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Pregunta

¿Por qué se nos dice: "No os afanéis por vuestra vida" en Mateo 6:25?

Respuesta


En Mateo 6:25-34, parte del gran Sermón del Monte, Jesús habla a Sus seguidores sobre la confianza en la provisión de su Padre celestial. Jesús acaba de hablar de la necesidad de que los siervos del reino ofrezcan su devoción total a Dios, su Amo (Mateo 6:19-24). Los que se comprometen sin reservas con el Rey, depositando en Él su confianza absoluta, reciben a cambio Su cuidado, protección y provisión incondicionales. Por eso Jesús les dijo: "No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir" (versículo 25).

Jesús da varias razones por las que no debemos estar ansiosos ni preocuparnos por las necesidades cotidianas de esta vida. En el relato de Lucas de un sermón similar, Jesús afirma: "Pues la vida es más que la comida, y el cuerpo es más que la ropa" (Lucas 12:23, NTV). La esencia de la vida es mucho más que las preocupaciones temporales. La comida y el vestido pueden ocupar un lugar importante en nuestra lista de prioridades, pero hay otros asuntos más importantes. Las principales preocupaciones de la vida del creyente son amar al Señor (Mateo 22:34-38), amar a los demás (Mateo 22:39-40; 1 Corintios 13:13; 1 Juan 4:21) y buscar primero el reino de Dios y Su justicia (Mateo 6:33).

A continuación, Jesús inculca a Sus seguidores lo importantes que son para Dios: "Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?" (Mateo 6:26). Ciertamente, nuestro Padre celestial nos aprecia -las únicas criaturas que hizo a Su imagen (Génesis 1:26-27; ver también Génesis 5:1; 9:6; Santiago 3:9)- mucho más que a las aves y las flores, a las que alimenta, riega y cuida con tanto amor (ver Mateo 6:26, 28-30).

Jesús llega al meollo de Su enseñanza cuando pregunta: "¿Por qué tienen tan poca fe?". (Mateo 6:30, NTV). La ansiedad y la preocupación son lo contrario de la fe y la confianza. La Palabra de Dios para nosotros, los creyentes, es esta: "No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús" (Filipenses 4:6-7, NTV). Pedro anima: "Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque él cuida de ustedes" (1 Pedro 5:7, NTV). Jesús dice a Sus discípulos: "No dejen que el corazón se les llene de angustia; confíen en Dios y confíen también en mí" (Juan 14:1, NTV).

Las preocupaciones de esta vida dominan los pensamientos de las personas que no son salvas, pero Jesús asegura a Sus seguidores que su Padre celestial ya sabe lo que necesitan (Mateo 6:32). Podemos confiar en Su cuidado si estamos totalmente dedicados a Él. Si "[Buscamos] el reino de Dios por encima de todo lo demás y [llevamos] una vida justa", Dios proveerá a nuestras necesidades (Mateo 6:33, NTV). Es más, dice Isaías "¡Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti, a todos los que concentran en ti sus pensamientos!" (Isaías 26:3, NTV).

Por último, Jesús dice: "Así que no se preocupen por el mañana, porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. Los problemas del día de hoy son suficientes por hoy" (Mateo 6:34, NTV). Jesús sigue insistiendo porque comprende nuestra debilidad humana y nuestra tendencia a concentrarnos en los problemas de este mundo en vez de confiar en Dios, el soberano de este mundo. "Pero benditos son los que confían en el Señor y han hecho que el Señor sea su esperanza y confianza. Son como árboles plantados junto a la ribera de un río con raíces que se hunden en las aguas. A esos árboles no les afecta el calor ni temen los largos meses de sequía. Sus hojas están siempre verdes y nunca dejan de producir fruto" (Jeremías 17:7-8, NTV).

Se nos dice: "No te preocupes por tu vida", porque este mundo no es nuestro hogar y esta vida no es nuestro destino final (Juan 18:36; 2 Corintios 4:17-18; 5:1-15; Romanos 8:18-23; Colosenses 1:4-5). Podemos dejar de estresarnos por el mañana, porque Dios tiene el resto de nuestros días en Sus manos (Jeremías 29:11; Salmo 23). En todo está elaborando Su buen plan para nuestras vidas (Romanos 8:28-34). Estamos seguros en las amorosas manos del Padre (Salmo 55:22; 94:18-19; Romanos 8:35-39).

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