Respuesta:
Marta es un personaje importante del Nuevo Testamento, una amiga personal de Jesús, y alguien con quien se identifican muchas mujeres hoy en día. Vivía en Betania con su hermana, María, y su hermano, Lázaro, a quien Jesús resucitó de entre los muertos (Juan 11:1–15, 43–44). Nos encontramos con Marta tres veces en la Biblia, y cada evento ayuda a construir un perfil de esta interesante mujer.
La Biblia menciona por primera vez a Marta en Lucas 10. Está en su casa en Betania, un pequeño pueblo cerca de Jerusalén, donde está recibiendo a Jesús y a los discípulos. Jesús era bien conocido por Marta y sus hermanos; de hecho, Jesús amaba a esta pequeña familia (Juan 11:5). El día que Jesús visitó, el deseo de Marta era ser una buena anfitriona, servir la mejor comida con la mejor presentación posible, por amor a Jesús. Sin embargo, su hermana María, estaba tomándose un tiempo para escuchar a Jesús (Lucas 10:39). Como Marta "se preocupaba con muchos quehaceres" (Lucas 10:40), se enfadó un poco con María y le habló bruscamente al Señor: "Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude" (versículo 40). Con esta necia declaración, Marta dio a entender que Jesús no se preocupaba por ella, y le dio al Señor una orden, exigiéndole que obligara a María a ayudar en el servicio. En su ocupación, Marta había quitado sus ojos del Salvador. Jesús, que podía ver en su alma, diagnosticó su problema: estaba preocupada por el servicio y no tenía paz en su corazón. Con delicadeza le dijo a Marta que una simple cena era más que suficiente, y le recordó que la decisión de María de sentarse a Sus pies y escuchar Su palabra era la mejor decisión (versículos 41–42).
Vemos a Marta nuevamente justo después de que su hermano, Lázaro, había muerto (Juan 11). Las hermanas habían mandado llamar a Jesús cuando Lázaro cayó enfermo (versículo 3), pero Él no llegó a tiempo para sanarlo. Cuando Jesús finalmente se acercó a Betania, cuatro días después de la muerte de Lázaro, Marta salió corriendo a Su encuentro y declaró: "si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará" (Juan 11:21–22). Notemos la fe de Marta: ella creía firmemente que Jesús podría haber sanado a Lázaro de su enfermedad. Y su fe no se ve disminuida por el hecho de que Jesús había llegado "demasiado tarde". Jesús anima a Marta con una de Sus declaraciones "YO SOY": "Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?" (versículos 25-26). La respuesta de Marta es de gran fe y comprensión de la naturaleza divina de Jesús: "Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo" (versículo 27). La fe de Marta fue recompensada ese mismo día cuando presenció la milagrosa resurrección de su hermano de entre los muertos (versículos 43-44).
La tercera vez que encontramos a Marta en la Biblia, está haciendo lo que Marta era conocida por hacer: servir (Juan 12:2). Jesús nuevamente asiste a una cena en Su honor en Betania, y Marta nuevamente está sirviendo. Es en esta ocasión que la hermana de Marta, María, unge los pies de Jesús con un perfume caro (versículo 3). Es evidente que Marta era probablemente una mujer de recursos, como lo demuestran el tamaño de su casa, la frecuencia con que ofrecía cenas y el costoso perfume que tenía su hermana.
En los encuentros de Marta con Jesús que cambian su vida, vemos la importancia de equilibrar el servicio con la adoración, de confiar en el Señor, incluso cuando todo parece perdido, y de usar nuestros recursos materiales para la gloria de Dios.