Respuesta:
Epafrodito desempeñó un papel clave en la historia bíblica, aunque su nombre no sea inmediatamente reconocible. Su nombre se menciona dos veces en el libro de Filipenses, una de las epístolas que Pablo escribió en la cárcel. Epafrodito fue quien entregó el manuscrito original de Filipenses a sus destinatarios originales, la iglesia de Filipos.
Pablo estaba bajo arresto domiciliario en Roma, y la iglesia de Filipos deseaba enviar a Pablo lo que podríamos llamar un "paquete de ayuda". Los creyentes filipenses reunieron provisiones y las enviaron a Roma de la mano de uno de los suyos, un hombre llamado Epafrodito.
Epafrodito entregó fielmente el donativo de su iglesia local y luego fue más allá de su deber. En su fervor por servir al Señor sirviendo a Pablo, Epafrodito enfermó gravemente y, de hecho, estuvo a punto de morir. Dios le concedió la salud y Pablo envió a su amigo de vuelta a casa con el recién escrito libro de Filipenses. Esto es parte de lo que Pablo escribió: "Mas tuve por necesario enviaros a Epafrodito, mi hermano y colaborador y compañero de milicia, vuestro mensajero, y ministrador de mis necesidades; porque él tenía gran deseo de veros a todos vosotros, y gravemente se angustió porque habíais oído que había enfermado. Pues en verdad estuvo enfermo, a punto de morir; pero Dios tuvo misericordia de él, y no solamente de él, sino también de mí, para que yo no tuviese tristeza sobre tristeza. Así que le envío con mayor solicitud, para que al verle de nuevo, os gocéis, y yo esté con menos tristeza. Recibidle, pues, en el Señor, con todo gozo, y tened en estima a los que son como él; porque por la obra de Cristo estuvo próximo a la muerte, exponiendo su vida para suplir lo que faltaba en vuestro servicio por mí" (Filipenses 2:25-30).
Para los filipenses, Epafrodito era un mensajero que entregaba un paquete. Para Pablo, sin embargo, era mucho más: un "hermano" (que pertenecía a la misma familia), un "colaborador" (que trabajaba por el mismo objetivo) y un "compañero de milicia" (que compartía las mismas pruebas). Epafrodito era un hombre de evidente devoción, fidelidad y abnegación. Anteponía "los intereses de los demás" a los suyos propios, modelando así la mentalidad de Cristo (Filipenses 2:4-5). Trabajó en favor de Pablo hasta que él mismo se debilitó y, aun estando enfermo, Epafrodito no pensó en sí mismo, sino que se afligió porque su iglesia se había enterado de su enfermedad y no quería que se preocuparan.
Pablo vuelve a mencionar a Epafrodito cerca del final de su carta: "Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios" (Filipenses 4:18). El versículo siguiente es la tan citada promesa de que Dios cuida de los que ponen a Dios en primer lugar: "Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús" (Filipenses 4:19).
Curiosamente, el nombre de Epafrodito es de origen pagano. Significa "perteneciente a Afrodita"; el nombre de la diosa está incorporado en el nombre de Epafrodito. Tal es el poder del evangelio que un hombre es liberado del paganismo muerto para servir al Dios vivo. Cuando Epafrodito recibió el evangelio, "pertenecía a Jesús", y el ídolo ya no tenía derecho sobre él, independientemente de su nombre. El nuevo nacimiento triunfó sobre el nombre de nacimiento.
Cuando un hombre como Epafrodito da de sí mismo por el reino de Dios, mucha gente se beneficia. Un hombre así es digno de honra, y su presencia es motivo de regocijo (Filipenses 2:29).