Pregunta: Si Jesús era judío, ¿por qué los cristianos no son judíos?
Respuesta:
Si Jesús era judío, ¿por qué los cristianos no siguen el judaísmo? Las leyes del judaísmo fueron dadas a Moisés para los hijos de Israel en un pacto muy sagrado y especial en el Monte Sinaí y se registraron para nosotros en el libro de Éxodo. En este pacto, Dios escribió Sus leyes en tablas de piedra, e Israel fue mandado a obedecer todo lo que se les reveló. Pero este maravilloso pacto era solo una imagen de un nuevo y mejor pacto que Dios un día daría a Su pueblo, tanto judío como gentil.
Este nuevo pacto se registra para nosotros en Jeremías 31:31-34, “Vienen días, declara el Señor, «en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto, no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, Mi pacto que ellos rompieron, aunque fui un esposo para ellos», declara el Señor. «Porque este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días», declara el Señor. «Pondré Mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré. Entonces Yo seré su Dios y ellos serán Mi pueblo. No tendrán que enseñar más cada uno a su prójimo y cada cual a su hermano, diciéndole: “Conoce al Señor”, porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande», declara el Señor, «pues perdonaré su maldad, y no recordaré más su pecado».” (NBLA)
Los cristianos no siguen el judaísmo hoy porque el pacto mosaico se ha cumplido en Jesucristo. Jesús dijo: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir” (Mateo 5:17). Y el escritor a los Hebreos escribió: “Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.” (Hebreos 8:13).
Como cristianos no necesitamos seguir el antiguo pacto porque ha sido reemplazado. ¡Ahora tenemos un mejor pacto, con un mejor sacrificio, administrado por un mejor Sumo Sacerdote! “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.” (Hebreos 10:19-23).