Pregunta
¿Qué podemos aprender del relato de la esposa de Potifar?
Respuesta
La historia de José y la mujer de Potifar en Génesis 39 contiene algunas lecciones obvias sobre la fidelidad frente a la tentación sexual, y también hay algunos puntos más sutiles que se encuentran sobre el carácter leal de Dios. La historia es trágica: José, el hijo de Jacob, está en Egipto, donde es siervo de Potifar y el supervisor de mayor confianza de su casa. La mujer de Potifar ve que José era "de hermoso semblante y bella presencia. Aconteció después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo" (Génesis 39:6-7).
La mujer de Potifar intenta seducir a José, pero él rechaza sus insinuaciones: "No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?" (Génesis 39:9). José es leal tanto a Potifar como a Dios. La mujer de Potifar no se da por vencida: "Hablando ella a José cada día, y no escuchándola él para acostarse al lado de ella, para estar con ella" (versículo 10). Notemos la sabia decisión de José de no quedarse a solas con la mujer de Potifar mientras pudiera evitarlo.
Pero entonces llegó un momento decisivo en la vida de José: "aconteció que entró él un día en casa para hacer su oficio, y no había nadie de los de casa allí. Y ella lo asió por su ropa, diciendo: Duerme conmigo. Entonces él dejó su ropa en las manos de ella, y huyó y salió" (Génesis 39:11-12). La mujer de Potifar, despreciada de nuevo, se queda allí con el manto de José en la mano, y opta por un violento y vengativo plan: "llamó a los de casa, y les habló diciendo: Mirad, nos ha traído un hebreo...para dormir conmigo, y yo di grandes voces; y viendo que yo alzaba la voz y gritaba, dejó junto a mí su ropa, y huyó y salió" (versículos 14-15).
Cuando Potifar llegó a casa, su mujer le mostró el manto de José y repitió la mentira: "Y cuando yo alcé mi voz y grité, él dejó su ropa junto a mí y huyó fuera...Así me ha tratado tu siervo" (Génesis 39:18-19). Potifar, indignado por la supuesta traición de José, lo encarceló (versículo 20).
La historia de la mujer de Potifar tiene mucho que ver con la resistencia a la tentación sexual. Una mujer descarada tienta abiertamente a un hombre, tirándole de la ropa y diciéndole: "Acuéstate conmigo". El hombre huye de ella tan repentinamente que, de hecho, deja su prenda en la mano de la mujer. José no se queda allí, mirando a la mujer, considerando si debe o no acostarse con ella. Sale inmediatamente de allí (ver 1 Corintios 6:18).
El sabio proceder de José en la situación con la mujer de Potifar contrasta directamente con las acciones temerarias del hombre ingenuo de Proverbios. Salomón ve a un necio caminando hacia la casa de una mujer adúltera (Proverbios 7:8). Cuando el necio se acercó, "se asió de él, y le besó. Con semblante descarado" (versículo 13). En lugar de huir como José, el necio se quedó a escucharla: "Lo rindió con la suavidad de sus muchas palabras, le obligó con la zalamería de sus labios" (versículo 21). Y pagó un alto precio por su insensatez: "Al punto se marchó tras ella, como va el buey al degolladero" (versículo 22). Se podría argumentar que José también pagó un alto precio -su virtud le llevó a la cárcel-, pero basta con leer el resto del Génesis para ver las bendiciones que Dios tenía reservadas para José.
Es interesante observar que Génesis 39 no dice nada sobre los sentimientos de José hacia la mujer de Potifar: ¿le atraía? ¿Le parecía hermosa o interesante? ¿Durante cuánto tiempo mantuvieron una relación perfectamente normal y amistosa -sirviente y señora- antes de que ella decidiera intentar una seducción? Nada de esto se menciona. El meollo de la cuestión es este: La mujer de Potifar prometía felicidad y satisfacción sensual, pero José vio el pecado como lo que es, negándose a hacer "este grande mal" (Génesis 39:9). José temía a Dios, sabiendo que todo pecado es, en última instancia, contra Él (ver Salmo 51:4). Al decir "no" a la mujer de Potifar, José demostró ser sabio: "El principio de la sabiduría es el temor del Señor; buen entendimiento tienen todos los que practican Sus mandamientos" (Salmo 111:10, NBLA).
El incidente con la mujer de Potifar se cierra con dos pasajes que hablan del amor y la bendición de Dios a José. José encontró el favor de los egipcios entre los que vivía y ascendió a una posición prominente en la casa de Potifar (Génesis 39:1-6). El éxito y la posición de José fueron el resultado directo de la bendición de Dios (versículos 2-3). Cuando José fue acusado injustamente y enviado a prisión, Dios permaneció fiel. Dios "le extendió su misericordia, y le dio gracia en los ojos del jefe de la cárcel" (versículo 21). Pronto, el guardián de la prisión puso a José a cargo de los demás prisioneros y confió en él tan plenamente que ya no prestaba atención a nada que estuviera bajo el control de José (versículos 22-23). Todo lo que José hacía tenía éxito porque "el Señor estaba con él" (versículo 23, NBLA).
La historia de la mujer de Potifar trata tanto de la lealtad como de la resistencia a la tentación. La mujer de Potifar era desleal a su marido, pero José era leal tanto a Potifar como a Dios. Dios nos muestra una lealtad y fidelidad asombrosas. Forma parte de Su carácter. Él es "misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad" (Éxodo 34:6). "Porque la palabra del Señor es recta, y toda su obra es hecha con fidelidad" (Salmo 33:4). El deseo de José de ser fiel y leal a Potifar era en respuesta a la fidelidad de Dios hacia Él; José estaba reflejando el carácter de Dios, que es lo que hacen los piadosos. "El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo" (1 Juan 2:6).
Cuando la mujer de Potifar despertó los celos de su marido y le hizo meter a José en la cárcel injustamente, Dios seguía allí, consolando y bendiciendo a José. De esto podemos aprender que, aunque seamos tratados injustamente en esta vida, Dios nunca abandonará a sus siervos (Hebreos 13:5).
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¿Qué podemos aprender del relato de la esposa de Potifar?