe irse, o como la de alguien que es invitado a volver solo ocasionalmente. No, David se regocija de que se le ha otorgado un lugar perpetuo en la mesa del Señor.
Ungir la cabeza de una persona con aceite era una antigua costumbre de cortesía, respeto y hospitalidad mostrada hacia los invitados. En el Salmo 23, David se ve a sí mismo como un invitado honrado del Señor, quien lo invita a cenar, lo unge favorablemente y derrama tal abundancia que la copa de David se llena hasta rebosar.
La bondad y la misericordia se representan como asistentes en la casa del Señor que acompañan a David durante el resto de su vida. La palabra para "bien" en el idioma original significa "lo que es agradable o valioso o útil". El término para "misericordia" a veces se traduce como "amor leal", "amor constante" o "amor que nunca falla". La misma palabra se usa para describir el amor de Dios relacionado con la fidelidad de Su pacto. El verbo traducido como "seguirán" aquí significa "acompañar, o ir con". No se debe entender como "perseguir o correr detrás".
Cuando David dijo: "Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida", estaba dando cualidades humanas a las bendiciones abstractas del Señor. Una paráfrasis podría ser: "Porque Tú, Señor, eres bueno, agradable y valioso, y porque me amas tan fielmente, estoy seguro de que estarás conmigo toda mi vida".
El buen y misericordioso Pastor de David es el mismo Dios que pasó delante de Moisés: "El Señor, el Señor, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y verdad" (Éxodo 34:6, NBLA). Él es el mismo Dios a quien Israel cantó: "Den gracias al Señor, porque Él es bueno; Porque para siempre es Su misericordia" (1 Crónicas 16:34). Aun en la presencia de sus enemigos, David estaba seguro de la bondad y el amor fiel de Dios (Salmo 23:5).
Como creyentes, podemos confiar en que las bendiciones desbordantes del Señor permanecerán con nosotros sin importar las circunstancias que enfrentemos (Salmo 27:13; 31:19; 69:16). Si moramos en la casa del Señor continuamente, estamos bajo Su constante protección: "Una cosa he pedido al Señor, y esa buscaré: Que habite yo en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor y para meditar en Su templo. Porque en el día de la angustia me esconderá en Su tabernáculo; en lo secreto de Su tienda me ocultará; sobre una roca me pondrá en alto" (Salmo 27:4-5; ver Salmo 52:8; 61:4; 63:2-4).
Dios es el Pastor y Anfitrión perfecto. Como nuestro Pastor, el Señor provee cuidado personal, guía, compañía, protección y seguridad. Y como nuestro Anfitrión eterno, Dios nos invita a disfrutar en Su rica mesa de abundantes y desbordantes bendiciones. Permaneceremos en Su casa para siempre. Su presencia, protección y amor inquebrantable nos rodearán por toda la eternidad. Y podemos decir con David: "Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida".
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¿Cómo pudo decir David: "Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida" (Salmo 23:6)?