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Pregunta: ¿Quién fue Sísara en la Biblia?

Respuesta:
Hay dos hombres llamados Sísara en la Biblia. Uno se menciona brevemente en Esdras 2:53 y Nehemías 7:55; este Sísara fue un sirviente del templo que regresó a Jerusalén cuando a los exiliados israelitas se les permitió abandonar Persia y regresar a su propia tierra.

El otro Sísara, el malvado Sísara, vivió en la época de los jueces y fue el comandante de un ejército cananeo. Los cananeos, liderados por el rey Jabín, habían sido el instrumento de juicio de Dios sobre los israelitas por su idolatría (Jueces 4:2).

Sísara tenía a su disposición 900 carros de hierro, en comparación con los israelitas, que no tenían carros. Durante veinte años, Sísara "había oprimido con crueldad a los hijos de Israel" (Jueces 4:3). Como era su costumbre cuando estaban en problemas, los israelitas clamaron a Dios por liberación. Débora, la profetisa, que también ejercía el cargo de jueza en ese tiempo, recibió la respuesta del Señor al clamor de los israelitas. Ella llamó a un hombre llamado Barac y le dijo:"ha ordenado el Señor, Dios de Israel: "Ve, marcha al monte Tabor y lleva contigo a 10,000 hombres de los hijos de Neftalí y de los hijos de Zabulón. Y yo atraeré hacia ti a Sísara, comandante del ejército de Jabín, con sus carros y sus muchas tropas hacia el torrente Cisón, y lo entregaré en tus manos"" (versículos 6b–7 − NBLA).

Barac dudó y pidió que Débora lo acompañara. Debido a esta inseguridad, Débora profetizó que Sísara caería a manos de una mujer y que Barac no obtendría nada de la gloria (Jueces 4:9). Sin embargo, Débora estuvo de acuerdo en acompañar a Barac al monte Tabor, donde Barac y sus 10.000 hombres se encontraron con Sísara en la batalla. Dios envió una inundación repentina que inhabilitó los carros de Sísara, y los israelitas derrotaron a sus enemigos (Jueces 5:4, 20–21). Enfrentando la derrota, Sísara huyó a pie (Jueces 4:15). Mientras Barac y los israelitas rastreaban y destruían el ejército de Sísara, este buscó un escondite. Llegó a la casa de Heber el ceneo, quien era aliado del rey Jabín de Canaán (Jueces 4:17). Cuando se acercó Sísara, la esposa de Heber, Jael, lo llamó a su tienda con la promesa de seguridad (versículo 18). Sísara aceptó su oferta. Como era contrario a las normas sociales que un hombre entrara a la tienda de una mujer, Jael parecía estar ofreciendo un escondite perfecto.

Sísara le dijo a Jael que tenía sed, y ella le dio leche y lo cubrió con una manta (Jueces 4:19). Sintiéndose relativamente seguro, Sísara le pidió a Jael que vigilara la puerta de la tienda y luego se durmió. Mientras Sísara dormía, Jael tomó una estaca de la tienda y un martillo, se acercó sigilosamente al comandante dormido y le clavó la estaca en el cráneo (Jueces 4:21). Cuando Barac llegó buscando a Sísara, Jael lo llevó a la tienda para mostrarle el cuerpo de Sísara con la cabeza clavada en el suelo. Se había cumplido la profecía de Débora de que Sísara sería derribado por una mujer.

La muerte de Sísara y su ejército debilitó mucho el dominio del rey Jabín sobre los israelitas, y el pueblo de Dios finalmente pudo superarlo y liberarse de la opresión cananea (Jueces 4:23–24). En el día de la muerte de Sísara, Barac y Débora cantaron una canción de alabanza, que se puede encontrar en Jueces 5, detallando la liberación de Dios de los israelitas de las manos del malvado comandante. Cerca del final de la canción hay un pasaje único lleno de ironía. Débora toma la perspectiva de la madre de Sísara esperando a su hijo caído:

"La madre de Sísara se asoma a la ventana,

Y por entre las celosías a voces dice:

¿Por qué tarda su carro en venir?

¿Por qué las ruedas de sus carros se detienen?

Las más avisadas de sus damas le respondían,

Y aun ella se respondía a sí misma:

¿No han hallado botín, y lo están repartiendo?

A cada uno una doncella, o dos;

Las vestiduras de colores para Sísara,

Las vestiduras bordadas de colores;

La ropa de color bordada de ambos lados, para los jefes de los que tomaron el botín" (Jueces 5:28–30).

Los cananeos, bajo el liderazgo militar de Sísara, esperaban derrotar a los israelitas, que estaban en inferioridad numérica y parecían impotentes. La mención por parte de la madre de Sísara de un rico botín y el abuso de las mujeres capturadas indican la codicia y la naturaleza despiadada del ejército cananeo. Con lo que Sísara (y su madre) no contaban era con el Dios de Israel, que intervino en favor de Su pueblo.

Tanto fue el triunfo de Israel sobre Sísara y su ejército que el rey David lo recordaría más tarde en uno de sus salmos: "Hazles como a Madián, como a Sísara, como a Jabín en el arroyo de Cisón" (Salmos 83:9).

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