Respuesta:
Todo lo que sabemos sobre el profeta Agabo proviene de dos pasajes breves en la Biblia. En Hechos 11: 27-30, Agabo se describe como uno de varios profetas que vinieron de Jerusalén a Antioquía de Siria, donde Pablo estaba ministrando. Un profeta era aquel que recibía mensajes directos de Dios y los comunicaba al pueblo. En Hechos 11, Agabo predijo (por el Espíritu Santo) que "vendría una gran hambre en toda la tierra habitada" (versículo 28). El texto además informa que Agabo estuvo en lo cierto (como podríamos esperar) y que esta hambruna ocurrió durante el reinado del emperador Claudio.
Como resultado de la profecía de Agabo, los creyentes en Antioquía empezaron a reunir dinero para enviar a los cristianos que vivían en Judea, y enviaron el dinero por manos de Bernabé y Saulo (Pablo). Este regalo monetario fue una respuesta apropiada porque en el antiguo Imperio Romano generalmente había comida disponible para comprar durante una hambruna, pero a precios dramáticamente elevados. Con fondos suficientes, los cristianos en Judea aún habrían podido comprar comida. Además, es muy posible que los cristianos de Judea estuvieran aislados de sus familias y de sus medios normales de sustento. El regalo de amor de Antioquía era aún más importante como signo de la unidad de los creyentes judíos (en Judea) y gentiles (en Antioquía), una unidad por la que Pablo estaba trabajando continuamente.
En Hechos 21: 10-12 volvemos a ver a Agabo, esta vez en Cesarea. Aunque Lucas no afirma explícitamente que este es el mismo Agabo que en Hechos 11, no hay razón para suponer que es una persona diferente. Una vez más, Agabo actúa como profeta, y viene de Judea (versículo 10). Se encuentra con Pablo cuando el apóstol está de camino a Jerusalén. Agabo toma el cinturón de Pablo y se ata las manos y los pies con él y dice: "Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles" (versículo 11). Cuando la gente del grupo de Pablo escucha la profecía de Agabo, hacen todo lo posible para que Pablo no vaya a Jerusalén, pero él está decidido. En este caso, parece que el propósito de la profecía era preparar mentalmente a Pablo para lo que le iba a suceder en lugar de advertirle que no fuera.
En ambos casos, Agabo entregó fielmente el mensaje que Dios le había dado y dejó que los oyentes tomaran la decisión correcta. Agabo no dijo más ni menos de lo que Dios le había dicho, y ese es el único requisito de un profeta fiel.
Después de Hechos 21, no se nos dice más acerca de Agabo, pero ya que los apóstoles y profetas son la base de la iglesia (siendo Jesús la piedra angular — Efesios 2:20), sería lógico asumir que Agabo continuó ministrando en otras situaciones que no están registradas en las Escrituras.