Respuesta:
El libro de Dean Hamer de 2004, El gen de Dios: Cómo la fe está cableada en nuestros genes, de ninguna manera refuta a Dios. La teoría de Hamer, de que el gen VMAT2 en los humanos es responsable de producir una creencia en Dios, ha sido ampliamente criticada tanto en círculos científicos seculares como en el mundo teológico. Casi no hay ningún académico científico o teológico serio que respalde la hipótesis de Hamer.
Esto plantea la cuestión de por qué Hamer propondría tal cosa para empezar. De hecho, él mismo responde a la pregunta: "Los defensores de esta visión a menudo son llamados 'materialistas' porque creen que todos los procesos mentales pueden, en última instancia, explicarse por unas pocas leyes físicas básicas. La mayoría de los científicos, incluyéndome a mí mismo, somos materialistas".
Ahí radica la motivación de Hamer. Los materialistas o naturalistas filosóficos creen que Dios no existe y que no hay componente sobrenatural en la vida. Para los materialistas, todo tiene una explicación puramente natural; su cosmovisión dicta que excluyan cualquier razonamiento que aluda a lo sobrenatural. Es un juicio a priori y no científico en absoluto, pero cuando los científicos comienzan a exponer sobre filosofía y religión, su sesgo generalmente comienza a mostrarse.
En realidad, probablemente no existe un auténtico materialista absoluto. Un materialista puede decir a su esposa: "Querida, te amo", pero una declaración más precisa, desde su punto de vista, sería: "Querida, estoy teniendo una reacción química". El amor, para el verdadero materialista, no es más que una mezcla fortuita de hormonas.
El pensamiento materialista no es nada nuevo. En Hechos 17, el apóstol Pablo se enfrenta a los filósofos en el Areópago en Atenas. Entre ellos estaban los epicúreos, que creían que la vida no era más que una composición aleatoria de átomos. Al igual que Hamer, eran materialistas y creían que nada existía más allá de la vida física y los procesos naturales que la componen.
La Biblia dice que todas las personas intuitivamente saben que hay un Dios, no por un gen específico que poseen, sino porque fueron hechos a imagen de Dios (imago dei; cf. Génesis 1:26). "Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias" (Romanos 1:21). Juan Calvino se refería a este conocimiento como el sensus divinitatis ("sentido de la divinidad").
Mientras materialistas como Hamer sostienen una visión reduccionista de la humanidad, la Biblia da a la humanidad un lugar especial en la creación. Según las Escrituras, somos más que solo materia + tiempo + casualidad. Llevamos un alma viviente, creada en nosotros por el mismo aliento de Dios (Génesis 2:7).
Además, el libro de Hamer no hace nada para responder a los sólidos argumentos filosóficos a favor de la existencia de Dios, que han resistido siglos de escrutinio y debate. Los argumentos cosmológicos, teleológicos y morales a favor de Dios, así como la historicidad de la vida de Jesucristo, ahogan cualquier afirmación de los naturalistas filosóficos de que Dios no existe.
Al final, la teoría del gen de Dios no logra hacer ni la más mínima mella en las afirmaciones de verdad del cristianismo.