Pregunta: ¿Cuál era el significado y la importancia del Concilio de Jerusalén (Hechos 15)?
Respuesta:
En los primeros días de la iglesia cristiana, la iglesia estaba compuesta predominantemente por judíos. En el capítulo 8 de Hechos, el evangelio se extendió a los samaritanos (que eran judíos mezclados étnicamente con gentiles), y muchos samaritanos recibieron a Jesucristo como Salvador. En el capítulo 10 de Hechos, el apóstol Pedro fue el primero en llevar el evangelio específicamente a los gentiles, y muchos recibieron a Cristo como Salvador. En los capítulos 13-14 de Hechos, Pablo y Bernabé tuvieron un ministerio muy fructífero entre los gentiles. Todos estos gentiles que se convertían a la fe en Cristo causaron preocupación entre los creyentes judíos, primero expresada en Hechos 11:1-18, y los asuntos que causaron preocupación se decidieron finalmente en el Concilio de Jerusalén (Hechos 15). Los temas se centraron en dos preguntas: ¿Tienen que convertirse primero los gentiles en judíos antes de poder convertirse en cristianos? ¿Tienen que observar los gentiles la Ley de Moisés después de convertirse en cristianos?
El impulso para el Concilio de Jerusalén se describe en Hechos 15, versículos 1 y 5: "Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos. . . . Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés". Algunos cristianos judíos enseñaban que los gentiles debían observar la Ley Mosaica y las costumbres judías para ser salvos. Dado que esta enseñanza contradecía claramente el hecho de que la salvación es solo por gracia, solo por fe, y solo en Cristo (Hechos 15:11), los apóstoles y líderes de la iglesia celebraron el primer concilio cristiano para resolver el asunto. En los versículos 7-11, el apóstol Pedro habló de su ministerio con los gentiles, como se registra en Hechos capítulo 10. Pedro se centró en el hecho de que el Espíritu Santo fue dado a los gentiles incircuncisos, de la misma manera que el Espíritu Santo fue dado a los apóstoles y creyentes judíos en el día de Pentecostés. Esto llevó a Pedro a la conclusión de que no debería ponerse "sobre la cerviz de los discípulos [gentiles] un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar" (Hechos 15:10).
El medio hermano de Jesús, Santiago, quien se había convertido en el líder de la iglesia en Jerusalén, estuvo de acuerdo con Pedro y declaró: "Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios" (Hechos 15:19). Luego, el Concilio de Jerusalén procedió a dar cuatro "reglas" por las que los cristianos gentiles deberían vivir. Estas no eran reglas que los gentiles debían seguir para ser salvos. Más bien, las reglas eran para construir armonía entre los cristianos judíos y gentiles en el primer siglo. Las cuatro reglas que decidió el Concilio de Jerusalén eran que los cristianos gentiles debían abstenerse de alimentos contaminados por ídolos, inmoralidad sexual, carne de animales estrangulados y sangre. Las instrucciones no estaban destinadas a garantizar la salvación, sino a promover la paz dentro de la iglesia primitiva.
Es interesante que el tema que abordó el Concilio de Jerusalén sigue siendo un tema muy importante en la iglesia hoy en día. Todavía hay grupos que enseñan que los cristianos deben obedecer la Ley del Antiguo Testamento. Ya sea el día de reposo o las leyes de alimentos o toda la Ley del Antiguo Testamento fuera del sistema sacrificial, hay grupos que declaran que observar la Ley es necesaria para la salvación o al menos un aspecto crucialmente importante de la vida cristiana. Lamentablemente, estos grupos ignoran por completo o interpretan de manera incorrecta la decisión del Concilio de Jerusalén. El objetivo específico del Concilio de Jerusalén era decidir qué aspectos, si los hubiera, de la ley del Antiguo Testamento debían observar los cristianos. El Concilio de Jerusalén, por el bien de integrar las culturas judía y gentil dentro de la iglesia de Antioquía, dijo que los gentiles debían evitar sus antiguas prácticas paganas asociadas con la idolatría. No se mencionó en absoluto el día de reposo. Además, el Concilio de Jerusalén dejó muy claro que estas reglas no eran requisitos para la salvación, al reafirmar que la salvación es por gracia tanto para judíos como para gentiles (Hechos 15:11). ¿Cuántas discusiones se resolverían si la iglesia de hoy simplemente siguiera el principio establecido por el Concilio de Jerusalén: limitar tu libertad por amor?