Pregunta
¿Debería el Antiguo Testamento llamarse Primer Testamento?
Respuesta
Algunos proponen que sería mejor referirse al Antiguo Testamento como "Primer Testamento", porque antiguo comunica un concepto negativo, mientras que primero comunica un concepto positivo. ¿Es esta una buena idea? Antes de profundizar en esa cuestión, repasemos brevemente por qué los dos testamentos se llaman como se llaman.
La Biblia está dividida en dos secciones: el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. La palabra testamento significa "pacto". Un pacto es un acuerdo entre dos partes, con términos establecidos por la parte iniciadora, que son plenamente aceptados por la que entra en el acuerdo. Testamento y pacto se utilizan indistintamente en toda la Biblia. Llamamos "Antiguo Testamento" a la primera sección de la Biblia porque contiene el registro de las interacciones de Dios con el hombre desde la creación hasta los años anteriores a la venida de Jesús. Los 39 libros escritos antes de la venida de Jesús detallan la vida bajo el antiguo pacto, de ahí el nombre de esa sección. Tras la venida de Jesús, instituyó un nuevo pacto, que eliminó el antiguo sistema de sacrificios (Hebreos 9:15). Los 27 libros escritos tras la ascensión de Jesús al cielo detallan el nuevo pacto de Dios con el hombre. Así pues, los nombres Antiguo Testamento y Nuevo Testamento son descripciones exactas de lo que contienen los libros.
Dentro del Antiguo Testamento hay distintos pactos que Dios inició con la humanidad a lo largo de los siglos. Estos pactos, o testamentos, eran acuerdos entre Dios y personas concretas a las que Dios utilizaría para llevar adelante Sus propósitos sobre la tierra. Hay varios pactos de este tipo en el Antiguo Testamento, como los que se hicieron con Noé (Génesis 9:8-17), con Abraham (Génesis 12:1-3) y con Moisés (Éxodo 19-24). Cada pacto se sellaba con una señal o ceremonia específica, que a menudo implicaba el derramamiento de sangre (Génesis 15).
Los pactos del Antiguo Testamento detallan las disposiciones de Dios para el perdón de los pecados (Números 15:25-27; Levítico 4:31). Estas disposiciones eran complicadas y costosas, pues requerían la intervención de sacerdotes y el derramamiento de sangre de corderos, toros y machos cabríos perfectos (Hebreos 9:22). Dios estaba pintando un cuadro para que la humanidad comprendiera el alto precio del pecado. Hasta que no vemos lo ofensivo que es nuestro pecado, no apreciamos lo que le cuesta a Dios perdonarlo.
Cuando Jesús vino a la tierra, instituyó un nuevo pacto para todo el que creyera en Él (ver Juan 3:16-18). Su propia sangre sería el sello de este pacto (Lucas 22:20). Cristo cumplió la Ley a la perfección para que, cuando fuera a la cruz, pudiera ser el sacrificio perfecto y final por los pecados del mundo (Mateo 5:17; Hebreos 9:14; 10:14). Cuando Jesús murió, el velo del templo se rasgó de arriba abajo, lo que significaba que la humanidad estaba ahora invitada a entrar en el Lugar Santísimo a través de Jesús, la Puerta (Juan 10:9; Hebreos 10:20).
Aunque los libros del Antiguo Testamento son los primeros en nuestras Biblias, el mejor nombre para esta sección de 39 libros es Antiguo Testamento y no Primer Testamento. Detallan la antigua ley, la antigua forma de hacer las cosas. La palabra antiguo puede significar "anticuado y sustituido", lo que describe el antiguo sistema que se centraba principalmente en la nación judía. El nuevo sistema sustituyó al antiguo con el sacrificio de Jesús. El nuevo pacto ofrece la salvación a "todo el que cree, del judío primeramente y también del griego" (Romanos 1:16, NBLA). Podemos apreciar plenamente el Nuevo Testamento cuando comprendemos el Antiguo.
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¿Debería el Antiguo Testamento llamarse Primer Testamento?