Pregunta: ¿Qué significa que Dios es fiel (1 Corintios 1:9)?
Respuesta:
Con frecuencia, Pablo incluye una nota de agradecimiento en sus cartas, y 1 Corintios 1:9 concluye su acción de gracias en su carta a Corinto con estas palabras: "Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor". Aquí, Pablo glorifica a Dios por las bendiciones y dones espirituales concedidos a la iglesia de Corinto (versículo 7) y afirma su confianza en que Dios los mantendrá firmes hasta el final (versículo 8). En este contexto, la confianza de Pablo procede de la fidelidad de Dios, fundamento sólido de todos los creyentes.
La palabra griega traducida como "fiel" es pistos, que también transmite el concepto de ser digno de confianza. Por lo tanto, cuando la Escritura declara que Dios es fiel, significa que es digno de confianza. Cuando Dios hace una promesa, es inquebrantable. La confiabilidad de Dios se basa en Sus atributos, específicamente en Su amor, justicia y santidad. Él no romperá Su promesa.
El hecho de que Dios es fiel se ve fácilmente en el Antiguo Testamento. Por ejemplo, Dios prometió a Abraham, quien al principio no tenía hijos, diciéndole: "serán benditas en ti todas las familias de la tierra." (Génesis 12:3). A pesar de los desafíos aparentemente imposibles, Dios cumplió Su promesa dándole a Abraham a Isaac (Génesis 21:12). A través de Isaac vino Jacob, el antepasado de los israelitas, por quien vino el Mesías, trayendo la bendición de la salvación a todas las naciones, tanto judías como gentiles (ver Gálatas 3:6-9).
Otro ejemplo de la fidelidad de Dios es Su pacto con el rey David: "Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente" (2 Samuel 7:16). El pacto davídico se vio amenazado por la infidelidad de Salomón (1 Reyes 11:1-13), por la matanza de Atalía (2 Reyes 11:1-3) y por el exilio babilónico (2 Reyes 24:8-17), aunque Dios fue fiel. La promesa a David se cumplió en Cristo, el Mesías (Lucas 1:32-33). Estos ejemplos demuestran que Dios es digno de confianza, incluso cuando las cosas parecen improbables.
Comprendemos mejor la fidelidad de Dios cuando conocemos Su carácter, revelado en Su Palabra. Pablo proclamó con valentía la fidelidad de Dios, especialmente en lo que respecta a nuestra salvación. Gracias a la fidelidad de Dios, Pablo está seguro: "el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo" (1 Corintios 1:8). La iglesia de Corinto se enfrentaba a numerosos problemas, como la inmoralidad sexual (1 Corintios 5:1-2), las divisiones (1 Corintios 1:10-13), los malentendidos sobre la resurrección (1 Corintios 15:12), el posible mal uso de los dones espirituales (capítulo 14) y la inmadurez espiritual (1 Corintios 3:1-3). Pablo abordó estos temas, muchas veces con severas reprimendas, pero nunca puso en duda la salvación de la Iglesia, y creía que Dios la sostendría hasta el final. En la epístola a Roma, Pablo expresó un sentimiento similar: "Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 8:38-39).
La fidelidad de Dios en el cumplimiento de Sus promesas nos da confianza en Él y nos permite unirnos a la doxología de Judas: "Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén" (Judas 1:24-25).