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Pregunta: ¿Qué es la voluntad perfecta de Dios?

Respuesta:
A menudo queremos que Dios nos dé detalles concretos sobre Su voluntad para nuestras vidas: dónde trabajar, dónde vivir, con quién casarnos, qué auto comprar, etcétera. Estas decisiones son importantes y deben tomarse con sabiduría divina y oración, y algunos se preocupan de que, si toman una decisión equivocada en tales asuntos, se perderán la "perfecta voluntad" de Dios para sus vidas. Dios muestra un enfoque diferente para determinar Su "perfecta voluntad".

Aunque Dios tiene planes específicos e intencionales para cada persona (Jeremías 1:5), Su perfecta voluntad es realmente la misma para todas las personas. La voluntad perfecta de Dios incluye Su deseo de que "todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad" (1 Timoteo 2:3-4). También, "pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación; que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor; no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios" (1 Tesalonicenses 4:3-5). También es voluntad de Dios para nosotros hacer el bien como resultado de nuestra fe (1 Pedro 2:15-16). Y tenemos 1 Tesalonicenses 5:18, que también revela la perfecta voluntad de Dios: "Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús". Dios nos ha dejado clara su "perfecta voluntad".

¿Qué pasa con otras decisiones menos "espirituales" que hay que tomar? ¿Tiene Dios una voluntad perfecta para aspectos específicos de nuestras vidas como qué estudiar o con quién casarse o dónde ir a comer? Dios lo sabe todo, pero también nos ha dado la capacidad de tomar decisiones. Tomar decisiones tiene más que ver con encomendar nuestros caminos al Señor (Proverbios 16:3) y glorificarlo en todo lo que hacemos (1 Corintios 10:31; Colosenses 3:17) que con encontrar esa "única cosa" que Él quiere que hagamos. Pedir carne para el almuerzo en lugar de pollo frito no va a estropear la perfecta voluntad de Dios para una persona.

Proverbios 16:1-9 describe la intención del corazón de hacer planes y la soberanía del Señor sobre esa planificación. El Señor tiene un propósito para todo lo que creó (1 Timoteo 4:4). La manera más sabia de hacer planes es buscar al Señor y encomendarle reverentemente nuestros caminos. Una persona puede planificar todos los aspectos de su vida, pero Dios es quien decide en última instancia el resultado. Pablo (Romanos 9:20-21) y Santiago (Santiago 4:13-15) refuerzan esta idea. Nada de lo que nos propongamos puede anular la voluntad soberana de Dios (Salmo 33:10; Job 42:2). Eso no significa que planificar esté mal, pero lo que planificamos debe prepararse con un espíritu de humildad y obediencia. Manteniendo ese espíritu, no debemos temer perdernos la perfecta voluntad de Dios.

Al mismo tiempo, hay un sentido en el que alguien puede perderse la perfecta voluntad de Dios; es decir, puede dejar de beneficiarse de lo mejor que Dios tiene que ofrecer. Cuando tomamos una decisión contraria a la voluntad de Dios, imprudente o pecaminosa, debemos afrontar las consecuencias. Tomar una decisión sin considerar lo que Dios quiere puede llevarnos a perder la perfecta voluntad de Dios en una situación. El rey Joás parece haber pasado por alto lo que Dios quería para él: debido a su obediencia a medias, sólo pudo derrotar al enemigo tres veces en lugar de cinco o seis (2 Reyes 13:18-19). Moisés parece haber pasado por alto la "perfecta voluntad" de Dios cuando golpeó la roca y no pudo entrar en la Tierra Prometida (Números 20:10-13). El piadoso rey Josafat aparentemente pasó por alto la perfecta voluntad de Dios cuando se alió con el malvado rey Ocozías para hacer barcos para ir a Tarsis, y el Señor destruyó la flota (2 Crónicas 20:35-37).

Estos ejemplos revelan que nuestras acciones pecaminosas pueden hacernos perder la perfecta voluntad de Dios, o lo mejor para nosotros. Por otra parte, la Biblia nos dice que "a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados" (Romanos 8:28). Incluso a través de "los sufrimientos del tiempo presente" (Romanos 8:18), Dios está obrando en todo para santificarnos para nuestro bien y Su gloria (1 Tesalonicenses 5:23; 2 Pedro 1:2-4). Esto es cierto incluso cuando nuestros problemas son consecuencia de nuestras acciones pecaminosas e insensatas.

¿Qué hacemos cuando no cumplimos la perfecta voluntad de Dios? Debemos hacer la siguiente cosa correcta. Proverbios 24:16 dice: "Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse; mas los impíos caerán en el mal". Cuando hemos metido la pata y parece que no hemos hecho la perfecta voluntad de Dios, debemos confiar en Dios y hacer lo siguiente:

1. Confiesa cualquier pecado que hayas cometido, sabiendo que Dios es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad (1 Juan 1:9).

2. Pídele a Dios que te muestre en qué te equivocaste y que te revele lo que había en tu corazón. Como dice el Salmo 139:23-24: "Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno".

3. Si nuestras acciones implicaron un pecado contra otra persona, busquemos el perdón y hagamos restitución. Zaqueo, al arrepentirse de su pecado, prometió al Señor: "si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado" (Lucas 19:8). Esto forma parte del "fruto conforme al arrepentimiento" que predicaba Juan (Lucas 3:9).

4. Vuelve al Señor y procura glorificarlo en todo lo que hagas (1 Corintios 10:31).

5. Confía en el poder del Espíritu Santo para que te guíe (Juan 14:26; 16:13).

Dios es omnisciente y sabe lo que realizará en nosotros y a través de nosotros. Él ha aclarado Su perfecta voluntad para nuestras vidas. Los planes y propósitos de Dios para cada creyente son para nuestro bien y para Su gloria (Romanos 8:28). Puede que no conozcamos todos los detalles de antemano, pero siempre tenemos suficiente información para obedecer al Señor. Cuando pecamos, Dios nos llama a volver a Él (Jeremías 15:19; Zacarías 1:3). Aunque hayamos "estropeado" lo que percibimos como el plan de Dios para nosotros, podemos ser perdonados. Aún podemos conocer y seguir la verdad si vivimos en obediencia a partir de ese momento.

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