Pregunta: "¿Qué tan importante es la conducta cristiana para la forma en que el mundo incrédulo ve a Cristo?"
Respuesta:
Aquí está la sencilla respuesta a la pregunta de cuán importante es la conducta cristiana: ¡muy importante! La Biblia está llena de versículos que relacionan la conducta cristiana con la forma en que el mundo ve a Cristo. "Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos" (Mateo 5:16). "Pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos" (2 Corintios 9:13). "Manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras" (1 Pedro 2:12).
Si comparamos el cristianismo con una película, nuestras buenas obras podrían ser vistas como el tráiler. Cuando los incrédulos ven el amor que los cristianos se tienen unos a otros y las buenas obras que realizan, pueden pensar todo tipo de cosas malas sobre los cristianos, pero no pueden reprochar su conducta, lo cual es para la gloria de Dios. Incluso en nuestro testimonio y defensa de la fe, debemos comportarnos con dulzura y respeto (1 Pedro 3:15), no con tonos airados y jactanciosos.
La verdad es que el evangelio ya es una ofensa para el mundo incrédulo (1 Corintios 1:18); los cristianos no deberían añadir a la ofensa. Este sentir se ve claramente en la primera epístola de Pedro. Él exhorta a sus lectores a que, si van a sufrir a manos de hombres malvados, que sea porque son cristianos y no porque actuaron pecaminosamente (1 Pedro 4:14-16).
Otra parte importante de la Escritura donde se expone este punto es en la carta de Pablo a Tito. En el segundo capítulo, Pablo le da a Tito instrucciones sobre cómo enseñar a su congregación. En tres puntos separados de este capítulo, muestra el punto que estamos discutiendo aquí. Pablo insta a Tito a que enseñe a las jóvenes "a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada" (Tito 2:5). Asimismo, exhorta a Tito diciendo: "presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros" (Tito 2:7-8). Finalmente, Pablo le dice a Tito que amoneste a los esclavos a "que se sujeten a sus amos, que agraden en todo, que no sean respondones; no defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador" (Tito 2:9-10). En los tres casos, Pablo señala que la conducta cristiana es importante no sólo para cerrar la boca de los hombres malvados, sino también para proteger la integridad de la Palabra de Dios.
Considera la alternativa. Si los cristianos se comportan de la misma manera que en el mundo de afuera, ¿de qué sirve eso? Si el mundo está observando y no ven ninguna diferencia entre ellos y los cristianos, ¿qué motivación (si es que la hay) habrá para que renuncien a su estilo de vida incrédulo? El incrédulo ya es inherentemente hostil a las cosas de Dios (1 Corintios 2:14; Romanos 8:7-8). Si los cristianos se comportan como lo hace el mundo incrédulo, entonces todo lo que hacemos es invitar al desprecio y a las acusaciones de hipocresía.
Para estar seguros, ningún incrédulo se salvará por las buenas obras del cristiano; es necesario presentar el evangelio. Además, todos sabemos que incluso en lo mejor de nuestra vida, seguimos siendo propensos a pecar. Sin embargo, es mucho más probable que el evangelio sea recibido positivamente si lo presenta una persona humilde y amable y no una persona grosera e irrespetuosa. Nuestras acciones pueden ayudar o dificultar el evangelio.