Respuesta:
El atributo de la paciencia de Dios se manifiesta tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Un ejemplo viene del mismo Dios, que proclamó a Moisés: "El Señor, el Señor, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y verdad" (Éxodo 34:6, NBLA). La expresión "lento para la ira" ilustra su paciencia. El salmista también alaba a Dios como "Dios misericordioso y clemente, lento para la ira, y grande en misericordia y verdad" (Salmo 86:15).
En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo describe a Dios como benigno, paciente y compasivo (Romanos 2:4). El apóstol Pedro también se refirió a la paciencia de Dios cuando trataba las objeciones de los burlones de entonces (que se extienden hasta ahora) respecto a la segunda venida: "El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento" (2 Pedro 3:9). Estos son sólo algunos ejemplos en los que se describe a Dios como paciente.
Cuando la Escritura describe a Dios como paciente, quiere decir que soporta los defectos de la humanidad, que no se enfada fácilmente y que retrasa el juicio para dar lugar al arrepentimiento. Su paciencia también se demuestra en cómo condesciende a obrar a través de seres humanos imperfectos para llevar a cabo Sus planes. Noé, Abraham, Moisés, el rey David y los profetas son algunos ejemplos.
Además, vemos la paciencia de Dios hacia los humanos justo después de la caída, cuando Dios hizo vestidos para Sus avergonzadas creaciones (Génesis 3:21). También escuchó pacientemente a Caín, incluso ante el juicio (Génesis 4:15). Luego está el diluvio. Las Escrituras describen a los habitantes del mundo: "Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia" (Génesis 6:11). Incluso con la depravación moral de nuestros días, nos horrorizaría la violencia del mundo en aquella época. Sin embargo, Dios no ejecutó un juicio rápido. Por el contrario, esperó a que Noé construyera el arca, lo cual llevó mucho tiempo (1 Pedro 3:20).
En el juicio de Dios sobre Sodoma y Gomorra, Su paciencia se reveló cuando prometió a Abraham que no ejercería el juicio si había al menos diez personas justas en la ciudad (Génesis 18:32). Para contextualizar, Sodoma y Gomorra no sólo habían pecado, sino que había un gran clamor contra ellos (versículo 20). No obstante, Dios estaba dispuesto a mostrar misericordia a todos ellos por el bien de sólo diez personas.
Otros ejemplos de la paciencia de Dios son Su trato con los cananeos (Génesis 15:16), los ninivitas en tiempos de Jonás (Jonás 3:10) y los israelitas antes de su exilio (2 Reyes 17:13-14). Su paciencia también explica el retraso aparente de la segunda venida de Jesús (2 Pedro 3:9, 15).
Quizá la muestra más excepcional de la paciencia de Dios sea la Persona de Jesús. El Hijo de Dios se hizo hombre, vivió entre Su creación y soportó los desafíos de Su ministerio. También sucumbió pacientemente a la humillación en la cruz para llevar a cabo Su obra redentora en favor de la humanidad.
Como cualquier otro atributo de Dios, Su paciencia supera la nuestra. Aunque esta es una buena noticia para el creyente que lucha por salir adelante o para aquellos que se acercan a un ser querido incrédulo, también puede llevar a la frustración. Como los santos martirizados en Apocalipsis 6:10, los creyentes pueden gritar "¿Hasta cuándo, Señor?". ¿Cuánto tiempo permaneceremos en este mundo destruido? ¿Cuánto tiempo hasta la restauración? ¿Cuánto tiempo hasta que seamos libres de las garras del pecado y del sufrimiento? ¿Hasta cuándo aguantaremos? Pero incluso en nuestro estado de perplejidad, confiamos en que Dios tiene el control absoluto y es infinitamente bueno.