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Pregunta: ¿Qué significa que Sara llamó señor a Abraham (1 Pedro 3:6)?

Respuesta:
El apóstol Pedro presenta una larga enseñanza sobre la importancia de la sumisión cristiana a la autoridad, incluida la sumisión a gobernantes y amos (1 Pedro 2:13-25) y la sumisión de las esposas a los maridos (1 Pedro 3:1-6). Pedro se basa en "las santas mujeres del pasado" como modelos a seguir por las esposas cristianas, "como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza" (1 Pedro 3:5-6).

Pedro sostiene que Sara "obedecía a Abraham, llamándole señor". Aquí, Pedro utiliza la palabra griega kyrios, traducida como "señor" en español, que es un título de respeto para alguien en una posición de mayor autoridad o estatura. La mayoría de los eruditos creen que esta afirmación hace referencia a Génesis 18:12, donde Sara oye por casualidad la noticia de que se quedará embarazada. Para entonces, Sara ya ha superado la edad fértil y se ríe para sí misma con incredulidad, diciendo: "¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo?".

Pedro destaca que Sara obedeció a Abraham y se dirigió a él con respeto. La obediencia y el respeto son dos elementos esenciales de la sumisión en una relación. Las Escrituras no revelan mucho sobre el carácter de Sara como esposa. Sabemos que era leal a Abraham. Cuando Dios lo llamó a territorio desconocido, Sara siguió voluntariamente a su marido y abrazó su vida nómada (Génesis 11:31; 12:1, 5; 13:1). Confió en Dios y en Abraham en varias circunstancias inquietantes, desagradables e incluso peligrosas (Génesis 12:10-15; 20:2-6; 22:3). Así pues, Pedro concluye que, dado que Sara llamaba "señor" a Abraham, su actitud general hacia él era de sumisión amorosa y respetuosa.

La sumisión es una actitud humilde y respetuosa en la que se concede obediencia en una relación. Dios exige sumisión a todas las personas (Salmo 2:9-11; Job 22:21, 1 Pedro 5:6), pero especialmente a los creyentes (Hebreos 12:9; Santiago 4:7). Puesto que Jesús es nuestro ejemplo y se sometió a Su Padre celestial (Lucas 22:42; Juan 5:19; 1 Corintios 15:27-28; Hebreos 5:7-8; Hebreos 10:5-7), estamos llamados a someternos a Dios.

La Biblia también enseña a los creyentes a someterse a las autoridades gobernantes (Romanos 13:1-7; Tito 3:1; 1 Pedro 2:13-14; 1 Timoteo 2:1-2), a los compañeros de trabajo y a los jefes (Efesios 6:7; Colosenses 3:22-24; Tito 2:9-10; 1 Pedro 2:18), compañeros de fe (1 Corintios 16:15-16; 1 Pedro 5:1-4), ancianos (Levítico 19:32; 1 Pedro 5:5), líderes de la iglesia (Hebreos 13:17; 1 Tesalonicenses 5:12-13), y a los miembros de la familia en una actitud mutua de sumisión (Efesios 5:25-33).

Sara llamó señor a Abraham en una época en la que no era raro que las mujeres utilizaran este título. Hoy en día, es probable que ni el marido ni la mujer se sintieran cómodos si se les diera tal designación. Sin embargo, las esposas cristianas pueden aplicar el concepto, como hace Pedro, para fomentar una postura de sumisión amorosa y respetuosa hacia sus esposos. El apóstol Pablo hace eco de la enseñanza de Pedro: "Para las esposas, eso significa: sométase cada una a su marido como al Señor, porque el marido es la cabeza de su esposa como Cristo es cabeza de la iglesia... Así como la iglesia se somete a Cristo, de igual manera la esposa debe someterse en todo a su marido" (Efesios 5:22-24, NTV; ver también Colosenses 3:18).

Primera de Pedro 3:6 termina con una advertencia: la sumisión de la esposa a su marido no debe "temer ninguna amenaza". Las tácticas de miedo e intimidación son inadecuadas en cualquier relación, pero especialmente en un matrimonio. Nunca se debe obligar ni intimidar a una mujer para que se someta. Por esta razón, Pedro sigue con esta instrucción recíproca a los maridos: "De la misma manera, ustedes maridos, tienen que honrar a sus esposas. Cada uno viva con su esposa y trátela con entendimiento. Ella podrá ser más débil, pero participa por igual del regalo de la nueva vida que Dios les ha dado. Trátenla como es debido, para que nada estorbe las oraciones de ustedes" (1 Pedro 3:7, NTV; ver también Efesios 5:25, 28-33; Colosenses 3:19).

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