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Pregunta: ¿Quién fue Onésimo en la Biblia?

Respuesta:
Onésimo era el esclavo fugitivo de Filemón, amigo del apóstol Pablo. Onésimo había robado a su amo Filemón y había huido a Roma, una gran ciudad donde podía esconderse fácilmente. Providencialmente, Onésimo encontró a Pablo en Roma, donde el apóstol cumplía condena en prisión.

Algunos eruditos sugieren que Pablo había llevado a Onésimo a Cristo anteriormente en Colosas y que, cuando Onésimo huyó, buscó a Pablo a propósito. No obstante, es más probable que Onésimo se convirtiera al cristianismo después de haber huido de Filemón y haberse encontrado con Pablo en Roma: "te ruego por mi hijo Onésimo, a quien engendré en mis prisiones" (Filemón 1:10).

Pablo utiliza un juego de palabras cuando se refiere a Onésimo en el versículo 11: "el cual en otro tiempo te fue inútil, pero ahora a ti y a mí nos es útil". El nombre Onésimo significa "servicial", "útil" o "provechoso". Era un nombre común para los esclavos en aquella época. Antes de la salvación, Onésimo había sido inútil o poco provechoso para Filemón, pero ahora se había vuelto inmensamente beneficioso tanto para su amo como para Pablo. Como creyente en Jesucristo, Onésimo hacía honor a su nombre.

En nombre de Onésimo, Pablo, aún encarcelado en Roma, escribió su carta al amo de Onésimo, Filemón. El apóstol le suplicó a Filemón que aceptara de nuevo a Onésimo, no como esclavo, sino como creyente y hermano en Cristo. Pablo se preocupaba profundamente por Onésimo porque el joven había sido una gran bendición para él. De hecho, Onésimo había sido tan útil que Pablo deseaba que se quedara a su lado: "el cual vuelvo a enviarte; tú, pues, recíbele como a mí mismo. Yo quisiera retenerle conmigo, para que en lugar tuyo me sirviese en mis prisiones por el evangelio; pero nada quise hacer sin tu consentimiento, para que tu favor no fuese como de necesidad, sino voluntario" (Filemón 1:12-14).

Filemón y su familia vivían en Colosas, y la iglesia de los colosenses se reunía en su casa. Pablo escribió su carta a los colosenses al mismo tiempo que a Filemón. En esa carta, Pablo mencionó que Onésimo volvería a casa. Pablo entregó ambas cartas a Tíquico y Onésimo para que las llevaran a Filemón (Colosenses 4:9).

El corazón de la súplica de Pablo a Filemón se resume en los versículos 15-19: "Porque quizá para esto se apartó de ti por algún tiempo, para que le recibieses para siempre; no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado, mayormente para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne como en el Señor. Así que, si me tienes por compañero, recíbele como a mí mismo. Y si en algo te dañó, o te debe, ponlo a mi cuenta. Yo Pablo lo escribo de mi mano, yo lo pagaré; por no decirte que aún tú mismo te me debes también" (Filemón 1:15-19).

El perdón y la reconciliación se ponen de relieve en la vida de Onésimo y en el libro de Filemón. Pablo reta a Filemón a que reciba a Onésimo de la misma manera que acogería a Pablo, como hermano y compañero en el evangelio. Y Pablo promete devolver todo lo que Onésimo le debía. El apóstol certifica su promesa escribiendo de su puño y letra, demostrando así su compromiso de restablecer plenamente la relación entre los dos hermanos. Después, Pablo ejerce una suave presión recordando a Filemón que le debe la vida a Pablo, confirmando que el apóstol fue la persona que llevó a Filemón a Cristo. Al recordarle a Filemón su propia salvación, Pablo espera que mire más allá de las transgresiones de Onésimo y reflexione sobre la realidad más amplia del perdón en Jesucristo, Aquel que perdona todas nuestras ofensas.

Filemón era un cristiano comprometido que había abierto su casa a toda la comunidad de creyentes. En los versículos 4-7, Pablo habla de su firme fe y de su amor por el pueblo de Dios. En el versículo 21, el apóstol expresa su confianza en que Filemón cumplirá su petición de perdonar y restaurar a Onésimo.

Puede que Filemón fuera un amo amable y bondadoso, pero, por la razón que fuera, Onésimo quería ser libre. Como esclavo, huyó de su amo, pero se encontró cara a cara con el Dios vivo a través de su siervo Pablo. La historia de Onésimo es la clásica imagen de alguien que intenta huir de Dios, un amo bueno y misericordioso, pero que, en cambio, corre directo a Sus brazos. A través de la salvación, el pecador fugitivo encuentra la gracia, el perdón y la libertad que solo se encuentra en Jesucristo.

La historia de Onésimo y Filemón es un hermoso cuadro de la distinción entre la ley y la gracia. Tanto la ley romana como la ley mosaica del Antiguo Testamento daban a Filemón el derecho de castigar a un esclavo fugitivo. Sin embargo, el pacto de gracia a través del Señor Jesús permitió que tanto el amo como el esclavo tuvieran comunión en el amor sobre una base de igualdad en el cuerpo de Cristo. El pago de Pablo de todas las deudas de Onésimo es paralelo al pago de Cristo por nuestros pecados. La aceptación de Filemón de Onésimo como hermano en Cristo ayudó a sentar las bases para el movimiento abolicionista siglos más tarde: amo y esclavo son iguales en Cristo.

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