Pregunta: ¿Cómo puede Dios ser bueno si ahogó a bebés en el diluvio de Noé?
Respuesta:
Las Escrituras a menudo nos presentan eventos incómodos. Algunos, como el diluvio, involucran incidentes que naturalmente encontramos desgarradores, como infantes y niños ahogándose junto con adultos. Otros ejemplos incluyen la conquista de la Tierra Prometida por Israel, la destrucción de Sodoma y Gomorra, y la rebelión de Coré. Es importante entender que la Biblia no se aleja de estos eventos, pero los presenta en un contexto claro. Para entender correctamente cómo la bondad de Dios encaja con Sus acciones en esos casos, debemos tener firmemente en mente ese contexto.
Por supuesto, ese contexto es dentro de la cosmovisión cristiana, pero ese es el único contexto que importa. Un crítico no puede atacar la Biblia por algo que contiene mientras ignora el resto de su contenido. Eso sería como criticar una novela de ciencia ficción por ser "irrealista" cuando el héroe es salvado por un transportador, bajo el argumento de que los transportadores no existen realmente. Si una persona cree o no que Dios existe, es una pregunta totalmente separada de si el Dios de la Biblia es consistente con la enseñanza bíblica sobre la bondad.
Es útil considerar la respuesta cristiana a versiones genéricas de esta pregunta también. Esas incluyen problemas como "¿por qué les suceden cosas malas a las personas buenas?", y "¿por qué Dios permite que los inocentes sufran?"
Es necesario darse cuenta de que Dios no es como nosotros. Muchos -si no todos- de los ataques a las acciones de Dios presuponen que se le puede juzgar como a cualquier otra persona. Pero incluso en contextos humanos, no todas las figuras de autoridad son iguales. Dios no es un ser humano imperfecto y limitado que actúa entre otros seres humanos. Es el Creador y la fuente última de la existencia. Su posición trascendente y Su naturaleza perfecta crean una diferencia drástica entre lo que Él está moralmente "autorizado" a hacer a Sus creaciones, y lo que Sus creaciones están moralmente "autorizadas" a hacerse unas a otras.
No es un concepto emocionalmente satisfactorio. Independientemente de que uno sea creyente o escéptico, nadie se siente del todo cómodo con la idea de que Dios es Dios y nosotros no. Sin embargo, si vamos a examinar cuestiones como ésta con imparcialidad e integridad, debemos partir de esa observación. Ese punto de partida conduce a varios puntos válidos a considerar en respuesta al asunto de Dios ahogando a los niños en el diluvio.
En primer lugar, la muerte y el sufrimiento humanos son el resultado del pecado humano. Esto es cierto tanto a nivel personal como colectivo; ya se trate de muerte por medios "naturales" o a manos de otras personas, la fuente última de esa destrucción es el rechazo de Dios por parte de la humanidad. Por desagradable que sea esta verdad, los seres humanos no pueden eludir la responsabilidad colectiva por el sufrimiento, incluso el de "los inocentes". Todos somos cómplices.
En segundo lugar, está la cuestión del "bien mayor". Los seres humanos a veces utilizan la excusa del "bien mayor" para encubrir su propia maldad, pero tiene más sentido cuando la aplica un Creador omnipotente y omnisciente. Uno de los propósitos del diluvio era evitar males aún peores o la perpetuación de ciertos males. Es razonable pensar que muchísimos más niños podrían haber sufrido experiencias aún peores si Dios no hubiera intervenido con el diluvio.
En tercer lugar, se puede argumentar que el acto de Dios de quitarles la vida a esos niños fue misericordia divina. Dado lo que la Biblia parece enseñar sobre la edad de responsabilidad, los niños que murieron en el diluvio escaparon a la condenación en el infierno. Los que crecieron para odiar y desafiar a Dios se habrían perdido eternamente. Aunque no es seguro, al menos es posible que el diluvio fuera un acto de misericordia con los jóvenes, por esa razón. Para que quede bien claro, este no es un argumento que pueda aplicarse a los seres humanos que toman tales decisiones.
En cuarto lugar, tenemos que darnos cuenta de que el diluvio formaba parte de la preparación del mundo para Jesús, el medio de salvación humana. Esto no niega el impacto emocional de los niños ahogados, pero sí proporciona cierta perspectiva. El Dios del diluvio es el mismo Dios que vino, en forma humana, para ser brutalizado y humillado como sacrificio. Ese mismo Dios proporcionó un camino para que todas las personas fueran redimidas y rescatadas de un infierno eterno. Una vez más, esto plantea la posibilidad de que Dios tuviera razones totalmente válidas para permitir que los niños se ahogaran en el diluvio, aunque no podamos entender del todo esas razones.