Pregunta: "¿Qué podemos aprender de la tribu de Judá?"
Respuesta:
Cada uno de los doce hijos de Israel/Jacob recibió una bendición de su padre justo antes su muerte. Los doce hijos fueron los padres de las doce tribus de Israel, y la bendición tenía información profética sobre el futuro de cada tribu. Para la tribu de Judá, Jacob profetizó: "Judá, te alabarán tus hermanos; tu mano en la cerviz de tus enemigos; los hijos de tu padre se inclinarán a ti. Cachorro de león, Judá; de la presa subiste, hijo mío. Se encorvó, se echó como león, así como león viejo: ¿quién lo despertará? No será quitado el cetro de Judá, ni el legislador de entre sus pies, hasta que venga Siloh; y a él se congregarán los pueblos. Atando a la vid su pollino, y a la cepa el hijo de su asna, lavó en el vino su vestido, y en la sangre de uvas su manto. Sus ojos, rojos del vino, y sus dientes blancos de la leche" (Génesis 49:8-12).
Cada parte de la profecía de Jacob para la tribu de Judá revela algo sobre la gente de esa tribu, su historia y lo que podemos aprender de ella. En el versículo 8, Jacob profetiza que los hermanos de Judá lo alabarían. El nombre de Judá significa alabanza y se lo puso su madre, cuyo corazón estaba lleno de alabanzas a Dios por él (Génesis 29:35). La fuerza y el poder de la tribu también están predichos en el versículo 8. El versículo 9 usa la imagen de un león y de un cachorro de león para representar a la tribu de Judá. Judá era comparable a un león joven por su fuerza, coraje y vitalidad, y a un león maduro en el sentido de que el linaje de Judá contenía a personas de importancia nacional y realeza, incluidos David y Salomón.
El cetro no se apartará de Judá "hasta que venga Siloh" es una profecía mesiánica. El nombre "Siloh" aparece en este versículo en varias traducciones, una palabra que se refiere al Mesías. Los comentaristas tienen diferentes opiniones sobre el significado exacto de este pasaje un poco confuso, pero todos están de acuerdo en que Aquel que viene a obtener la obediencia de las naciones no puede ser otro que Cristo. El resto del pasaje, los versículos 11-12, se refiere a la gran abundancia de riquezas que tendría la tribu de Judá. Serían tan ricos y bendecidos que podrían atar un asno a la más exquisita parra y dejar que coma hasta saciarse, una señal de la abundancia que tendría Judá.
La otra aplicación de los versículos 11-12, y la que corresponde a los cristianos de hoy, es la abundancia de riquezas espirituales que tenemos a nuestra disposición en Cristo, la gran cantidad de bendiciones espirituales que fluyen del amor de Dios, que nos llegan a través de Cristo, que son comparables al vino y la leche. Las riquezas incluyen Su palabra y Sus normas y Cristo mismo, el Pan de Vida. También pueden aplicarse a Cristo y a Su naturaleza humana, que fue como una vestidura bañada en sangre por Sus sufrimientos y Su muerte. Isaías 63:1-3 presenta esta misma imagen. También puede referirse a Su iglesia y a Su pueblo, cuyas vestiduras son lavadas y blanqueadas con la sangre del Cordero (Apocalipsis 7:13-14).