Respuesta:
Desde su publicación en el siglo I d.C., los escritos de Flavio Josefo se han convertido en una fuente principal de la historia judeo-cristiana. De acuerdo a La Vida de Flavio Josefo, Josefo "nació de Matías en el primer año del reinado de Cayo César" (1:5), en el año 37 d.C. A los catorce años de edad, todo el mundo lo elogiaba por su amor a la enseñanza, razón por la cual los sumos sacerdotes y los principales hombres de la ciudad se reunían frecuentemente con él para conocer su opinión sobre la comprensión exacta de los puntos de la ley" (2:9).
Observando las sectas judías de fariseos, saduceos y esenios, Flavio Josefo pasó tres años con un ermitaño llamado Banús (2:11-12) y, cuando regresó a los diecinueve años, "comenzó a comportarse de acuerdo a las reglas de la secta de los fariseos" (2:12). Al viajar a Roma para defender a los fariseos perseguidos, regresó con una admiración por el estilo de vida romano. Poco después se produjo una rebelión de las fuerzas judías contra Roma (66 d.C.), y Josefo fue nombrado comandante en Galilea, donde "se encargó de que le proporcionaran armas y fortificaran las ciudades" (14:77). Sin embargo, a pesar de sus intentos, Flavio Josefo se rindió en Jotapata, la cual "fue tomada a la fuerza" (65:350). Cuando terminó el "asedio de Jotapata, y [él] estaba entre los romanos, [él] fue cuidado con mucho esmero, por causa del gran respeto que Vespasiano le mostró" (69 d.C.) y pronto lo acompañó el hijo del emperador, Tito, de vuelta a Jerusalén (75:414-416).
A pesar de los intentos de Josefo por aplacar las crecientes revueltas, Jerusalén fue destruida por los romanos en el año 70. Josefo regresó con Tito a Roma, donde "Vespasiano lo atendió muy bien, pues le dio un alojamiento en su propia casa, en la que vivía antes de llegar al imperio. También lo honró con el privilegio de ciudadano romano y le dio una pensión anual, y siguió respetándolo hasta el final de su vida" (76:423).
Las obras de Josefo son pocas en número, pero grandes en volumen. Las Guerras de los Judíos es el relato desgarrador y en parte testigo presencial de las guerras en las que se vio envuelta la nación judía desde la Revuelta Macabea (tal y como se relata en el apócrifo 1 Macabeos) hasta la caída de Jerusalén en el año 70 d.C., en la que vivió Josefo. Las Antigüedades de los Judíos detallan la historia del pueblo judío desde el relato de la creación (Génesis en el Antiguo Testamento) hasta la época en que Josefo escribió (Nuevo Testamento y posteriores). Contra Apión es una perspicaz obra apologética de la teología y el pensamiento judíos contra los críticos y los estudiantes de la filosofía griega. Sin embargo, Josefo es más conocido entre los cristianos por su referencia a Jesús en Las Antigüedades de los Judíos, una de las primeras piezas de evidencia histórica de Jesús fuera del Nuevo Testamento. A continuación, se incluye el párrafo de Las Antigüedades de los Judíos (18:63-64), con lo que comúnmente se cree que son adiciones realizadas posteriormente por un traductor cristiano entre paréntesis:
"En ese momento apareció Jesús, un hombre sabio [si es que hay que referirse a él como un hombre]. Porque era un hacedor de obras sorprendentes, un maestro de gente que recibía la verdad con gusto. Y ganó adeptos no sólo entre muchos judíos, sino también entre muchos de origen griego. [Era el Mesías-Cristo.] Y cuando Pilato, a causa de una acusación hecha por los principales de entre nosotros, lo condenó a la cruz, los que antes lo habían amado no dejaron de hacerlo. [Pues al tercer día se les apareció de nuevo vivo, tal como los profetas divinos habían hablado de estas y otras innumerables maravillas sobre él]. Y hasta el día de hoy no se ha extinguido la tribu de los cristianos, que lleva su nombre".
Más adelante, en Las Antigüedades de los Judíos (20:200), se vuelve a mencionar a Jesús, esta vez por casualidad, ya que Josefo centra su discusión en el hermanastro de Jesús, Santiago (Mateo 13:55; Gálatas 1:19). El pasaje merece de nuevo ser citado en su totalidad:
"Pero este joven Ananus, que, como ya os dijimos, tomó el sumo sacerdocio, era un hombre audaz en su temperamento, y muy insolente. . . . Reunió al Sanedrín de jueces, y llevó ante ellos al hermano de Jesús, el llamado Mesías-Cristo, cuyo nombre era Santiago, y a algunos otros. Después de haber elaborado una acusación contra ellos como infractores de la ley, los entregó para que fueran apedreados".
A pesar de la parcialidad ocasional de sus obras históricas, Josefo es un historiador relativamente creíble cuya obra proporciona un conocimiento profundo de la vida judía en el siglo I y de la guerra judía. Sin estas narraciones, nuestro conocimiento y comprensión de estas dos áreas no sería tan enriquecedor.
