Pregunta: ¿Deben los cristianos celebrar el Día de la Madre?
Respuesta:
El Día de la Madre puede remontarse a las antiguas prácticas paganas, pero ha pasado por muchos cambios y nombres hasta llegar a lo que conocemos hoy. La historia del Día de la Madre puede remontarse a las celebraciones de la antigua Grecia en honor a Rea, la madre de los dioses. Durante la década de 1600, los primeros cristianos en Inglaterra celebraron un día para honrar a María, la madre de Cristo. Por una orden religiosa, la festividad se amplió más tarde para incluir a todas las madres. El Día de la Madre se celebra en los Estados Unidos una vez al año el segundo domingo de mayo, mientras que el Día de la Madre en el Reino Unido se celebra el cuarto domingo de Cuaresma. Las formas tradicionales de celebrar el Día de la Madre son llevar a las madres a cenar y/o honrarlas con tarjetas, flores o dulces. Bíblicamente, honrar a las madres (y a los padres) es un mandato de Dios tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento (Deuteronomio 5:16; Efesios 6:2).
La Biblia no nos manda a dedicar un día especial para honrar a nuestras madres, ni hay nada en la Biblia para condenarlo. Así que la pregunta es si, considerando las raíces paganas de la festividad, los cristianos deben celebrar el Día de la Madre. La clave se encuentra en Romanos 14:5-8: "Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios. Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos".
Como cristianos, debemos estar plenamente convencidos de que estamos haciendo lo que Dios quiere que hagamos. Si elegimos celebrar el Día de la Madre y no vemos nada malo en ello, entonces debemos celebrarlo con una conciencia tranquila. Si, sin embargo, celebrar va en contra de la conciencia de uno, entonces no es apropiado celebrar. Por otra parte, si uno decide no celebrar el Día de la Madre o cualquier otra festividad por razones de conciencia, eso está bien, siempre y cuando no se vuelva orgulloso, mirando con desprecio a aquellos que sí celebran. Como con todos los temas no específicamente abordados en la Escritura, tenemos la libertad de celebrar o no celebrar el Día de la Madre, de acuerdo con la preferencia personal.
