Pregunta: ¿Qué significa que el que aborrece a su hermano está en tinieblas (1 Juan 2:11)?
Respuesta:
Aquellos que confían en Dios se describen como caminando en la luz. Dios quiere que vivamos en la luz como Él está en la luz (Juan 3:21; 1 Juan 1:7). Caminar en la luz significa vivir en obediencia a Él y no vivir en pecado. El incrédulo, sin embargo, vive en las tinieblas. En 1 Juan 2:11 se nos advierte que el que aborrece a su hermano anda en tinieblas, cegado por el pecado.
Juan explica: "El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo. Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos" (1 Juan 2:9-11).
Los que caminan en la luz deben caracterizarse por el amor. Este amor se muestra en la obediencia a Dios (Juan 15:10; 1 Juan 2:3) y en el amor a los demás (Juan 15:12, 17; 1 Juan 4:7-8). El amor a los demás es un signo de la presencia de Dios en la vida de un creyente (Juan 13:34-35; 1 Juan 4:7-12). Puesto que Dios es amor, cualquiera que no ame a los demás demuestra que Dios no está en él. Primera de Juan 4:20 dice: "Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?". Amar a los demás no es una sugerencia para los creyentes; es un mandamiento (Marcos 12:30-31). Jesús dijo a Sus seguidores: "Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros" (Juan 13:34). El amor a los demás manifiesta nuestro amor a Dios, que es Luz, por lo que el que aborrece a su hermano anda en tinieblas, demostrando que el amor de Dios no está en él.
Nuestro amor por los demás es otra forma en la que el mundo puede ver a Dios. Debido al amor que Dios siente por nosotros (Juan 3:16; 1 Juan 4:9), envió a Su Hijo al mundo para que pudiéramos vivir a través de Él tanto en esta vida como en la eternidad. Los que confían en Dios viven en el amor porque esta verdad ha cambiado sus vidas y sus destinos. Sin embargo, es posible que la gente afirme que ama a Dios sin conocerlo de verdad. Por eso Juan advierte que el que aborrece a su hermano en realidad anda en tinieblas. Amar a los demás permite diferenciar a los que andan en la luz de los que andan en las tinieblas. En Juan 13:35, después de que Jesús ordena a Sus discípulos que se amen los unos a los otros, dice: "En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros". Los creyentes aman a los demás porque "[Dios] nos amó primero" (1 Juan 4:19).
Debemos amar a los demás en todo lo que hacemos (1 Corintios 16:14). Mostramos amor tanto con nuestras actitudes como con nuestras acciones. Filipenses 2:3-4 nos ofrece una forma práctica de mostrar amor: "Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros". Santiago 2:14-17 nos dice que vivamos nuestra fe ofreciendo lo que los demás necesitan en lugar de limitarnos a pronunciar palabras de bendición. Si amamos a los demás como Jesús nos amó (Efesios 5:2), podremos andar en la luz, pero el que aborrece a su hermano anda en las tinieblas.
El amor de Dios por nosotros cambia nuestras vidas y afecta a la forma en que vemos a los demás, que también están hechos a Su imagen. La persona que ama a Dios amará a los demás. El que aborrece a su hermano anda en tinieblas y demuestra que el amor de Dios no está en él. A los que caminan en la luz se les han dado las razones para amar a los demás y tienen al Espíritu de Dios viviendo en ellos para ayudarles a amar de verdad.
Amar a los demás puede ser difícil; incluso los que aman a Dios de verdad y andan en Su luz siguen luchando contra las tendencias pecaminosas (1 Juan 1:8-10; Romanos 7-8). Pero Dios es fiel para darnos Su corazón por los demás si lo buscamos. Cuanto más comprendamos Su gran amor, más desearemos compartirlo con el mundo a través de nuestras palabras y obras. El amor dice la verdad y busca de forma genuina el bien del otro (Juan 15:13; Romanos 5:8; 12:9-21; 1 Corintios 13; Efesios 4:15). Dios puede darnos el deseo, la sabiduría y todo lo necesario para amar a los demás con Su amor. A medida que sigamos caminando en Su luz, seguiremos viviendo Su amor.