Pregunta: ¿Qué es el Movimiento de Identidad Cristiana?
Respuesta:
El Movimiento de Identidad Cristiana es un nombre que se aplica a una variedad de religiones o sectas identificadas por sus principios racistas y antisemitas. Estas sectas se encuentran típicamente entre grupos extremistas radicales anti-gobierno y grupos de "supervivencia". Las sectas de Identidad Cristiana están conectadas por varias similitudes teológicas no bíblicas, centradas principalmente en una mentalidad de supremacía blanca que busca reemplazar a Israel nacional con británicos o estadounidenses blancos como el pueblo elegido de Dios. Esta teología racista es seguida por más de 50,000 personas en los Estados Unidos. El grupo más grande del Movimiento de Identidad Cristiana es el infame Ku Klux Klan.
Hay otros grupos con una teología similar al Movimiento de Identidad Cristiana, incluyendo el Israelismo Británico (la filosofía más suave que dio origen a la teología de la Identidad Cristiana) y Kinismo, pero la Identidad Cristiana es más virulentamente racista, y hay otras diferencias. Los seguidores de la Identidad Cristiana creen que el fin del mundo va a ser precedido por una guerra de purificación, durante la cual todos los no blancos serán exterminados. Esta mentalidad peligrosa y aterradora ha dado lugar a terrorismo y otro comportamiento nefasto por parte de los seguidores de la Identidad Cristiana. La historia y las actividades del Movimiento de Identidad Cristiana son extensas, pero hay dos principales perversiones de la doctrina cristiana que han llevado a los seguidores de la Identidad Cristiana a algunas conclusiones muy erróneas sobre el mundo y sobre Dios.
Primero, el Movimiento de Identidad Cristiana es famoso por la idea de que los británicos (y por extensión los estadounidenses, canadienses y otros) son los descendientes espirituales y literales de las 10 tribus perdidas del antiguo Israel. Creen que la raza blanca ahora representa al pueblo elegido de Dios, una creencia fundamentada en algunas interpretaciones creativas de la historia migratoria, pero no basada en hechos. La Biblia nos dice que Dios restaurará a Israel, como nación, a la comunión con Él después de protegerlos de las muchas naciones que vendrán en contra de ellos en los últimos tiempos. Contrariamente a las creencias del movimiento de la Identidad Cristiana, es claro desde la Biblia que la nación de Israel será el mismo grupo étnico que fue responsable de la muerte de Cristo, es decir, los judíos (Zacarías 12:10).
La segunda creencia no bíblica principal que sostienen los seguidores de la Identidad Cristiana es que los tiempos del fin y el regreso de Cristo deben ser "inaugurados" por una guerra genocida. Curiosamente, esta creencia se ajusta más a las enseñanzas del Islam que a las del cristianismo. La Biblia enseña que Cristo volverá para establecer Su reino sin la ayuda de la humanidad. El pasaje mencionado en Zacarías deja esto claro, y se apoya en numerosos otros pasajes. Apocalipsis 1:7 dice que "todas las tribus" serán testigos de su venida. Tito 2:13 fue escrito por un hombre judío (Pablo) a una iglesia judía, ya que todos estaban esperando con alegría la aparición de Jesús. Se menciona que "guerras y rumores de guerras" ocurrirán antes del fin (Mateo 24:6), pero no hay indicación en las Escrituras de que la nación judía tendría que emigrar primero a Europa del norte.
Además, no hay ninguna razón bíblica para creer que las razas no blancas serán alguna vez eliminadas por la mano de Dios o por sus verdaderos seguidores. De hecho, la Nueva Jerusalén en el cielo albergará a todas las naciones, y los reyes de la tierra traerán la gloria y el honor de las naciones (Apocalipsis 21:22-27).
El Señor siempre ha protegido al forastero y al extranjero (Deuteronomio 27:19; Isaías 56:1-8) y aunque mandó a Israel no casarse con las hijas de los extranjeros, y así ser tentado a adorar a sus ídolos, siempre ha llamado, y continuará llamando, a conversos de otras naciones, tribus y lenguas (Rut 1:16-17; Apocalipsis 7:9). Lo que distingue a estos conversos de aquellos que rechazan a Dios no es el color de su piel, sino su aceptación de su oferta de perdón a través de la sangre derramada de Cristo en la cruz. El favor con Dios es cuestión del corazón, no una cuestión de raza o nacionalidad (Gálatas 3:28-29).
