Respuesta:
La Biblia nos dice que Dios se revela a los seres humanos de cuatro maneras principales. Todo lo que Dios ha creado en la naturaleza revela quién es Él. Nuestras conciencias (la mente y el corazón humanos) dan testimonio de la existencia de Dios. Dios se nos revela a través de Su Palabra y de la persona de Jesucristo. Las dos primeras formas en que Dios se nos revela son generales y limitadas. Sin embargo, las otras dos formas de revelación son personales, plenas y completas.
La creación revela a Dios
Pablo dijo en Romanos 1:19-20 que, desde la creación del mundo, Dios ha hecho evidente el conocimiento de Sí mismo a todas las personas: "Ellos conocen la verdad acerca de Dios, porque él se la ha hecho evidente. Pues, desde la creación del mundo, todos han visto los cielos y la tierra. Por medio de todo lo que Dios hizo, ellos pueden ver a simple vista las cualidades invisibles de Dios: su poder eterno y su naturaleza divina. Así que no tienen ninguna excusa para no conocer a Dios" (NTV).
Los seres humanos pueden contemplar la belleza y el esplendor de todo lo que nos rodea y reconocer que estas cosas creadas dan testimonio de la existencia de Dios, que es el creador todopoderoso del universo. En palabras de Pablo, Dios ha proporcionado a través de la creación una visión suficiente de Su eterno poder y de Sus atributos divinos, de modo que nadie tiene excusa para pasar por alto Su existencia.
El Salmo 19:1-4 declara: "Los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento despliega la destreza de sus manos. Día tras día no cesan de hablar; noche tras noche lo dan a conocer. Hablan sin sonidos ni palabras; su voz jamás se oye. Sin embargo, su mensaje se ha difundido por toda la tierra y sus palabras, por todo el mundo" (NTV).
La Escritura también parece indicar que la revelación de Dios en la creación es sólo un pequeño destello -un pequeño susurro- de quién es Él y cómo quiere que los seres humanos lo conozcan: "Ata las aguas en sus nubes, y las nubes no se rompen debajo de ellas. Él encubre la faz de su trono, y sobre él extiende su nube. He aquí, estas cosas son solo los bordes de sus caminos; ¡y cuán leve es el susurro que hemos oído de él! Pero el trueno de su poder, ¿quién lo puede comprender?"
(Job 26:8-9,14).
Escrita en nuestros corazones
La Biblia dice que Dios ha revelado Su existencia a los seres humanos en sus conciencias al imprimir Su ley en sus corazones, incluso antes de que escuchen el mensaje del Evangelio: "Aun los gentiles, quienes no cuentan con la ley escrita de Dios, muestran que conocen esa ley cuando, por instinto, la obedecen aunque nunca la hayan oído. Ellos demuestran que tienen la ley de Dios escrita en el corazón, porque su propia conciencia y sus propios pensamientos o los acusan o bien les indican que están haciendo lo correcto" (Romanos 2:14-15, NTV).
Según Eclesiastés 3:11, en el corazón de cada persona Dios ha plantado el anhelo de conocerlo: "Sin embargo, Dios lo hizo todo hermoso para el momento apropiado. Él sembró la eternidad en el corazón humano, pero aun así el ser humano no puede comprender todo el alcance de lo que Dios ha hecho desde el principio hasta el fin" (NTV).
El propósito de Dios al poner este anhelo en el corazón humano es que podamos tener una relación viva y personal con Él. El apóstol Pablo habló de esta revelación interna a las multitudes paganas de Atenas: "Su propósito era que las naciones buscaran a Dios y, quizá acercándose a tientas, lo encontraran; aunque él no está lejos de ninguno de nosotros" (Hechos 17:27, NTV).
A través de la Persona de Jesucristo
Dios se nos ha revelado con la mayor claridad y detalle en la persona de Jesucristo. Él es la presentación humana, viva, de carne y hueso, de Dios: "Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad" (Juan 1:14).
Hablando de Jesús, Juan escribe en su evangelio: "Nadie ha visto jamás a Dios; pero el Único, que es Dios, está íntimamente ligado al Padre. Él nos ha revelado a Dios" (Juan 1:18, NTV). Pablo dijo a los colosenses: "Cristo es la imagen visible del Dios invisible. Él ya existía antes de que las cosas fueran creadas y es supremo sobre toda la creación" (Colosenses 1:15, NTV). Jesús dijo a Felipe: "Felipe, ¿he estado con ustedes todo este tiempo, y todavía no sabes quién soy? ¡Los que me han visto a mí han visto al Padre!" (Juan 14:9, NTV).
Las señales y prodigios que Jesús realizó revelaron la gloria y el poder de Dios. La forma en que vivió, los milagros que realizó y Sus enseñanzas y parábolas demostraron cuánto se preocupa el Padre por nosotros. La manera de conocer al Padre y tener una relación con Él es conocer al Hijo, que es la plenitud de la revelación de Dios (Gálatas 4:4-5; Hebreos 1:1-2).
A través de la Palabra de Dios
Una de las mejores maneras de conocer a Jesús es a través de la Palabra de Dios. La Biblia es la revelación que Dios hace de Sí mismo y de Sus propósitos a lo largo de la historia. Jesús mismo enseñó que las Escrituras revelan quién es Él (Lucas 24:27, 44-45; Juan 5:39).
La Biblia nos ofrece testimonios oculares de la revelación de Dios en Jesucristo: "Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad...Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo. Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones" (2 Pedro 1:16-19).
Desde el Génesis hasta el Apocalipsis, la Escritura es la revelación que Dios hace de sí mismo para que todos puedan leerla y comprenderla.
Mucha gente puede reconocer el hecho de que existe un Dios. Ahora bien, Dios quiere que le conozcamos íntimamente, que pasemos toda la eternidad en estrecha comunión con Él.