Pregunta: ¿Qué significa que Dios es Jehová-Rapha?
Respuesta:
Jehová-Rapha (más propiamente Yavé-Rapha) significa "El Señor que sana" en hebreo. Jehová-Rapha es uno de los muchos nombres de Dios que aparecen en el Antiguo Testamento.
El nombre Jehová-Rapha aparece en Éxodo 15:26. Dios dice al pueblo de Israel: "Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador" (Éxodo 15:26).
El contexto de la revelación del nombre de Dios, Jehová-Rapha, es un incidente que ocurrió al principio de las peregrinaciones de los israelitas por el desierto. Acaban de salir de Egipto y cruzar el Mar Rojo. Moisés los llevó al desierto de Shur, donde "anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua" (Éxodo 15:22). El Señor los estaba poniendo a prueba a ellos y a su fe.
La prueba de los israelitas en el desierto pronto se hizo más dura. Encontraron una fuente de agua, pero, para su gran decepción, no pudieron beber de ella. Llamaron al agua Mara, que significa "amarga". Sus almas también empezaron a amargarse, y el pueblo "murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber?" (Éxodo 15:24). Moisés hizo exactamente lo que tenía que hacer: oró al Señor, y el Señor "le mostró un árbol" (versículo 25). Siguiendo las instrucciones de Dios, Moisés lanzó el tronco al agua, y el agua se convirtió milagrosamente en potable.
Inmediatamente después de que el Señor "sanó" las aguas de Mara, Él se identificó ante ellos como Jehová-Rapha: "porque yo soy Jehová tu sanador" (Éxodo 15:26). Él no solo sana agua; Él sana a las personas. La sanidad de las aguas fue una demostración del poder de Dios para superar cualquier impureza, contaminación o corrupción. Este poder iba a actuar a favor de los israelitas, el pueblo escogido de Dios, mientras el Señor los llevaba a la Tierra Prometida.
Además de dar Su nombre Jehová-Rapha, Dios hace una promesa a los israelitas: "ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti" (Éxodo 15:26). Esto es una referencia a las diez plagas que Dios había enviado recientemente sobre los egipcios, plagas que incluían úlceras, la muerte del ganado, granizo devastador, etc. Como muchas de las promesas del Antiguo Testamento a Israel, esta era condicional; se requería que: "oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos" (versículo 26 cf. Deuteronomio 30).
Jehová-Rapha tiene el poder de sanar físicamente (2 Reyes 5:10), emocionalmente (Salmos 34:18), mentalmente (Daniel 4:34), y espiritualmente (Salmos 103:2-3). Ninguna impureza del cuerpo o del alma puede resistir el poder purificador y sanador de Jehová-Rapha.
Jesucristo demostró que Él era el Gran Médico que sana a los enfermos. En Galilea, Jesús iba de pueblo en pueblo, "sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo" (Mateo 4:23). En Judea "le siguieron grandes multitudes, y los sanó allí" (Mateo 19:2). De hecho, "dondequiera que entraba, en aldeas, ciudades o campos, ponían en las calles a los que estaban enfermos, y le rogaban que les dejase tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que le tocaban quedaban sanos" (Marcos 6:56). Jesús no solo sanó a las personas físicamente, también las sanó espiritualmente al perdonar sus pecados (Lucas 5:20). Todos los días, de todas las maneras, Jesús demostró ser Jehová-Rapha en carne y hueso.