Pregunta: ¿Qué significa que Dios es un Dios de milagros?
Respuesta:
Dios es un Dios de milagros: "Tú eres el Dios que hace maravillas; hiciste notorio en los pueblos tu poder" (Salmo 77:14). ¿Quién puede estudiar el universo y dudar de Su poder en la creación? ¿Quién puede estudiar la historia de Israel y no ver Su providencial disposición de los acontecimientos? En contraste con la obra del Dios de los milagros, la obra del hombre es insignificante. Dios hace cosas maravillosas, y las hace todas con Su propio poder, sin ayuda de otros.
La Biblia utiliza tres palabras principales para referirse a un milagro: señal, prodigio y poder. Estas tres palabras nos ayudan a entender mejor lo que significa la frase Dios de milagros. Básicamente, un milagro es un acto de Dios más allá de la comprensión humana, que muestra el poder de Dios, inspira asombro en los seres humanos, y actúa como una señal de que Dios está actuando en el mundo.
Desde una perspectiva humana, un milagro de Dios es un acontecimiento extraordinario o antinatural (un prodigio) que revela o confirma un mensaje específico (una señal) a través de una obra poderosa (poder). Desde el punto de vista del Dios de los milagros, un milagro no es nada extraordinario o antinatural. Es simplemente un despliegue divino de Su fuerza (poder) que atrae la atención de los seres humanos (un prodigio) hacia Su Palabra o Sus propósitos (una señal).
El Dios de los milagros usa el poder sobrenatural para revelarse a la gente en la tierra. La palabra griega traducida "milagro" es dunamis (la raíz de nuestra palabra dinamita) y significa "poder". Los milagros de Dios a menudo desafían o superan las leyes de la naturaleza, pero no siempre. Dios también puede obrar dentro de la naturaleza para realizar un milagro. Cuando Dios dividió el Mar Rojo, utilizó un poderoso viento: "Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor, por medio de un fuerte viento del este que sopló toda la noche, hizo que el mar se retirara, y cambió el mar en tierra seca. Así quedaron divididas las aguas" (Éxodo 14:21, NBLA). Dios no utiliza los milagros simplemente como un medio para autentificarse ante la gente, sino para revelarse a las personas que tienen ojos de fe para ver.
El Dios de los milagros obra maravillas extraordinarias para captar la atención de la gente. La dimensión inusual y antinatural de los milagros de Dios llama nuestra atención. Cuando el Señor hizo que una zarza ardiera, pero no se consumiera, Moisés se dio cuenta: "Y el ángel del Señor se le apareció en una llama de fuego, en medio de una zarza. Al fijarse Moisés, vio que la zarza ardía en fuego, pero la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: "Me acercaré ahora para ver esta maravilla, por qué la zarza no se quema". Cuando el Señor vio que Moisés se acercaba para mirar, Dios lo llamó de en medio de la zarza, y dijo: "¡Moisés, Moisés!". Y él respondió: "Aquí estoy"" (Éxodo 3:2-4). La maravilla de todo aquello despertó el interés de Moisés y lo llevó al lugar donde estaba preparado para recibir el mensaje de Dios.
El Dios de los milagros utiliza señales para transmitir un mensaje o revelar una verdad. La gente que busca señales a menudo quiere ser entretenida, como Herodes en Lucas 23:8. Sin embargo, Dios nunca utiliza los milagros para divertirnos; siempre tienen un propósito. Su objetivo general es glorificar a Dios. Cuando Jesús resucitó a Lázaro de entre los muertos, confirmó este propósito: "Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado" (Juan 11:40-42). Entonces Jesús llamó a Lázaro para que volviera de entre los muertos a la vida. Muchos de los judíos que habían venido a visitar a María vieron este asombroso milagro. Como resultado, pusieron su fe en Cristo y creyeron que Jesús era el Hijo de Dios. Jesús mostró a los discípulos, y al mundo, que Él tiene poder sobre la muerte (versículos 43-45).
El poder revela la fuente del milagro: Dios. El prodigio revela la naturaleza del milagro: maravilloso, sobrecogedor, digno de atención. La señal revela el propósito del milagro: confirmar un mensaje o transmitir una verdad.
La Biblia presenta a Dios como un Dios de milagros, un Dios que nos ha revelado Su poder y es digno de alabanza: "Bendito sea el Señor Dios, el Dios de Israel, el único que hace maravillas" (Salmo 72:18). Sus milagros declaran Su control absoluto sobre la naturaleza, los acontecimientos, las personas y los poderes. Sus milagros revelan quién es Dios y despiertan a los seres humanos a Su presencia y a la presencia de Su Reino. Dios obra a través de milagros para revelar Su gloria, confirmar Su mensaje y transmitir Sus propósitos y verdades a aquellos que lo ven con ojos de fe. Su mayor milagro es que dio a Su Hijo unigénito para convertirse en un hombre que, a través de Su muerte sacrificial en la cruz, venció el poder de la muerte a través de la resurrección. Jesús pagó el precio definitivo, la pena por nuestro pecado, y realizó el milagro de la salvación.